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"Para motivar a nuestros hijos a estudiar, hemos abusado mucho de los premios y castigos"

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Sara realiza un exhaustivo análisis de la situación actual y nos advierte de las etapas especialmente difíciles durante la enseñanza obligatoria.

¿Por qué crees que ahora hay tantos padres agobiados con los deberes de sus hijos? ¿No saben hacerlos solos o no les dejamos?

Actualmente la mayoría de los padres estamos agobiados por todo. La sociedad es cada vez más exigente y competitiva y eso nos hace que exijamos cada día más a nuestros hijos, muchas veces, queremos que hagan todo de manera perfecta y la perfección no existe. Los deberes se tienen que entender como parte del estudio y del trabajo diario. Yo nunca hago distinción entre deberes y estudios, forma parte de lo mismo. Estudiar tiene mucho de entrenamiento y para conseguir ser bueno en algo hay que entrenar todos los días. El problema es que nuestros hijos sí hacen distinción entre deberes y estudio. Muchas veces los deberes los hacen rápido, (sin pensar y para quitárselos de encima) y sin embargo son incapaces de ponerse a estudiar.

Esto es un problema que se ha ido gestando desde el inicio de la escolaridad, se crea un contrato entre profesor-alumno, “yo te mando”, “tú me haces”. Esto hay que romperlo cuanto antes. Los deberes se realizan para repasar, ampliar y motivar el aprendizaje. Tanto padres como profesores tenemos que ir haciendo el cambio para que nuestros hijos aprovechen realmente el tiempo de deberes y estudio.



¿Desde qué edad se puede comenzar a crear el hábito de estudio?

La creación de hábitos empieza desde muy pequeños, desde bebés, y es una tarea casi exclusiva de las familias. Los padres con planificación, horario y modelo van introduciendo hábitos diarios de comida, sueño, juego, trabajo…

El hábito de estudio debe comenzar desde primero de Primaria. Esto no quiere decir que, desde esa edad ya deben estudiar, sino que pueden tener todos los días un sitio, siempre el mismo, de una media hora, para trabajar, pintar, dibujar, recortar… hacer alguna tarea que requiera concentración y habilidad cognitiva. Hasta esta edad los niños y niñas no diferencian muy bien entre tiempo de atención y juego, por ello, es tan importante ir haciendo diferencias y dar importancia a ambas actividades.



El objetivo es que sean autónomos y responsables ¿Se puede conseguir?

Se puede y se debe conseguir. Ha habido un cambio en la crianza de nuestros hijos recientemente, como padres no queremos que nuestros hijos “lo pasen mal”, esto hace que compensemos emocionalmente a nuestros hijos sin educarles y sin poner nombre a su regulación emocional. Los niños y niñas tienen que tomar conciencia de sus estados emocionales, tienen que saber cuando están frustrados, cuando son impulsivos, cuando están nerviosos o ansiosos, cuando agresivos… y desarrollar estrategias para canalizar estos estados. Esta regulación emocional tiene que ser de nuestros hijos no exclusivamente de los padres. Si vamos consiguiendo esto, nuestros hijos serán más autónomos, más responsables y sabrán tomar decisiones más realistas y ajustadas, así como marcarse pequeñas metas e irlas consiguiendo.



¿Cómo pueden unos padres, con poco tiempo, motivar a sus hijos para estudiar?

Esta es realmente la pregunta que hay que hacerse, ¿cómo motivar?. Muchas veces como padres y desesperados nos preguntamos por qué nuestros hijos no estudian, estas formulaciones no conllevan soluciones. Para motivar a nuestros hijos, hemos abusado mucho de los refuerzos (premios) y castigos, de tal manera, que ha llegado un momento que al tener de todo, si un día no quieren trabajar, da igual el regalo que se les prometa. La mayoría de los padres nos quejamos que los castigos y los premios no son eficaces, pero seguimos recurriendo a ellos.

