El posible colapso de la Lomloe y sus consecuencias

A lo advertimos desde su inicio, la nueva ley de Educación, a fuerza de querer contentar a todos, no satisface a nadie, ni siquiera a sus promotores. Pero ahora este fenómeno se ha agravado, y la deriva de la Lomloe y sus desarrollos se parece más a una ley de corte neoliberal que a un proyecto socialista; eso sí, con todo el intervencionismo y el adoctrinamiento añadido por el socialismo estatista.

Las políticas educativas ya no tienen ideología clara, se parecen cada vez más a los planteamientos de la OCDE, es decir, a la necesidad de crear mano de obra sumisa para satisfacer los deseos de las empresas tecnológicas y de las economías mundiales, sin ninguna atención a los conocimientos «inútiles», el humanismo y las artes liberales. En definitiva, el proyecto Lomloe está en crisis y es probable que colapse en su entrada en vigor el próximo año. 

Este engendro legislativo no obecede a las necesidades del sistema y se ha optado por vaciar de contenido los currículums. El resultado es que unas comunidades van a tratar de contrarrestar esta tendencia con su margen de maniobra mientras otras, las más proclives a esta tendencia intervencionista y neoliberal, seguirán adelante con el vaciamiento de contenidos y conocimientos.

El resultado será, de nuevo, un agravamiento de la brecha educativa entre comunidades y entre centros. Si ya de por sí es grave el alejamiento de unos centros y otros, en función del barrio en que se ubican, si son públicos o privados o si en ellos se escolarizan alumnos con necesidades o no, ahora se abrirá una nueva brecha entre quienes decidan aplicar conocimientos y quienes opten por los proyectos y las competencias, olvidando que no hay alumno competente si no ha recibido esos conocimientos previos.

Así las cosas, se extiende la objeción educativa a la nueva ley y se propagan redes de profesores que, en aras de su autonomía pedagógica, seguirán explicando conceptos y analizando textos, enseñando ideas y señalando tendencias, evaluando conocimientos y dotando a sus alumnos de las herramientas que les permitan, en un futuro inmediato, aplicar ese caudal de conocimientos a la vida real y a las circunstancias que les rodean, desplegando su pensamiento y su capacidad de valoración, sin necesidad de plantearse si son competentes o no.

Porque, al final, lo que cuenta es dominar el saber, ya sea en ciencias o en letras, un saber que no se detiene a analizar sus consecuencias, porque todo saber es aplicado y permite adaptarse a todas las circunstancias personales y sociales.