Mónica Díaz-Ponte: "Hay niños que no saben divertirse sin un dispositivo, pero podrían tener una vida equilibrada"
Tanto para padres como para hijos. Ambos se cuentan entre los destinatarios de «Conectad@s sin apagar el cerebro». La fundadora de Digital Addiction confiesa la gran preocupación que siente por los jóvenes que están creciendo en la era digital. “Los niños están muy solos, y es angustioso. Me preocupa mucho esta soledad”, explica Díaz-Ponte, que añade lo importante que es que exista conversación sobre lo que pasa en el ámbito digital tanto en los hogares como en las escuelas.
Pregunta. ¿Por qué decide escribir un libro como ‘Conectad@s’?
Respuesta. –Llevo muchos años en el mundo digital. A medida que ha ido evolucionando la tecnología he podido observar cómo prácticamente todos los niños a partir de los 8/10 años tienen acceso a Internet y disponen de un aparato tecnológico entre sus manos. Los colegios empiezan a dar a los pequeños acceso a estas herramientas, pero no existe un plan de estudios digital como tal.
Por otra parte, los padres se incorporan a estos avances en una revolución tecnológica difícil de entender, y más aún las actividades de sus hijos cuando navegan. La red ofrece una grandísima cantidad de oportunidades, es el sueño de cualquier persona inquieta y con ganas de aprender, pero es cierto que los jóvenes tienen un desamparo en ella importante.
Cuando se habla de influencers, nos referimos a personas que pueden estar “educando” a los hijos y los padres no saben quiénes son
"La red ofrece una grandísima cantidad de oportunidades, es el sueño de cualquier persona inquieta y con ganas de aprender, pero es cierto que los jóvenes tienen un desamparo en ella importante.
¿Cree que los jóvenes tienen realmente conciencia de cómo utilizar las redes sociales?
–En parte sí. Descubren muchas herramientas que los mayores no conocen, pero realmente el uso sensato no es algo que esté en sus manos. La conciencia de cómo se los puede manipular, tampoco, al igual que entender cómo actúa la publicidad. Es normal, son pequeños y no tienen una sensación de peligro. De forma positiva, tampoco. Pasan tiempo viendo contenido en las redes con sus amigos, pero no lo aprovechan para formarse divirtiéndose, cuando en realidad están ante un universo de recursos.
En el libro aparece información sobre historia de las comunicaciones, ¿cree que existe mucho desconocimiento o desinformación por parte de los niños de estos datos del pasado?
–Sí, pero no solo los más pequeños, en general toda la juventud, como en todas las épocas. Creo que es importante que ellos entiendan por qué sus padres no los comprenden. Los pequeños tienen la sensación de que no vale la pena comunicarse con ellos en cuanto a temas digitales y esto hace más grande la brecha de desamparo que puede tener la red. Además, no nos encontramos solamente en una brecha generacional, es una brecha también de una generación offline a una generación online.
¿Es necesario hacer distinciones en el uso de la tecnología? De manera que puedan distinguir cuál va más orientada al ocio o al ámbito profesional.
–Al final desde un teléfono lo tienes todo. Existen plataformas y software exclusivas, pero tienes todo dentro de un mismo dispositivo. Entonces creo que hay que educar en el uso y dividir el tiempo empleado, de tal manera que se sepa cuándo utilizar los dispositivos y cuándo dedicar tiempo a tus tareas diarias.
‘Conectad@s’ es un libro orientado a jóvenes. ¿Ve necesario que los padres puedan leerlo para estar informados?
–Más del 90% de los padres que compran el libro lo leen ellos primero. De hecho, apela muchas veces a los progenitores para que los jóvenes puedan compartir el contenido con ellos y realizar actividades juntos.
Creo que es importante que la conversación sobre lo que pasa en el ámbito digital esté en casas y escuelas. Va a ser así más fácil detectar cualquier tipo de problema
"Pero también, los padres se van a divertir mucho con lo que cuentan sus hijos. Ahí hay una enorme oportunidad de aprender para los padres, de compartir momentos con sus hijos y de alcanzar una complicidad muy valiosa.
