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Cuando los inspectores marcaron un antes y un después en la Educación española

La Unión Sindical de Inspectores de Educación (USIE) publica 'Historias de vida de la Inspección', un recorrido por la biografía de ocho inspectores que contribuyeron, con su trabajo, al desarrollo y la vanguardia de la Educación española.
Rubén VillalbaJueves, 8 de septiembre de 2022
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Eduardo Soler es uno de los ocho biografiados del libro, en el que se recoge la importante labor que desarrolló en la Educación exterior | USIE

La Casa de Fieras de Madrid, en pleno corazón de El Retiro, acogió ayer la presentación de Historias de vida de la Inspección (Anaya), libro que recopila la vida y obra de ocho inspectores de Educación cuyo trabajo marcó un antes y un después no solo en la historia de la inspección: lideraron, con su trabajo, cambios clave en la Educación de nuestro país cuando muchos de sus pilares aún no estaban asentados. Así lo recordaron miembros de USIE, sindicato que rubrica la publicación y que celebra este año el 155 aniversario de la creación de «un cuerpo que tuvo que forjarse a sí mismo».

Fue en lo que incidió el coordinador de la obra, José Luis Castán, quien se refirió a los inspectores como «personas que, desde el siglo XIX, han contribuido a lo que hoy es la Educación en España, muchas veces de forma anónima». De los ocho biografiados destacó su «voz y presencia públicas en un momento en que tuvieron que atravesar por ello situaciones difíciles, como ceses o traslados forzosos». De Aurora Medina habló como la impulsora de la Educación Infantil, de Isabel Álvarez destacó su aportación a la atención a la diversidad, de Herminio Almendros recordó su misión educativa en América y de Agustín Serrano de Haro elogió la ayuda que prestó a maestros con pocos recursos.

De Agustín Serrano de Haro habló su nieto Alfredo Serrano de Haro, quien rememoró su trabajo en lo que a material docente respecta, «cuando en la España rural de los años 30 no eran buenos ni de calidad». En este sentido, recordó que «la mayor satisfacción de mi abuelo fue ver cómo en los años 70 las familias se agolpaban a las puertas del colegio pidiendo plaza para sus hijos«. Otra de sus insignias fue la radicalidad, «pero no la radicalidad en el sentido de fanatismo», matizó su nieto, «sino en el del rigor y la cercanía; él proponía bajar a las raíces para preguntarnos quiénes somos».

A la vida y obra de Eduardo Soler se refirió José María Lozano, quien hizo hincapié en la importante labor que desarrolló en el ámbito de la Educación exterior. Enumeró, así, algunos de los hitos que marcaron su carrera, entre los que destaca su contribución al sistema educativo de Guinea Ecuatorial. A partir de esta experiencia, se interesó por el interculturalismo y llevó por emblema «el poder transformador de la Educación». Lozano subrayó, además, su aportación a la evaluación continua y su compromiso con la formación permanente del docente. «Tenía una gran intuición», incidió.

«Una investigadora nata», así presentaba a María Teresa López del Castillo la inspectora que se ha encargado de biografiarla, Concha Vidorreta. De ella elogió méritos varios: fue la primera de su convocatoria en 1954, la primera mujer a la que se le exigió la Licenciatura de Pedagogía para ejercer, y sorteó, con talante y sin sanciones, una de las mayores huelgas de profesores, en una época, recordó Vidorreta, «convulsa, de éxodo rural y de grandes problemas de escolarización». Lideró cambios clave, como la reestructuración de la enseñanza en tres ciclos, la creación de los primeros centros de adultos a tiempo completo, la definición de las enseñanzas mínimas exigidas por la Constitución o la evaluación por aprendizajes (Sobresaliente, Notable, Necesita mejorar…), «dándole así una importancia formativa y no sumativa».

Clausuró la presentación Jesús Marrodán, presidente de USIE, quien recordó que «la historia de la Educación no es solo la de la legislación, sino también su intrahistoria, es decir, la de aquellas personas que, como los inspectores, contribuyeron a la Educación desde diversos frentes». Defendió, en este sentido, la necesidad de recuperar la historia: «No podemos perder la sabiduría heredada», invitando luego a un ejercicio de reflexión: «Estar todo el día frente a un ordenador hace que no pensemos en para qué estamos aquí». Fue, al respecto, tajante: «Los inspectores no solo redactamos informes; tenemos un compromiso ético con la sociedad». Informó, por último, de la continuación que tendrá este libro: un diccionario de inspectores e inspectoras que, con su trabajo, han pasado a la historia.

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Comentarios

  1. Santiago Molina García
    11 de septiembre de 2022 17:48

    He conocido personalmente a la mayoría de los/as 8 inspectores que han sido biografiados en ese libro, como igualmente a quienes han glosado sus biografías. Por eso puedo dar fe de que todos ellos/as contribuyeron decisivamente a mejorar la calidad del sistema educativo español. Por desgracia, después del terrible deterioro que ha sufrido nuestro sistema educativo desde el año 1990 en que se aprobó la LOGSE y la subsiguiente politización sectaria y partidista de la educación, hoy resulta muy difícil (por no decir imposible) que existan inspectores técnicos de educación en nuestro país con las virtudes profesionales de los/as glosados (y de los glosadores/as) en este libro.