Hay diferentes tipos de motivaciones: la extrínseca, es la que hace referencia a premios externos y la intrínseca, es la motivación de uno mismo, del querer… La motivación intrínseca es la que falta en nuestros hijos y la que tenemos que crearles.

Dar premios o consecuencias a largo plazo es totalmente ineficaz. “Si apruebas todo, a final de curso te compro…”. Tenemos que dar refuerzo diariamente, para ello lo mejor es ayudar a nuestros hijos a planificarse y organizarse su tarde de trabajo y ocio, solo por el hecho de cumplir su planificación ya habrá un refuerzo interno y esto le llevará a querer seguir haciéndolo todos los días. Esta idea conecta con la motivación de logro, voy consiguiendo las pequeñas metas que me voy creando. Hay que ayudarles a crear metas realistas y a poder conseguirlas, pero que sean ellos mismos los que sepan que han logrado sus objetivos.

¿Hay alguna edad especialmente conflictiva que nos haga estar alerta? Bien porque aumente la dificultad de la materia o por los cambios fisiológicos y hormonales de los jóvenes, que hacen que sus intereses se desvíen hacia otro lado.

Hay dos momentos a tener en cuenta, tanto por razones académicas como evolutivas. Una etapa es el cambio a 3º de Primaria, pasamos al segundo ciclo de la etapa Primaria y es el momento en el que los alumnos deben empezar a estudiar. Deben de tener adquiridas las destrezas básicas de lectura, escritura y comprensión. Hasta entonces el aprendizaje ha sido puramente memorístico, es el momento de elaborar la información para recordarla. Si algún alumno no ha automatizado bien las destrezas básicas de lecto-escritura, pueden aparecer dificultades de aprendizaje, que hay que tener en cuenta e intervenir sobre ellas para evitar malas experiencias de aprendizaje. Además hay un cambio hormonal, podemos encontrar a nuestros hijos más dispersos, más agresivos, más lábiles emocionalmente… y esto afecta directamente en el rendimiento.

Una segunda etapa es 6º de Primaria y 1º de Secundaria, se conoce evolutivamente como preadolescencia y es donde aparecen una serie de cambios a nivel hormonal, físico e intelectual que inciden de manera directa en el aprendizaje. Además es la etapa donde se marca las bases para la edad adulta. Es una etapa que se caracteriza por la separaciónde los padres, se apartan del núcleo familiar para buscar referencias en sus amigos, aparecen las pandillas, los modelos. De ahí la importancia como padres de controlar amistades y estar siempre, aunque nuestros hijos nos rechacen.

Además, aparece mayor agresividad, el objeto amoroso y el deseo sexual, lo que conlleva desatención. Es una etapa, en la que nuestros hijos tienen multitud de planes y de metas pero la mayoría abocadas al fracaso, de ahí la importancia de orientarles en sus objetivos diarios.

Además se termina una etapa educativa, la Primaria, donde deben de haber conseguido las competencias propuestas para estar preparados para afrontar la siguiente etapa, la Secundaria. El paso de etapa, también conlleva una serie de cambios, hay más profesores, se les deja mayor autonomía, se les da mayor responsabilidad… Todos esos cambios, tanto psicológicos como académicos pueden ocasionar verdaderas dificultades de aprendizaje en alumnos que no habían tenido dificultades hasta este momento, y empezar a fallar y derivar en un fracaso escolar.



Las nuevas tecnologías ¿son aliadas o enemigas a la hora de estudiar?



Las nuevas tecnologías siempre hay que verlas como aliadas. Son una realidad social. Se usan y se van a seguir usando. Lo más seguro es que nuestros hijos trabajen en un futuro con ellas, por lo que negarlas es una tontería. Lo que sí hay que hacer es conocerlas y enseñarles a darles un buen uso. Tenemos que diferenciar entre aparatos tecnológicos que se puede usar para trabajar y los que se usan para jugar. Ponerles límites, regularles, pero usarlos.

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