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Doble vía hacia el sueño

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Hace un par de meses abordamos los problemas
de insomnio en la infancia desde una
óptica farmacológica. En esta ocasión os presentamos
dos remedios naturales contra la
falta de sueño: Estivill vs. Jové.

Autor: ANA MUGUERZA

Estivill: deben dormir solos en su cama

– El archiconocido Duérmete niño (Plaza & Janés) de Eduard Estivill se ha convertido en manual de cabecera imprescindible para muchos padres desesperados tras muchas noches en vela. Está basado en las teorías de la psicología conductual y básicamente consiste en “aplicar unas normas y rutinas de sentido común para que el niño sea capaz de dormir sin problemas en su habitación y su cama”, según explican desde el equipo de Estivill en el Instituto Dexeus de Barcelona. Los padres dejan a sus hijos en la cuna y no los levantan aunque lloren. Se establece un sistema de tiempos para visitar y consolar a los pequeños, pero en ningún caso se les coge en brazos.

– Según el doctor Estivill, el 35% de los niños menores de cinco años tiene problemas para lograr caer en los brazos de Morfeo. Esto tiene consecuencias no sólo en los pequeños –se vuelven irritables e inseguros– sino que también afecta a la salud de toda la familia. En su libro, Estivill promete acabar de una vez por todas con el problema del insomnio infantil y presume de que su método ha funcionado en el 96% de los casos en lo que se ha aplicado.

– El método Estivill no se salva de las críticas, y su aspecto más polémico es el hecho de que haya que dejar llorar al niño. Los seguidores de esta técnica aseguran que no se trata de abandonar al niño a su suerte. “Dejarle llorar toda la noche para que se duerman es una crueldad”, aseguran. En el libro se explica que hay que entrar en la habitación del pequeño para visitarle y tranquilizarle “tantas veces como sea necesario” para que no se angustie y entienda cuál es la situación. En cuanto a las críticas por las supuestas secuelas emocionales que este método pudiera generar en los pequeños, desde el equipo de Estivill se asegura que “no se ajustan a criterios científicos”.

– Duérmete niño se ha traducido a 18 idiomas y ha vendido más de un millón y medio de ejemplares.

Jové: dejar llorar al niño no es la solución.

– No es necesario adiestrar a los pequeños para que aprendan a dormir “ya que todos los niños sanos van a dormir correctamente algún día entre los cero y los cinco años, sin necesidad de hacer nada”, apunta Rosa Jové. Esta especialista en psicología clínica infantil y juvenil, autora de Dormir sin lágrimas (La Esfera de los libros), mantiene que el sueño es un proceso evolutivo y que no hay que alterarlo ya que “como necesidad vital se sincronizará con nuestras necesidades en cada momento de nuestra vida”

– Según un estudio que cita Jové, el 81% de los niños de un año se despierta por la noche. A los dos años de edad, este porcentaje se reduce al 54%.

– Para la psicopediatra catalana, dejar llorar a los niños no es la solución . “No se trata de aplicar un método o unas normas de disciplinas –no hay un método igual para todos– sino de abordar cada caso con afecto y comprensión”, comenta. Jové destaca el papel de la lactancia materna en el éxito del sueño y se muestra partidaria del colecho (que el niño comparta cama con sus progenitores) porque “a los pequeños les gusta dormir con sus padres y así acaban durmiendo más horas seguidas”.

– Rosa Jové no ahorra críticas al popular método Estivill. “Las técnicas de adiestramiento basadas en dejar llorar a los niños son crueles e inhumamas”, asegura. Según esta especialista en sueño infantil, cuando un bebe llora es porque le pasa algo y no se puede dejar desatendidos a los niños cuando más lo necesitan. “No se enseña a los niños a dormir, sino a no quejarse cuando se despiertan”, apunta. Además, estos métodos tan estrictos pueden generar secuelas importantes en los pequeños como trastornos de ansiedad, depresiones, indefensión aprendida o síndrome de estrés postraumático.

– En sólo año y medio, Rosa Jové ha vendido más de 40.000 ejemplares de su libro Dormir sin lágrimas. El año que viene se traducirá al inglés.

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