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Alerta con lo que nos trae Papá Noel y los Reyes Magos

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Durante las fiestas navideñas Papa Noel y los Reyes Magos nos dejan sumergidos en montañas de juguetes que pueden acabar inundando las habitaciones de trastos inútiles. Para evitar esta situación debemos ser selectivos y seguir un criterio concreto para adquirir solo aquellos que mejor se adapten a cada etapa de desarrollo de nuestro hijo.

Para empezar, si su primera navidad cae dentro de los dos primeros meses de vida, debemos tener en cuenta que nosotros mismos somos su primer juguete. Nuestro hijo acaba de aterrizar en un planeta totalmente desconocido para él donde incluso la atmósfera es diferente a la que estaba acostumbrado: de respirar liquido pasa a respirar aire, un cambio radical. En estas circunstancias, el recién nacido necesita referentes, vínculos afectivos y estímulos de todo tipo: necesita tocar, oír, ver, sentir… para estimular todos sus sentidos. Los primeros elementos con que se encontrará serán su propio cuerpo y el de los padres. Es por ello que debemos acariciarle y que nos acaricie, que nos toque el pelo y la cara. Con ello, además de estimularlo, conseguiremos que empiece a desarrollar sentimientos de afecto y socialización.

Hasta los 2 años el sistema nervioso se encontrará en proceso de maduración. En esta etapa deberemos escoger dos tipos de juguetes: los que estimulen sus sentidos y los que contribuyan a su relajación:

Juguetes “de cercanía”: son aquellos que le permiten explorar su entorno más próximo sin necesidad de desplazamiento (gimnasios para bebés, pianos pataditas, carruseles, etc.) que le permitirán identificar sonidos, colores e imágenes a partir de su acción directa, que le permitirán reproducir sonidos por imitación, expresarse a través del gesto o experimentar diferentes texturas y materiales.

Juguetes “silenciosos”: sin ruidos ni estridencias que ayuden a la relajación. Son los juguetes de texturas suaves y cálidas como mantitas o peluches, y los clásicos móviles para la cuna con movimientos lentos y relajantes.

A partir de los dos años, deberemos estimular sus habilidades psicomotoras, visuales, auditivas, verbales y espaciales, por tanto, serán apropiados todos aquellos juguetes que impliquen manipulación, ensamblaje o construcción y requieran cierta destreza: puzzles, construcciones, plastilina, etc. Deberemos tener en cuenta que los juguetes que elijamos contribuyan a diferenciar formas, colores y medidas, orientarse en el espacio, desarrollar la imaginación mediante el juego simbólico, coordinar vista/tacto, etc. En esta etapa podemos empezar a introducir cuentos para aumentar su vocabulario y exteriorizar sus sentimientos.

A partir de los 3 años deberemos incidir en la psicomotricidad, estimulación auditiva y aumento del léxico con lápices finos, puzzles, construcciones, triciclos, juegos de mesa, etc. El objetivo es estimular su creatividad, el equilibrio, discriminar sonidos, formas y colores, iniciarse en el juego compartido y el respeto por el compañero de juegos.

Además, los diferentes juguetes también deben ser utilizados para empezar a fomentar su autoestima mediante el refuerzo positivo de sus logros o sus descubrimientos, iniciarlo en el establecimiento de rutinas, limites, tiempos y espacios, es decir, hay un tiempo para jugar, otro para dormir y también un lugar para cada juguete y un espacio para cada actividad. No olvidemos que el aprendizaje temprano se produce en gran manera por imitación y por tanto, deberemos dar ejemplo.

No olvides que hay veces en que los mejores juguetes no son necesariamente los que compramos, sino objetos cotidianos o construidos por el propio niño o con la colaboración de los padres, por lo que deberemos dejarle experimentar con todo tipo de objetos a su alcance, siempre que, por supuesto, no impliquen riesgo de ningún tipo, e implicarnos, cosa que contribuirá a reforzar vínculos afectivos y a consolidar nuestra figura de referente sólido que tan necesaria resultará en etapas turbulentas posteriores.

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