Y la salud mental, ¿qué?
Los organismos internacionales subrayan la importancia del entorno escolar para prevenir trastornos mentales. © ADOBE STOCK
El pasado mes de julio, el Congreso de los Diputados aprobaba una propuesta presentada por el PSOE en el Debate sobre el Estado de la Nación por la que se instaba al Gobierno a adaptar a los colegios a las consecuencias del cambio climático. Esta semana, la ministra de Educación, Pilar Alegría, ha anunciado un plan de adaptación climatológica de los colegios, en forma de programa de cooperación territorial financiado con más de 200 millones de euros.
Hasta aquí, todo bien. Sin embargo, el texto del PSOE abogaba también por establecer un programa de cooperación territorial para mejorar la salud mental de los menores, impulsando la formación del profesorado para que contribuya “a dar a conocer la importancia de la salud mental y del bienestar emocional”.
De este otro clima que se respira en los centros, agravado a raíz de la pandemia, no sabemos nada todavía.
En la propuesta se mencionaba la necesidad de desarrollar mecanismos de prevención, detección y actuación en el ámbito educativo, “contribuyendo con ello a desestigmatizar los problemas de salud mental” y de incluir nociones sobre cómo actuar en caso de alarma.
Lo cierto es que, de un tiempo a esta parte, cada vez más voces subrayan la necesidad de incluir la Educación emocional en las aulas. Lo hacen en un momento en que cada vez más Consejerías de Educación trabajan conjuntamente con las de Sanidad en la elaboración de protocolos antisuicidios en los centros educativos. Cuentan con ellos Aragón, la Comunidad Valenciana, Castilla y León, Baleares, Extremadura y la Comunidad de Madrid.
Todos los organismos internacionales se posicionan en la misma dirección en un contexto en que la OMS cifra entre el 5 y el 15% la población infantil con trastornos psicológicos y la UNESCO elabora informes destacando la necesidad de introducir el aprendizaje social y emocional en el currículo, para promover la salud mental y prevenir trastornos mentales en la edad adulta. Porque, además, está demostrado que incidir en estos aspectos contribuye a mejorar los logros académicos de los alumnos.
En nuestro país, la Confederación Salud Mental España reclama insistentemente la importancia de la intervención temprana para lograr el bienestar de los menores y una buena salud mental en la vida adulta, por medio de la introducción de la Educación emocional en los centros educativos para desarrollar las capacidades de gestión emocional de los alumnos, formando para ello a los docentes. Una recomendación de la que ha tomado nota la Consejería de Educación canaria, con la reciente creación de la asignatura Emocrea.
Más allá de experiencias puntuales, el Consejo General de la Psicología, la confederación de alumnos Canae, el Sindicato de Estudiantes, las confederaciones de padres y madres Ceapa y Concapa, la federación de directores de instituto Fedadi o los sindicatos STEs y FSIE han firmado un manifiesto pidiendo que se adopten medidas eficaces para mejorar la salud mental en los centros educativos, para el alumnado pero también para el profesorado, garantizando así el bienestar psicológico de toda la comunidad educativa, con la intervención de personal experto en Psicología Educativa.
La incorporación del experto en Psicología en todos los centros educativos es otra de las reclamaciones de estas organizaciones, que abogan por imitar el modelo portugués, en el que esta figura está asimilada.
Para las asociaciones, contar con un psicólogo educativo para desarrollar programas de atención integral puede marcar la diferencia, pues este experto puede anticiparse y prevenir desde el fracaso escolar a la violencia filioparental, pasando por las conductas adictivas, las autolesiones o el suicidio.