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La escuela es clave para la integración social de extranjeros

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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La llegada repentina de inmigrantes a España, sobre todo a partir del año 2000, puso en un aprieto al sistema educativo que debía acoger en sus aulas a niños de diversas culturas y con distintos idiomas. Una década después es tiempo para evaluar los logros conseguidos y las dificultades aún sin resolver.

Lo primero que se puede hacer es romper con los estereotipos. El origen extranjero de los niños no está directamente relacionado con una bajada del nivel del grupo. Otros factores, como el entorno familiar o el nivel educativo de los padres suelen tenerse menos en cuenta y son, sin embargo, fundamentales. “Algunos funcionan muy bien y llegan a sacar muy buenas notas desde que pasan el periodo de integración, otros sin embargo, requieren más apoyo, depende de cómo sea el niño y de las circunstancias de la familia, nunca se puede generalizar”, asegura Irene Iglesias, directora del Vázquez de Mella, un colegio público de Infantil y Primaria, ubicado en la zona centro de Madrid y con una larga experiencia en integración y convivencia intercultural.

Esto no quiere decir que no haya dificultades adicionales cuando se trabaja en un contexto de afluencia constante de familias inmigrantes, “los padres españoles dicen que esto perjudica a sus hijos porque baja el nivel, y es posible que a veces lo haga, pero sobre todo porque hay que escolarizar a los niños según llegan, aunque lo hagan con cuentagotas”. La incorporación de alumnos a mitad de curso es una cuestión que levanta ampollas, aunque ha sido salvada con cierto éxito mediante las aulas de enlace, puestas en funcionamiento por la Comunidad de Madrid en 2003 y gestionadas por los centros.

A ellas se incorporan los alumnos no hispanohablantes recién llegados hasta que pueden unirse al curso que les corresponde. Mientras tanto, los grupos se juntan a la hora de dar música, inglés o educación física, para favorecer el intercambio con los demás niños.

La escuela juega un papel clave en la incorporación de las personas, tanto de los pequeños como de sus familias, a una nueva sociedad.

MUCHA AFECTIVIDAD

Por un lado es donde se experimenta el primer contacto de los niños con la tierra de acogida, donde se aprenden los códigos, el idioma, los hábitos culturales, y por otro porque la formación escolar les da herramientas para prosperar económica y socialmente, así como para defenderse de posibles discriminaciones. Además, los niños transmiten en casa lo aprendido en la escuela y contribuyen así, indirectamente, a la integración de los adultos.

Para Irene Iglesias está claro: “el acercamiento y la afectividad son lo primordial, los contenidos pueden esperar, ya los aprenderán tarde o temprano, pero el cariño tiene que notarse desde el primer día”.

Sobre todo porque los niños inmigrantes han experimentado un proceso difícil, el cambio de residencia, la separación de familiares y amigos, en muchos casos incluso del padre o la madre, un nuevo entorno y a veces también otro idioma. El plan de integración del Vázquez de Mella insiste en potenciar un entorno agradable y protector para los pequeños recién llegados: “Es muy importante aprenderse su nombre, saludarle cuando está en la fila, animarle a jugar con los demás en el patio, no dejar que se quede sólo en un rincón, son detalles que le hacen ver que le conoces y que te preocupas por él”, explica la directora.

Si bien el primer acercamiento consiste en implicar a los padres y transmitirles confianza, después, hay que estar muy pendientes de la evolución de cada niño.

¿CÓMO CREAR UN ENTORNO INTERCULTURAL?

Uno de los objetivos marcados por el Ministerio de Educación para la creación de la escuela del siglo XXI es la interculturalidad. De momento, como afirma José Pérez Iruela, director del Centro de Investigación y Documentación Educativa, la escuela intercultural es todavía una ilusión, una meta a la que nos debemos dirigir pero que aún está muy lejos de la realidad. En este sentido, cada centro avanza como puede, en el Vázquez de Mella, por ejemplo, se organizan festivales interculturales en los que se resalta y se da valor a la gastronomía, la música y el folclore de las familias.

Otras ideas que han tenido éxito son la adaptación del menú del comedor, actividades en las que se explica a los niños una determinada práctica cultural, como por ejemplo el Ramadán, o jornadas dedicadas a la tolerancia y al respeto del otro. Por otra parte, también es esencial el que los docentes detengan las actitudes xenófobas ya que estas pueden crear un entorno hostil y perjudicial para el desarrollo de los pequeños. Desde su experiencia, la directora del Vázquez de Mella afirma que hay que cortarlo de raíz, aunque “a estas alturas el colegio ya está habituado a que haya niños de todas partes, al principio fue más costoso pero ahora los propios alumnos están muy concienciados.”

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