P No es solo un libro de aprendizaje en cuanto a peligros de la red, también trata de enseñar académicamente a los lectores.
–Totalmente. Hay una parte de protección y de entender los tipos de riesgos, pero creo que no hay que negativizar tampoco la red, al contario, yo soy una fan digital, creo profundamente en las oportunidades de la digitalización para la generación de nuestros hijos. Es cierto que los padres tendemos a huir muchas veces por miedo. Es comprensible que ante lo desconocido tengas esa tentación. Aún así, una vez que se está en la red hay que ayudarles a cómo sacar rendimiento, por ello en el libro encontrarán tips para convertirse en “ciudadanos digitales”. Entre ellos encontramos cómo redactar correctamente, saber qué es el SEO y SEM, como entender si una tienda online es fiable, o como saber si la foto de esta chica es real…No es difícil. Simplemente es seguir los tips.
Seguir este tipo de herramientas para saber cómo funciona la red es educar digitalmente. La cuestión no es darles un iPad y suponer que ya entienden el mundo digital
"¿Cree que un adolescente o un joven sin dispositivos electrónicos puede “sobrevivir”?
–Son igual de inteligentes que los adultos y podrían sobrevivir a todo, se adaptarían si tuviesen que hacerlo, sin embargo, es un tema muy grave que haya niños que solo sepan divertirse con un dispositivo. No quiero culpar a los padres, pero todos hemos visto a niños de 2 años que para comer les ponen una pantalla delante. ¿Cómo pretendes que un niño se divierta de otra forma si tú usas la tecnología como (mal) hábito incluso en la alimentación desde que nace? U optar por dejar “entretener” con un dispositivo mientras tienes cosas que hacer. Creo que esta es una carrera que se gana desde la infancia y en donde las actividades en grupo, en pandilla o en equipo pueden jugar un papel fundamental.
Por otra parte está el lado social, ellos se relacionan a través de dispositivos y no distinguen “real y online”.
Para los mayores es difícil de entender que es una parte más de su vida. Pero es cierto: hay niños que no saben divertirse sin un dispositivo, pero podrían tener una vida equilibrada. No solo es un problema que afecte a los padres, también a los profesores. Yo creo ciegamente en el poder de la Educación. No hay que tener solo niños y niñas en las aulas, hay que observarlos; los profesores lo están viendo y hay preocupación y consciencia por parte del profesorado que quizás debería tener más armas.
Prevenir situaciones como el ciberacoso, problemas legales o ‘phishing’ están presentes en la obra. ¿Ve necesario que estos temas delicados los conozcan antes de descargarse cualquier aplicación?
–Sí. Los tiempos son diferentes, pero la enseñanza ante los peligros es la misma. Debemos hacerlo para que tengan la capacidad crítica de tomar decisiones. Son las herramientas de toma de decisión. Yo hago mucho hincapié en que cuando alguien te proporciona un aparato como un teléfono, es porque tiene una confianza en ti. Tú tienes que ser responsable del uso, ya que a la confianza se responde con responsabilidad.
La responsabilidad se genera con unas herramientas, que es el conocimiento del medio. Hay una parte muy importante en todo esto y es que los niños deben saber cuándo son víctimas y también cuando ellos son los que cometen delitos.
Online se puede ser un delincuente de una forma más sencilla que offline
"Y de una forma muchas veces menos consciente. La conciencia cívica tanto para protegerte como para entender el bien y el mal también existe en el ámbito digital. Hay un ciudadano digital que se comporta conforme a la ética y eso no se está enseñando.
¿Qué consejo daría a los jóvenes de cómo adentrarse en el mundo digital?
–El más importante es ser curioso y que siempre que vea algo nuevo que cuente hasta diez para reflexionar si es seguro y, lo más importante, si es interesante y tu tiempo vale la pena. Es tan fácil perderse en tonterías como que te suceda algo malo. Investigad y buscad cosas que os gusten. No hay que conformarse con las tres cosas que un algoritmo te pone delante.