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El maestro de las Burujas

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Un divertido cuento fantástico, traspasado de suave humor irónico en cada una de sus páginas, e ilustrado maravillosamente por el propio autor. Ya el título completo del libro, El maestro de las Burujas: alquimia y arte culinario en una mágica novela de Zamonia.

Novela gastronómica de Zamonia de Gofid Letterkerl, recontada por Hildegunst von Mythenmetz, traducida del zamonio e ilustrada por Walter Moers, da perfecta cuenta de por dónde van los tiros estilísticos del libro. La trama transcurre en Sledwaya, ciudad del reino de Zamonia, y describe la singular relación entre el poderoso alquimista Eisspin, Maestre de Burujas y gobernante en la práctica de la ciudad, y el gratito –un gatito parlanchín– Eco.

Como el hambre arrecia, Eco llega a un trato con Eisspin para saciar su hambre. Durante un año le servirá todo tipo de sabrosos manjares, pero transcurrido ese tiempo, Eisspin será libre para usar su cebado cuerpo para sus experimentos, que incluye la extracción de su manteca. Y es que en efecto, Eisspin considera que alquimia y cocina son ciencias semejantes: “mezclar cosas conocidas y utilizarlas para crear algo radicalmente nuevo: he aquí la esencia del arte culinario y también de la alquimia”.

Moers crea un mundo muy interesante donde reina la miseria y la enfermedad por culpa de gente como Eisspin, y presenta criaturas de lo más pintorescas, todo un derroche de imaginación. Valgan como botón de muestra los muscílagos, murciélagos con cabeza de ratón, o las velas dolientes. El autor inserta en la trama una gran variedad de cuestiones que hacen pensar, un poco al estilo de Michael Ende en La historia interminable. Por ejemplo, Eco al principio está feliz de comer todo lo que quiere, pero pronto se da cuenta de que no puede venderse tan barato. También se observa en Eisspin la crueldad y la ambición desmedidas, guiadas por ese principio tan deleznable de que “el fin justifica los medios”, y la insensibilidad con que hacen comentarios que hieren a las personas. La primera conversación con los muscílagos incluye una interesante apelación a su conciencia, a lo que ellos responden con un dar la vuelta a los criterios que deberían guiarles, “arriba es abajo y abajo es arriba”, “¡Lo incorrecto es correcto y lo feo es bello!”.

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