Charlas postmodernas

Recientemente estuve en una charla, podríamos decir  de “sensibilidades de moda”, unas sensibilidades que están financiadas y promulgadas por ciertas élites haciendo uso de todo su aparato mediático a través de debates artificiales para desviar así la atención de problemas realmente acuciantes; problemas que en muchas ocasiones afectan de forma directa a aquellos que, cegados por la pirotecnia, entran en estos grupos militantes sin ser conscientes de que también son parte de los afectados.

La ingeniería social está en su edad de oro, pero hay algo que no han conseguido tal y como ellos pretendían: y es que la mayoría de la población observa estos malabarismos del pensamiento forzado como algo ajeno y que no les concierne. Los militantes adjuntos de estos movimientos no necesitan de algo ajeno para que se fagociten entre ellos mismos, ya que tienen una gran habilidad para realizar un mejunje de pensamientos mágicos, bases anticientíficas y grandes dosis de comicidad a la hora de sustentar su argumentario.

Como decía al principio del artículo, hace unos días estuve en una charla donde los ponentes defendían su militancia con cierta torpeza con los siguientes y “sensatos” consejos:

–Hay que quemar contenedores para captar la atención de los ciudadanos.
–Tenéis que leer lo mismo que nosotros leemos para abrir la mente.
–Somos radicales.
–Nosotros tenemos la verdad.
–La gente debe dejar de realizar sus actividades cada vez que nosotros lo decimos.
–El liberalismo y el neoliberalismo son los culpables.

Me gustaría realizar una aclaración con respecto al liberalismo y el neoliberalismo. O eres liberal o no lo eres: la palabra neoliberalismo no existe. Por poner un ejemplo más gráfico: o estás embarazada o no estás embarazada, pero no estás semiembarazada. Es muy importante instruir en términos de economía a los que hablan de “neoliberalismo” para que vayan entendiendo qué están hablando para no caer en el error.

¿No os parece curioso que critiquen el capitalismo cuando se financian de las instituciones públicas para contar sus soflamas? Como podéis observar, sus formas de lucha podrían haber salido de un instituto de adolescentes en plena pubertad. Lo mejor de todo llegó cuando terminaron la charla y preguntaron: ¿alguna pregunta? Nadie, obviamente, hizo alguna pregunta; el personal percibió que no era necesario molestarse ni siquiera en rebatir la cantidad de bobadas que salieron de está “magistral” charla.

–Es la primera vez en la historia que los indocumentados tienen altavoz.
–Es la primera vez en la historia donde las conjeturas son hechos y los hechos conjeturas.
–Es la primera vez en la historia donde la historia no es ciencia ficción, sino una matrix.