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Primer curso plenamente LOE

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Tan atípico ha resultado este inicio de curso que parece como si las tizas hubieran mutado en jeringuillas y los pupitres en camillas hospitalarias. Pero la alargada sombra de la gripe A no debería eclipsar la importancia de un buen puñado de novedades previstas para el período 2009-10. Cambios que afectan al acceso a la universidad, la promoción en Bachillerato, el diagnóstico de conocimientos en la ESO o la esencia misma de los procesos de aprendizaje.

Ante todo, este año finaliza la progresiva implantación de la Ley Orgánica de Educación (LOE). Sólo faltaban los dos últimos cursos de Primaria y 2º de Bachillerato, que ya se rigen por el marco normativo estatal de nuestro sistema educativo. Nos encontramos por tanto ante el primer curso plenamente LOE. ¿Cuántos más habrá? Derivemos la pregunta al Congreso de los Diputados y confiemos en que la tan ansiada estabilidad se imponga de una vez por todas en la enseñanza española.

Con el desembarco de la LOE en 5º y 6º de Primaria, llega también la obligación de impartir Educación para la Ciudadanía en uno de los dos cursos. El mínimo son 50 horas en total (1,5 horas semanales), y cada comunidad ha optado por la fórmula que ha creído más conveniente. Por ejemplo, Extremadura o Galicia incluyen dos horas a la semana en 6º, mientras que Andalucía, Madrid o Murcia se decantan por 5º y se ciñen al mínimo de hora y media semanal. Al ser territorios con lengua cooficial (y poder dedicar a ésta un 10% del currículo), Cataluña y el País Vasco reservan únicamente una hora a la asignatura.

Selectividad

En Bachillerato los cambios remiten al polémico decreto que intentó sin éxito regular la promoción de curso por, digamos, analogía universitaria. Es decir, “me dejo algunas de 1º” (de acuerdo a aquél, se podía pasar de curso con hasta cuatro suspensos) “y me matriculo en otras de 2º”. Tumbada la iniciativa por el Tribunal Supremo, el nuevo curso incorpora opciones variopintas para los alumnos que hayan naufragado en tres o cuatro materias de 1º. Se resumen en: matricularse de todo 1º invalidando las calificaciones de las asignaturas aprobadas; matricularse de todo 1º guardando las calificaciones positivas (a final de curso, se puede subir nota o quedarse con las obtenidas el curso anterior); matricularse sólo de las materias suspensas. Si el expediente acumula más de cuatro disgustos, se repite sin más. Con dos o menos, se pasa de curso pero los cates quedan pendientes.

Modificaciones también en la temida prueba de acceso de la universidad. A partir del próximo junio, el examen constará de dos “fases”. La “general”, con cuatro ejercicios (cinco en comunidades con lengua cooficial) obligatorios y puntuados de 0 a 10, y la “específica voluntaria” para aquellos alumnos que quieran subir nota respondiendo a cuestiones relacionadas con la titulación que se quiere cursar.

Prueba de diagnóstico

Si en 2008-09 se dio el pistoletazo de salida a las pruebas anuales de diagnóstico en 4º de Primaria, este curso les llega el turno a los alumnos de 2º de ESO. “Cultura de la evaluación”, dicen desde el Ministerio de Educación, que refleja la “cultura del esfuerzo” que se pretende instaurar. Muy probablemente, el examen tendrá lugar a mediados de primavera, aunque habrá que esperar más de un año para conocer los resultados. No es una prueba censal, es decir, no la realizan todos los estudiantes sino sólo una muestra representativa del alumnado español.

Quizá la novedad que más suspicacias despierte entre la comunidad educativa sea la puesta en marcha de la Escuela 2.0, faraónico proyecto para digitalizar, de aquí a cuatro años, todas las aulas de 5º y 6º de Primaria y 1º y 2º de ESO. El programa nace con retraso -el presidente del Gobierno anunció en mayo 420.000 ordenadores portátiles para este inicio de curso-, así que por el momento sólo participan en una experiencia piloto algo más de 7.000 alumnos. Falta además consensuar el modelo de financiación con las consejerías y, sobre todo, trazar caminos fiables para sacar un buen rendimiento académico a lo que, según el ministerio, antes era “un apoyo a la Educación” y “a partir de ahora será parte fundamental del proceso de enseñanza y aprendizaje”.

Puestos a soñar, la gran esperanza del 2009-10 sería ver rubricado el Pacto de Estado sobre Educación que pretende alcanzar el ministro Ángel Gabilondo. Ya se han iniciado las reuniones con los distintos estamentos de la Educación española, aunque es obvio que el éxito pasa necesariamente por un acuerdo de mínimos entre los dos grandes partidos de este país. Eso sí que sería noticia.

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