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Perdido en los grandes almacenes

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Las compras navideñas en familia, la elección de juguetes
por parte de los niños, las aglomeraciones de
gente… un caldo de cultivo perfecto para que un niño se
nos despiste. ¿Qué hacer?

Autor: LUZ BELINDA GIRALDO

Nada hay más fácil que perder a un niño en la vorágine de las compras navideñas.
¿Qué hacer? Primero, no perder los nervios. Después, actuar con un poco de
cabeza.

EN EL CENTRO
COMERCIAL

Las medidas de seguridad que se ponen en marcha
en un centro comercial son decisivas a la hora de encontrar a un menor que se ha
perdido. Es una de las situaciones más frecuentes: vas al centro comercial con
tu hijo y en un despiste, como casi siempre, desaparece. Dependiendo de la edad
y de cómo es el menor, los padres actuarán de una o de otra manera.
Hay niños
muy rebeldes que man tienen un pulso constante con los padres y salen corriendo,
se esconden o intentan dar esquinazo para ver su tienda favorita. En el Centro
Comercial Las Arenas, en Las Palmas de Gran Canaria, tienen como en todos los
centros, un protocolo de
seguridad establecido para estos casos.
Desde el departamento de Marketing
aseguran que en más de una ocasión «se ha perdido un niño, y en cuanto los
padres acuden al stand de información para comunicarlo, lo primero que hacemos
es activar la megafonía para llamar al niño y que acuda a donde están sus
padres, aunque dependiendo de la edad se les pide una descripción a sus padres y
el personal de seguridad se moviliza para encontrarlo».
Normalmente aparecen
a los pocos minutos, «como ocurrió hace poco con un niño que nada más activar la
megafonía apareció». Por lo general se quedan rezagados mirando algún juguete en
alguna tienda.
Sin embargo, estas medidas de seguridad tienen una segunda
parte –que casi ningún centro comercial quiere revelar por precaución– y que
incluye un protocolo de tiempos para evitar la posibilidad de un secuestro. En
casos en que la desaparición se alarga, los padres deben intentar controlar la
lógica angustia y dejar trabajar a los profesionales. Por ejemplo, en países
como Estados Unidos los secuestros de menores obliga a cerrar las puertas del
establecimiento para evitar que el secuestrador huya con el menor. En España, de
momento, el nivel de desapariciones de niños en estos contextos no es alarmante,
aunque cualquier precaución es poca.

VIGILAR LO IMPOSIBLE

Si
ya es difícil tener controlados a uno o varios niños, en situaciones en que
otras cosas requieren también atención y el ambiente es hostil, puede ser
imposible controlarlo todo. Por ejemplo, unos grandes almacenes con cierto grado
de masificación son un escenario muy poco favorable para mantener la vigilancia:
existen muchos recovecos y pasillos donde un niño puede despistarse o
esconderse, y es difícil mantener a la vista a un niño entre varias personas de
más edad. Los precauciones son las clásicas: dar instrucciones a los niños antes
de entrar, no soltar de la mano a los más pequeños, establecer «cadenas de
vigilancia», si van los dos progenitores, que uno se encargue especialmente de
la vigilancia. Por si ocurre lo peor, es importante establecer puntos claros de
reunión, sea para niños más mayores o, incluso, para el caso de que una de las
personas mayores se «despiste».

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