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AUGUSTO CURY, Psiquiatra y Escritor "El truco es disciplinar con generosidad"

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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A caballo entre los manuales de autoayuda y el ensayo psicológico, las obras
de Augusto Cury venden millones de ejemplares en Brasil. Su último trabajo,
Padres brillantes, maestros fascinantes (Editorial Zenith/Planeta), es un grito
de socorro contra un tipo de educación que no escucha a los nuevos tiempos.

Autor: RODRIGO SANTODOMINGO

P. Usted es una de las muchas voces que se han alzado contra lo que podríamos denominar la muerte de la infancia: horarios apretadísimos, poco tiempo para jugar, ausencia de experiencias directas, entretenimiento virtual…
R. La educación a nivel mundial atraviesa un momento muy grave. Estamos formando jóvenes sin capacidad de observación ni crítica. Hemos creado una fábrica de personas estresadas y ansiosas, y los padres y profesores tienen que hacer una verdadera revolución para enseñar a las nuevas generaciones a proteger la emoción, a pensar antes de reaccionar, a colocarse en el lugar de los otros. Son todas dimensiones muy importantes de la inteligencia, imprescindibles para conseguir una buena salud psíquica. 

P. ¿Hay que enseñar a ser feliz?
R. Enseñamos que hay que asegurar el coche, la casa, hacerse un seguro de vida, proteger las cosas materiales…, pero no transmitimos el mensaje ni damos las herramientas necesarias para proteger el territorio más importante, que no es otro que el emocional.

P. En su libro critica con insistencia la sobreinformación, otro rasgo que define nuestra era. Nuestros hijos activan tantas ventanas mentales que, paradójicamente, se les paraliza el cerebro.
R. Viven sometidos a lo que yo llamo pensamiento acelerado. Muchos pedagogos y psicólogos aseguran que los niños actuales son agresivos e indisciplinados por culpa de los padres. Yo sin embargo pienso que los padres sí intentan inculcar un sentido de la disciplina, pero fracasan porque la velocidad de pensamiento es tan alta que, cuando un padre o una madre corrigen a un hijo, a éste no le da tiempo a asimilar ese momento educativo. El ambiente propicia que en seguida aparezca en el teatro de la mente una nueva imagen, un nuevo pensamiento, por lo que el mensaje no queda debidamente registrado.

P. ¿Y qué hacer?
R. Las viejas teorías y métodos de la pedagogía y la educación ya no funcionan, no sirven para penetrar en estas mentes tan agitadas, casi incapaces de concentrarse por un tiempo prolongado. Hay que sorprender, buscar lo inesperado. Si no, es muy difícil captar la atención de las nuevas generaciones. En el ámbito familiar, yo preconizo que los padres aprendan a compartir su historia con sus hijos, que les hablen de sus sueños y sus éxitos, pero también de sus fracasos. Hay que enseñar que el podio llega después de muchas derrotas.

P. ¿Así que para ganarse la admiración de los hijos, para ser un referente y un modelo, mejor mostrarse como seres humanos y no como superhéroes?
R. Los padres que nunca reconocen errores ni enseñan debilidades, que no hablan de la frustración como un elemento consustancial a la vida, no van a formar pensadores, personas que desarrollen las funciones básicas de la inteligencia.Reconocer nuestros errores no nos disminuye: nos hace personas más sabias, solidarias y tolerantes, con más empatía. He conocido muchos triunfadores que son buenos para la sociedad y verdugos para sí mismos, incapaces de perdonarse, de reconocer sus errores.

P. Dice que el padre brillante ha de transmitir el valor de las cosas que no cuestan dinero, por ejemplo el tiempo en familia. Sospecho que muchos tendrán que asimilar ellos mismos esta enseñanza antes de traspasarla a sus hijos…
R. Hace dos años una de mis hijas me dijo: "Tú que escribes para millones de personas, que das tantas conferencias y escuchas a tantos pacientes, últimamente no dialogas conmigo". Al principio intenté darle todo tipo de argumentos, le dije que muchas personas se beneficiaban del trabajo de su padre, que tal y que cual. Luego no tuve más remedio que admitir que un especialista en el diálogo, en la comunicación entre personas, estaba fracasando, estaba descuidando el diálogo con su propia hija.

P. En su libro concilia dos visiones opuestas de la educación: por un lado, poner límites y saber decir que no; por el otro, pretender ser amigos de nuestros hijos. Difícil equilibrio.
R. Es una lucha diaria, como caminar sobre un alambre. Hay que utilizar toda nuestra creatividad y nuestra intuición. Por así decirlo, el truco sería algo así como disciplinar con generosidad..

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Comentarios

  1. Jesús Cuéllar Fernández
    8 de julio de 2022 09:28

    Querido Augusto:

    Acabo de leer tu novela El Vendedor de Sueños y me ha parecido fascinante. De hecho me has vuelto a vender mi antiguo sueño de ser escritor.

    Verás, hace mucho tiempo publiqué humildemente una novela que apenas tuvo éxito. No pretendía obtener grandes beneficios de la literatura, y mucho menos ser famoso -el exceso de fama me haría perder demasiada intimidad-, me conformaría y estaría encantado con poder vivir de mi literatura. Intentando alcanzar mi sueño arriesgué tiempo y dinero y al no lograrlo, contraje una profunda depresión que me hizo entrar en la más sórdida desesperanza. Así permanecí durante muchos años, rechazando mi sueño e incluso mi antiguo trabajo de economista, que realmente nunca fue mi vocación. Me creé una barrera semiinconsciente contra la literatura y no volví a escribir más.

    Mi novela Laberintos de Espuma tiene innumerables puntos comunes con la tuya en lo que se refiere a la concepción del sistema de valores éticos, humanos y sociales dentro de una sociedad bastante perdida en las fauces del consumismo. Estaría encantado de que la leyeras y si te gusta me atrevería a pedirte que me eches una mano para que pueda lograr mi sueño. Te lo pido porque sé que tú mismo eres un vendedor de sueños y a mí, aunque de forma mucho más limitada, también me gusta considerarme así.

    Creo que como los idiomas español y portugués son bastante similares podrás entender el correo que te envío, así como mi novela, que al igual que la tuya está escrita en un lenguaje sencillo, si te interesara. En tal caso podría enviártela física o digitalmente a la dirección que me tú me digas. Si así no fuera considero que ya me has hecho un enorme favor con publicar y ofrecerme la oportunidad de leer tu magnífica novela.

    Un abrazo, Augusto, espero que nunca te canses de seguir vendiendo sueños. La sociedad actual los necesita.

    Jesús