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La hora de comer

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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¿En cuántos hogares la hora de comer del bebé se convierte en un suplicio? Ocurre muy a menudo que los niños, al llegar a cierta edad (sobre todo a partir del primer año, ya que la velocidad de crecimiento disminuye) comienzan a comer menos o, incluso, mucho menos.

Esto se vive con angustia y ansiedad por parte de los padres, que, movidos por la preocupación por la salud de su hijo inventan todo tipo de estratagemas para que el niño ingiera lo que ellos creen que debe ingerir: amenazas, comentarios ofensivos, chantajes, castigos, súplicas, estimulantes del apetito, etc. Esta situación se ve agravada, en la mayoría de los casos, por el sentimiento de culpabilidad que les produce pensar que no están cuidando al niño debidamente. La consecuencia es que el momento de la comida se convierte en una batalla que provoca un sufrimiento terrible en los padres y en el bebé, que lucha con todas sus fuerzas para que no le obliguen a comer más llorando, manteniendo la comida en la boca durante horas, escupiendo e, incluso, vomitando.

Todos los seres vivos estamos programados genéticamente para ingerir la cantidad de alimento que necesitamos. Sobre todo los bebés, que aún no se ven influidos por el entorno. Lo que regula la ingesta es el apetito y está demostrado que los niños lo hacen correctamente según sus necesidades.

¿Se imagina cómo se sentiría si le obligaran a seguir comiendo cuando ya se siente satisfecho?

¿Quién no recuerda aborrecer algún alimento porque le han obligado a comerlo de pequeño?

No todos los niños necesitan lo mismo, ni al mismo ritmo, ni tienen las mismas preferencias. Si no existe ninguna enfermedad asociada a la falta de apetito, si no hay pérdida de peso, la preocupación de los padres debe centrarse en la calidad de los alimentos, en crear un ambiente agradable y en fomentar los buenos hábitos en la mesa. Nadie mejor que el bebé sabe lo que necesita.

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