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Tartamudos: la terapia como juego

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Pensado para niños entre dos y seis años, el método Lidcombe permite tratar la tartamudez en casa con un enfoque lúdico. Por ahora sólo lo aplican 20 logopedas en España, pero en Australia ya lo utiliza el 80% de los especialistas.

“Se trata de enseñar a los padres a ser logopedas”. Así resume Cristina Groesman, secretaria general de la Fundación Española de la Tartamudez (FET), la esencia del método Lidcombe. Una estrategia de actuación ideada en la Universidad de Sydney y ampliamente utilizada en su país de origen –la FET asegura que el 80% de los profesionales australianos recurren a ella–, así como, en menor medida, en otros países anglosajones.

En España irrumpió hace escasos meses y ya son 20 los logopedas que conocen sus bondades y lo aplican en comunidades como Madrid, Cataluña o Andalucía. “Nos gustaría que fuesen más”, se lamenta Groesman, “pero la formación se llevó a cabo en inglés” por expertos venidos de las antípodas, y no todos los candidatos cumplían el requisito del idioma.

A medio plazo, la intención es seleccionar a algunos logopedas versados en Lidcombe para que extiendan el método a otras regiones y contribuyan a difundirlo en aquéllas en las que ya se usa.

Dos particularidades alejan a esta terapia de los enfoques tradicionales para tratar la tartamudez. Ante todo, hablamos de una dinámica con un carácter eminentemente lúdico. ¿Tratamiento? Media hora al día de juego en el hogar. Sin agobios ni atmósferas paramédicas. Se le premia cuando habla con fluidez y se le corrige cuando se bloquea, pero sólo en ocasiones. “Un método conductual en el que se refuerza lo positivo. Lo mejor es que el niño no es consciente de estar haciendo terapia”. ¿Y a qué se juega? A algo que implique diversión. “Ahí entra la inteligencia del logopeda y los padres para seleccionar un juego adecuado”, apunta Groesman.

La segunda novedad, derivada del propio contenido terapeútico, es una mera cuestión de edad. Lidcombe se ideó para niños entre dos y seis años, un tramo en el que normalmente no se interviene por considerarlo prematuro. De hecho, el Dr. Mark Onslow, creador de Lidcombe, ha realizado investigaciones con chavales mayores obteniendo resultados poco alentadores. Y es que a edades más avanzadas no es tan fácil sentarse a jugar con una rutina diaria. En caso de que el niño acceda, resulta muy probable que ya haya identificado su disfunción y perciba el juego como terapia, desvirtuando así los fundamentos del método.

Aunque los ritmos varían, la primera fase del Lidcombe suele terminar a los tres meses. Durante este tiempo la actuación en casa se acompaña de consultas semanales con el logopeda para supervisar los progresos y abordar dudas. Se pasa a la fase dos, cuando el niño alcanza niveles de tartamudez de entre cero y uno, según una escala del cero al nueve. Entonces se relaja la intensidad del tratamiento y la familia confía en que el afecto y la normalidad en el trato hagan el resto.

¿Origen genético?

Cantidad de estudios multidisciplinares han llegado a la misma conclusión: aún sabemos bien poco sobre la tartamudez, “un abanico tan grande que el tratamiento debería ser como un traje a medida”, en palabras de Cristina Groesman. Ni siquiera se sabe a ciencia cierta hasta qué punto su origen es genético: existen muchos casos con antecedentes familiares, pero también otros en los que la genealogía nos da pocas pistas. La mayoría de expertos se limita a consensuar que se trata de una disfunción en la que intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales.

Se calcula que en España afecta a un 2% de adultos y un 5% de niños, unas 800.000 personas en total. En proporción de cuatro a uno, la incidencia es mayor en hombres que en mujeres.

Algunos consejos generales a la hora de tratar con un niño tartamudo son: mirarle a los ojos cuando hable, no ayudarle a completar las frases, no instarle a que hable más despacio o a que no se ponga nervioso (conseguirás el efecto opuesto), hablarle con un ritmo pausado pero natural, y transmitirle que lo importante es lo que dice y no cómo lo dice.

Accede a la Fundación Española de Tartamudez en www.ttm-espana.com

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