4 pasos para elegir (o tunear) cuentos que eduquen en las emociones
Escoger cuentos para los más pequeños es siempre un desafío, porque generalmente queremos que les entretengan y que a la vez les eduquen. Aunque inevitablemente todos los cuentos educan, pues todos los cuentos muestran modelos y ejemplos que los niños y niñas retienen para, quizás imitar. Por tanto, sí será interesante dedicar un tiempo a escoger bien los cuentos que leeremos a los niños y niñas o que ellos leerán.
Te aconsejo seguir estos 4 pasos:
- Escoge cuentos que realmente sean cuentos, es decir, que cuenten una historia. Y que dicha historia les estimule la imaginación y la fantasía, a ser posible para dejarles un ‘’sabor’’ final de bondad, belleza y verdad.
- En el caso de que queramos que estos cuentos les eduquen en sus emociones, será muy importante que te asegures de que todas las emociones que sienten sus protagonistas están validadas y aceptadas en el texto.
- De no ser así, te recomiendo que tú mismo ‘’tunees’’ esa parte del cuento para que el cuento les ayude a su alfabetización emocional:
A-Cuando aparezca la RABIA o el enfado:
Evita frases como: “Los niños buenos no se enfadan”.
Promueve frases como: “Los niños buenos pueden enfadarse cuando las cosas no salen como quieren, pero con ese enfado no pueden hacerse daño o hacer daño y sí pueden hacer otras cosas”.
B-Cuando aparezca la TRISTEZA
Evita frases como: “No llores, elefantita. Tus lágrimas no cambiarán nada. Piensa en todo lo que viviste con tu abuelito y déjale que se vaya en paz”.
Promueve frases como: “Elefantita, te sientes triste porque perdiste a alguien que querías mucho. Llora hasta que la pena pase, yo estoy aquí. Después pensaremos y agradeceremos lo bueno que vivimos con el abuelo”.
C-Cuando aparezca el MIEDO.
Evita frases como: “Eres valiente osito polar, no tengas miedo a la oscuridad y verás que todo va bien”.
Promueve frases como: “Tienes miedo osito polar, aunque seas valiente, porque percibes peligro, ahora vamos a descubrir si ese peligro es real o no”.
D-Cuando aparezca la ALEGRÍA.
Evita frases como: “y lo mejor que podía sentir la mariquita era la alegría porque así reía y reía siempre”.
Promueve frases como: “La mariquita estaba alegre y se reía y eso es muy bonito, pero a veces también se enfadaba, se entristecía y tenía miedo”.
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