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El oscuro encanto de la pastilla milagrosa

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Los especialistas en neuropsiquiatría infantil están preocupados por el inusitado aumento de recetas de antipsicóticos, unos medicamentos destinados a tratar diferentes trastornos del ánimo que, tradicionalmente, han estado reservados a los adultos.

Autor: ALEJANDRA RODRÍGUEZ

¿Cómo explicar que un crío que apenas levanta un metro del suelo pueda sufrir ansiedad, depresión, alteración de la conducta asociada a la imagen corporal…?, y sobre todo, ¿cómo justificar que la única solución para ello sea engancharse a unas pastillas de por vida? Sin embargo, los datos revelan que España es, después de EEUU y Canadá, el país en el que estos medicamentos tienen mayor volumen de ventas entre los menores.

El año pasado por estas fechas, la revista Archives of General Psychiatry se hacía eco de este vertiginoso aumento, que cifraba en casi seis veces de 1993 a 2002; periodo que se tuvo en cuenta en el trabajo y que evaluó el número de niños y jóvenes que visitaban las consultas de los psiquiatras estadounideses y que salían con una receta de un psicofármaco en la mano.

Los autores del trabajo señalaron en su documento que no es extraño que ciertos medicamentos se administrasen para patologías en las que no estaban indicados y que también es frecuente encontrar chavales que reciben dos o más antipsicóticos para ir paliando las reacciones cruzadas de los tratamientos.

Para poner freno a lo que muchos definen como medicalización de la infancia –una tendencia extensible a otros estratos de la población, que ya ha sido denunciada en varias ocasiones y que se caracteriza por tratar de poner remedio farmacológico a cualquier contrariedad cotidiana– las agencias del medicamento americana y europea han reclamado la inclusión de un aviso de precaución acerca de la administración de esta medicación a niños y jóvenes.

La posible relación de los antipsicóticos con las ideaciones suicidas fue la gota que comó el vaso a la hora de que países como el Reino Unido prohibiesen la prescripción de antidepresivos a menores de 16 años o que la Food and Drug Administration (FDA, la agencia del medicamento estadounidense) marcara con una etiqueta negra (la más restrictiva) los envases de esta clase de medicamentos en el caso de que el paciente fuera un menor.

LA HIPERACTIVIDAD

Otras patologías, como el Trastorno de Déficit de Atención asociado a la Hiperactividad (TDAH) también han estado en el ojo del huracán en varias ocasiones a causa del, en opinión de algunos expertos, injustificado aumento del número de recetas para esta patología que afecta a entre el 3% y el 5% de los escolares. Eso si se manejan cifras que se ajusten a los criterios para diagnosticar TDAH establecidos por la OMS. Si lo que se quiere es ampliar el rango de la receta, no hay más que recurrir a criterios más flexibles, como los de la Asociación Americana de Psiquiatría: 13% de afectados de hiperkinesia (movimiento excesivo).

“Estos chavales, denominados inatentos, no son hiperactivos y no se benefician de la medicación habitual. Esto no es más que una maniobra, muy difícil de demostrar, para aumentar la prescripción y elevar las ganancias enconómicas”, denuncia Manuel García, psicólogo clínico del Grupo Albor-Cosh, que está de acuerdo con la idea de que muchos niños y jóvenes están recibiendo medicación innecesaria. “El caso de Risperdal (indicado para el tratamiento de la psicosis) es escandaloso. Lo están tomando chavales que no han tenido un episodio psicótico en la vida”, argumenta.
En opinión de ésta y otras voces críticas, el volumen de prescripción, por ejemplo, de metilfenidato (Rubifén o Ritalín, sus nombres comerciales) excede con mucho la incidencia del TDAH por diversos motivos.

Por una parte, el diagnóstico viene, en muchas ocasiones, de la mano de especialistas que no están formados especialmente en la materia, lo que multiplica considerablemente el índice de error (según un informe oficial del parlamento australiano, hasta el 70% de los diagnósticos de TDAH son erróneos o incompletos).

Por otra parte, nos encontramos con la presión mediática, social y económica (impulsada por los fabricantes de medicamentos de esta clase) de arreglarlo todo con pastillas; de medicalizarlo todo. Finalmente, a veces son los propios padres los que presionan a los facultativos para que receten algo que deja a sus hijos más quietos, más tranquilos.

No obstante, los especialistas no dudan de reconocer el valor de la medicación. Sin embargo, insisten en que se debe afinar extraordinariamente el diagnóstico para emplear los fármacos con la mayor precisión posible y de la forma más individualizada. Además se debe contemplar este remedio como algo temporal, mientras se dota al paciente de herramientas para controlar y hacer frente a sus problemas.

Isabel Menéndez Benavente, psicóloga por la Universidad Autónoma de Madrid, reconoce que muchos colegas todavía muestran reticencias a prescribir estos medicamentos, pero también admite que “desde luego no son la panacea, pero facilitan la tarea cuando tenemos que seguir una reeducación y un tratamiento psicológico continuado”. Esta especialista y sus colegas recalcan que los fármacos deben de formar parte de una terapia integral en la que han de participar todas las personas relacionadas con el paciente y que consta de psicoterapia, apoyo psicológico, terapia ocupacional… según el caso.


GUÍA PARA EL TDAH

PARA LOS PADRES
Claridad. Las normas han de estar bien definidas y las órdenes han de darse de una en una, con instrucciones cortas. El ambiente hogareño ha de ser sereno y ordenado.
2 Ánimo. Aumentar su autoestima reconociendo sus méritos y sus progresos. Fomentar sus puntos fuertes, darle pequeñas tareas y responsabilidades domésticas.
3 Nunca. Ceder al chantaje y a sus caprichos y dejarse manipular. Eviten la superprotección. No dejen de cumplir los castigos y los premios por sus acciones.

PARA LOS PROFESORES
Información. El centro escolar debe estar al tanto de qué es el TDHA y de sus implicaciones. Debe estar en contacto permanente con los padres.
En clase. El niño hiperactivo deberá estar lejos de estímulos y entre alumnos tranquilos. Debe acostumbrarse a tener su mesa y su material escolar limpio y ordenado.
3  Estimulación. Las órdenes deben ser sencillas, simples y cortas. Prodigarse en gestos de felicitación cuando cumpla con sus obligaciones. Es útil encomendarle tareas que le permitan moverse un poco (borrar la pizarra, salir de clase a hacer un recado…).
4  Concesiones. Es necesario ser más paciente que con el resto de alumnos y no insistir únicamente en lo que el niño hiperactivo hace mal, no conviene levantarle la voz ni recurrir a los castigos. Puede que necesiten descansos en las tareas escolares, más tiempo para acabar los exámenes o hacer exámenes orales que le permitan moverse, estar de pie…

PARA EL TERAPEUTA
1  Puente. El especialista debe actuar de mediador entre la familia y el centro escolar para seguir unas pautas unificadas y realmente útiles para el alumno.
2  Observación. Es muy normal que el niño hiperactivo presente dificultades de aprendizaje por faltas de memoria, dislexia, disgrafías… el experto debe estar atento a estas anomalías para atajarlas precozmente y evitar secuelas y retrasos
3  Técnicas. Es conveniente instruir al paciente en técnicas de relajación, habilidades sociales para relacionarse correctamente con su entorno y en resolución de problemas para evitar bloqueos por cuestiones simples.

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