La rutina del sueño también en verano
La flexibilidad horaria durante las vacaciones es inevitable. Sin embargo, sigue siendo importante mantener unos horarios más o menos fijos que garanticen el correcto descanso de los más pequeños. El aumento de las horas de luz y la disponibilidad de tiempo libre hace que se pierdan las rutinas, especialmente, en lo que respecta al sueño. Sin embargo, según Raquel Velasco del Castillo, psicóloga de BluaU de Sanitas:
Mantener una rutina equilibrada del sueño en los niños es fundamental para su buen desarrollo. La falta de descanso puede provocar alteraciones emocionales y psicológicas, las más habituales suelen ser: dificultad para concentrarse, falta de energía para las actividades diarias, frecuentes explosiones de ira e incluso estados de ansiedad y de tristeza. Dormir bien es tan importante como comer y, tanto en el verano como en las vacaciones, debemos seguir manteniendo los hábitos que estaban ya marcados durante el curso escolar”.
[quote]Según la OMS, incluidas las siestas, los niños deben dormir, diariamente:
- Los niños menores de un año, de 14 a 16 horas.
- Los niños de 1 a 2 años, entre 11 a 14 horas.
- Los niños de 3 a 4 años, de 10 a 13 horas.
Además, este descanso debe ser de calidad y aconsejan mantener una regularidad de horarios, tanto a la hora de acostarse como de despertarse.[/quote]
No obstante, conseguir que duerman lo suficiente no siempre es tarea sencilla. Por ello, Sonia Montilla, de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, nos da estos consejos para lograr que los niños mantengan buenos hábitos nocturnos, también en verano.
Durante el día, mucha actividad física
Mantener a los niños en movimiento es esencial para garantizar su buena salud. Los expertos recomiendan que estén activos a lo largo del día y de muy diferentes formas, ya sea a través de juegos o paseos.
Lo ideal es que no permanezcan más de una hora realizando actividades sedentarias. Esta actividad permitirá que estén más cansados a la hora de acostarse y, por lo tanto, concilien mejor el sueño.
Pero ¡ojo!, al menos una hora antes de irse a la cama, los niños deben estar tranquilos y relajados.
A la cama, a dormir
Es clave: nada de irse a la cama a jugar ni a ver la tele. Por supuesto, en ningún caso deben meterse en la cama con la tablet o el móvil.
Un poco de disciplina les ayudará a conciliar mejor el sueño.
No variar en exceso el horario
Aunque la mayor flexibilidad horaria es inevitable, se recomienda no romper en exceso esas rutinas de invierno, con un máximo de dos horas de diferencia. Así, por ejemplo, si un niño se acuesta normalmente a las ocho de la noche, en verano, no debería dormirse más tarde de las 10h.
Cerrar las persianas antes de dormir
En verano, los días son mucho más largos y esto puede generar reticencias en los niños a la hora de acostarse, ya que ellos relacionan la oscuridad con el sueño. Es por ello por lo que bajar las persianas un tiempo antes de la hora de acostarse, ayudará a generar un ambiente nocturno que propicie el sueño.
Una buena temperatura en la habitación
El calor es un enemigo en lo que respecta a la calidad del sueño y puede provocar que los niños se despierten varias veces durante la noche, impidiéndoles un buen descanso. Por ello, es importante intentar que la temperatura de la habitación sea la adecuada, entre 20 y 22 grados.
Eliminar las pantallas antes de acostarse
Aunque este hábito debe inculcarse durante todo el año, es especialmente importante durante la época estival, cuando los niños se muestran más reticentes a irse a la cama. Los dispositivos digitales activan el cerebro y, por lo tanto, deben evitarse por las noches. Para Montilla, es clave sustituir las pantallas por un libro: es el mejor modo de ayudarles a relajarse.
En verano, también hay rutinas
Los niños no deberían asociar el verano o las vacaciones con la falta de normas. Es necesario que sean conscientes de que, a pesar de una mayor amplitud de horarios, siguen existiendo unas reglas de sueño que hay que cumplir.