Mi clase en cuarentena
Transcurrido el período estival, parecía que los niños podrían retomar sus clases con normalidad, o quizá queríamos creer esto. Sin embargo, está siendo muy diferente a lo que hubiésemos deseado, puesto que el virus o el “corona”, como dicen muchos de nuestros pequeños, sigue estando muy presente.
Lo que sí está claro es que los alumnos tenían que retomar su Educación en las escuelas infantiles y centros educativos. Necesitaban volver a socializar con sus iguales, parte fundamental para el desarrollo madurativo y la fijación de su personalidad. Asimismo, era fundamental que retomasen sus rutinas en horarios, obligaciones, manejo de su autonomía y consecución de logros. Sin embargo, se establecerían una serie de protocolos de actuación, entre los que se encontraba la cuarentena de toda una clase, si, entre los niños, había algún caso positivo, un escenario que ponía en peligro la organización de toda la familia, junto con las rutinas educativas de los niños.
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¿Qué pasó en septiembre?
El inicio del curso escolar, con multitud de incógnitas, preguntas sin resolver y un estado de incertidumbre para adultos y niños que no ha puesto fácil la adaptación, surgiendo el miedo a cómo va a ser el siguiente escenario educativo. Se nos plantearon diferentes escenarios de cómo actuarían los centros, según se desarrollara la crisis sanitaria, para tratar de retomar la rutina, tan anhelada, con los niños y adolescentes.
La mayoría de los niños sí que habían expresado su deseo de volver a las clases, de poder ver a sus amigos, a sus maestros y de que les explicasen los contenidos de manera más cercana y no a través de la pantalla de un ordenador o de vídeos explicativos. Muchos de ellos contaban los días que faltaban con gran deseo.
Sin embargo, en algunos de los casos, se han producido algunas decepciones. Los nuevos protocolos han establecido la reducción de los aforos por aulas y, algunos, han visto cómo eran separados de sus amigos más íntimos. Pues bien, esto ha provocado cierto rechazo a ir a la escuela, en algunos de ellos, y en otros un gran deseo de hacer más y nuevos amigos. Este punto es fundamental en la socialización de los niños; como fundamental también será la posición que adopten padres y educadores en esta nueva situación. Puede ser un momento único para favorecer conductas asertivas en los niños y aumentar su autonomía en la resolución de situaciones que vean más difíciles o complicadas de manejar.
Un positivo: todos en cuarentena
Podemos encontrar que un caso positivo ponga en cuarentena a la clase, por prevención. Si se diese esta situación, en la que una clase entera tiene que permanecer en cuarentena durante dos semanas y que los niños vuelvan a estar encerrados en casa, debemos tomarlo con la mayor calma posible y volver a adquirir, durante ese tiempo, hábitos que ya hemos aprendido en los meses pasados, siendo fundamental que no se pierdan las rutinas, que los niños sigan sus clases y que realicen actividades que, durante el confinamiento, les resultaron divertidas y útiles. Para ellos, será más fácil de lo que pensamos, ya que suelen adaptarse a las situaciones mucho mejor que los adultos, su mente es más plástica.
- Horario para no perder los buenos hábitos. Elaboraremos con ellos un horario, donde tengan cabida sus obligaciones y momentos de ocio, distribuido todo de manera sensata. En este punto hemos de tener cuidado en que nuestros hijos no se tomen este período como si se tratase de unas vacaciones y se relajen. Es importante que no caigamos en esto padres e hijos, ya que lo que puede ocurrir es que vuelvan a perder el hábito de estudio o el quehacer de sus obligaciones, y la vuelta a la rutina sea más costosa y con un desfase en los contenidos.
- Limitar el uso de las pantallas. También es peligroso que, ante el vacío de actividad y el miedo al aburrimiento, tomen como mayor distracción los videojuegos o que pasen excesivo tiempo delante de los aparatos electrónicos y nuevas tecnologías, que ya hemos visto que, durante el confinamiento, ha sido excesivo, con la consecuencia de que muchos niños han desarrollado dificultades para dejar de pasar tiempo delante de las pantallas.
- Juegos beneficiosos para su desarrollo. Es un buen momento para favorecer el uso de juegos creativos, que puedan hacer acompañados o solos, y que reactiven el desarrollo de su inteligencia, la autoestima y el aumento de la autonomía. Asimismo, se pueden llevar a cabo juegos o actividades que impliquen movimiento y ejercicio físico, y les saquen de la monotonía y el sedentarismo.
- Juegos de rol. Otra de las actividades que recomendamos los psicólogos es animar a los niños a llevar a cabo juegos de rol, por ejemplo, donde un niño puede ser cocinero, médico o maestro, ya que todo ello, además de entretenerles, puede ser un canal para la expresión de emociones, sentirse más importantes, liberar tensiones, alejarse de las preocupaciones y favorecer un estado de ánimo más positivo para el niño y, en consecuencia, para toda la familia.
Natalia Ortega de Pablo,
psicóloga infantil • Activa Psicología
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