Juan López, inspector de Educación: “En algunos institutos está surgiendo una 'moda trans' muy preocupante”

La llamada ‘ley trans’ está generando una gran polémica. Como es sabido, la propuesta permite el cambio de sexo sin necesidad de informes médicos, basta la voluntariedad… Una vez abierta la caja de los truenos de la autodeterminación del genero, era cuestión de tiempo que este barco a la deriva encallase en algún arrecife «aberrante», como lo califica Juan López. Si el sexo biológico es irrelevante y solo importa el «sexo sentido», si nos echamos en brazos del subjetivismo… es difícil echar el freno. Ahora, el feminismo, alarmado, dice que la ‘ley trans’ supondría un vaciado del concepto de mujer. Pues claro. Numerosas organizaciones y personalidades del mundo educativo y sanitario han levantado la voz. También desde la inspección educativa, Juan López, miembro del Comité Regional del PSOE-M y asesor en la elaboración de la Lomloe, nos habla sobre este proyecto de ley y los riesgos educativos que conlleva.

Como inspector, ¿qué está pasando en los centros a cuenta de la ‘ley trans’?

–Pues que se está poniendo, en cierto sentido, de moda una concepción indefinida de la relación del cuerpo con la sexualidad, de forma que en algunos institutos se puede hablar incluso de una ‘moda trans’ que bebe de la ideología queer. Teniendo en cuenta las características de la adolescencia y la transición hacia la madurez de este periodo, estas confusiones generan problemas en el propio desarrollo de las personas, en las familias y en los centros.

¿Qué recomendaciones haría a los propios centros?

–Aquí el problema principal son los menores. Hay que evitar como sea que tomen decisiones irreversibles sin la información y asesoramiento adecuado. La adolescencia no es precisamente una edad de certezas, sino una etapa del desarrollo en fase de maduración. Como dice la propia Lomloe, la defensa de los menores de edad debe ser una prioridad educativa.

El paradigma que hay detrás es que el sexo biológico es irrelevante, solo vale la percepción subjetiva… ¿Cómo lo ve desde el punto de vista pedagógico?

–Parece ser que esa es la base de una ideología que a mi juicio no tiene fundamento científico, porque lo que sostiene es el que el sexo pase a ser un mero dato subjetivo. Esto por un lado rompe el marco jurídico de seguridad de nuestro código penal. Pero además, desde el punto de vista educativo, la persona y su comportamiento está perfectamente identificada en relación con la sexualidad. Las personas somos seres sexuados y por tanto el sexo no puede ser algo puramente subjetivo, sino algo identitario, la base del desarrollo de la identidad humana.

El feminismo, también el de su partido, dice que la ‘ley trans’ va en contra de la defensa de los derechos de la mujer, ¿esto es así?

–Es lógico. Si una persona –especialmente sin evaluación– puede realizar un cambio registral de su género, incluso situándose en la ambigüedad de no figurar ni como hombre ni como mujer, la palabra ‘mujer’ desaparece como elemento identificativo de las mujeres, al igual que la palabra varón y, por tanto, desaparece la lucha feminista. Si no hay mujeres no hay feminismo.

Por lo tanto, se introduce, como algunas compañeras mías dicen, un vaciado del concepto de mujer que desarbola las propias reivindicaciones de la mujer, porque algunos de sus problemas se derivan de su condición sexual.

¿Hay muchas voces críticas en el propio PSOE?

–Bueno, Amelia Valcárcel, miembro del Consejo de Estado, máximo órgano consultivo del Gobierno a propuesta del PSOE, acaba de enviar una carta muy crítica al presidente Sánchez acerca de estas cuestiones principales que deben ser corregidas. Tanto en lo que tiene que ver con que el sexo no puede pasar a ser un dato subjetivo como en todo lo relacionado con la protección de los menores.

También hay asociaciones tanto de profesores, de psiquiatras, de médicos… que están alertando.

–Es que hay una contradicción enorme. En todos los bares hay un cartel con letras grandes que dice que no se puede vender alcohol a menores de edad, sin embargo, estos menores pueden tomar decisiones que resultan irreversibles en cuestiones tan importantes y que afectan a la propia naturaleza humana.

En efecto, la Asociación Española de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, la vicepresidenta del Colegio de Médicos de Madrid… por citar algunas de las organizaciones que han manifestado públicamente que el apartado referido a los menores de edad en el actual proyecto de ley es muy preocupante porque no garantiza la protección del menor.

¿Cuál debería ser la actuación del Gobierno?

–Estoy convencido de que el PSOE no dejará pasar estas observaciones de las instituciones y los expertos; además del propio escrito de Valcárcel. Confío en que el grupo parlamentario socialista corrija estos errores para que la ley no sea una aberración rechazable.

¿Y cómo deberían actuar las familias?

–Ya están empezando a movilizarse. Por ejemplo, desde la Asociación Amanda, de familias con hijos e hijas con dudas sobre su género, antes de permitirles un cambio de sexo, recomiendan la «espera vigilante» porque, con una mayor madurez, dicen, los menores pueden terminar superando esa confusión. Dicen que hay menores que simplemente están influenciados por la ‘moda trans’, por esta cultura de la ambigüedad sexual que se quiere promocionar, con los problemas psicológicos y de desarrollo personal que ello conlleva… Esto es lo que a mí más me preocupa como inspector.

Por cierto, ¿qué le parecieron las declaraciones de la ministra Irene Montero a raíz de la polémica de los colegios mayores? Concluyó que el problema era la falta educación sexual en los colegios.

–La ministra debe desconocer la Lomloe. Porque la Lomloe recién aprobada incluye en sus nuevos currículos la educación sexual. Yo confío en nuestros currículos y en quienes los imparten. El debate es si la educación sexual debe corresponder solo a las familias o también a las instituciones educativas… Mi opinión es que a las instituciones educativas corresponde la parte científica y a las familias la parte de valores. Las instituciones educativas no están para educar en los valores que son del ámbito de las familias.