fbpx

Cómo lograr una autoridad positiva

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
0

Tener autoridad, es básico para la educación
de nuestro hijo. Debemos marcar límites y objetivos
claros que le permitan diferenciar qué está bien y qué
está mal, pero uno de los errores más frecuentes de padres
y madres es excederse en la tolerancia. Y entonces empiezan
los problemas. Hay que llegar a un equilibrio, ¿cómo
conseguirlo para tener autoridad?

Autor: padresycolegios.com

– ¿Qué hago si mi hijo está encima de la mesa y no quiere bajar?
– Dígale que
baje – le dije yo.
– Ya se lo digo, pero no me hace caso y no baja– respondió
la madre con voz de derrotada.
– ¿Cuántos años tiene el niño?– le
pregunté.
– Tres años – afirmó ella.
Situaciones semejantes a ésta se
presentan frecuentemente cuando tengo ocasión de comunicar con un grupo de
padres. Generalmente suele ser la madre quien pone la cuestión sobre la mesa
aunque estén los dos.

ERRORES
FRECUENTES

Estos son los errores que, con más frecuencia,
debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:

LA PERMISIVIDAD. El niño, cuando nace, no tiene
conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo. No sabe si se puede rayar en
las paredes o no. Los adultos hemos de decirle lo que está bien o lo que está
mal. El dejar que se ponga de pie encima del sofá porque es pequeño es el
principio de una mala educación. Un hijo que hace «fechorías» y su padre no le
corrige, piensa que es porque su padre ni lo estima ni lo valora. Los niños
necesitan referentes y límites para crecer seguros y
felices.

CEDER DESPUÉS DE DECIR
NO.
Una vez que usted se ha decidido a actuar, la primera regla
de oro a respetar es la del no. El no es innegociable, pero es el error más
frecuente y que más daño hace a los niños. Cuando usted vaya a decir no a su
hijo, piénselo bien, porque no hay marcha atrás. En cambio, el sí, sí se puede
negociar. Si usted piensa que el niño puede ver la televisión esa tarde, negocie
con él qué programa y cuanto rato.

EL
AUTORITARISMO.
Es el otro extremo del mismo palo que la
permisividad. Es intentar que el niño/ a haga todo lo que el padre quiere
anulándole su personalidad. El autoritarismo sólo persigue la obediencia por la
obediencia. Su objetivo no es una persona equilibrada y con capacidad de
autodominio, sino hacer una persona sumisa, esclavo sin iniciativa, que haga
todo lo que dice el adulto. Es tan negativo para la educación como la
permisividad.

FALTA DE
COHERENCIA.
Los niños han de tener referentes y límites
estables. Nuestro estado de ánimo ha de influir lo menos posible en la
importancia que se da a los hechos. Si hoy está mal rayar en la pared, mañana,
también. Igualmente es fundamental la coherencia entre el padre y la madre, que
se deben apoyar.

GRITAR. A
veces es difícil no perder los estribos. De hecho, todo educador reconoce
haberlos perdido alguna vez en mayor o menor medida.Perder los estribos supone
un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la
autoestima para el niño. Además, cuando los gritos no dan resultado, la ira del
adulto puede pasar fácilmente al insulto, la humillación e incluso los malos
tratos psíquicos y físicos, lo cual es muy grave. No debemos llegar a este
extremo. Si los padres se sienten desbordados, deben pedir ayuda.

NO CUMPLIR PROMESAS NI
AMENAZAS.
El niño aprende muy pronto que cuanto más promete o
amenaza un padre menos cumple lo que dice. Cada promesa o amenaza no cumplida es
un jirón de autoridad que se queda por el camino. Deben ser realistas, fáciles
de aplicar. Un día sin tele o sin salir, es posible. Un mes es
imposible.

NO NEGOCIAR. No
negociar nunca implica rigidez e inflexibilidad. Supone autoritarismo y abuso de
poder, y por lo tanto incomunicación. Un camino ideal para que en la
adolescencia se rompan las relaciones entre padres e hijos.

NO ESCUCHAR. Muchos padres se quejan de que sus
hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus
hijos. Los han juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer, pero
escuchar… nunca.

EXIGIR ÉXITOS
INMEDIATOS.
Con frecuencia, los padres tienen poca paciencia con
sus hijos. Querrían que fueran los mejores… ¡ya! Con los hijos olvidan que
nadie ha nacido enseñado. Y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus
correspondiente errores.

EN
POSITIVO

Actuaciones concretas y positivas, como estas,
ayudan a tener prestigio y autoridad positiva ante los
hijos:

TENER UNOS OBJETIVOS
CLAROS
de lo que pretendemos cuando educamos. Han de ser pocos,
y formulados y compartidos por la pareja, de tal manera que los dos se sientan
comprometidos.

ENSEÑAR CON
CLARIDAD
cosas concretas. Al niño no le vale decir «sé bueno»,
«pórtate bien» o «come bien». Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo
que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el
cuchillo, por ejemplo.

DAR TIEMPO DE
APRENDIZAJE.
Una vez hemos dado las instrucciones concretas y
claras, las primeras veces requieren un tiempo y una práctica
guiada.

VALORAR SIEMPRE SUS ESFUERZOS POR
MEJORAR,
resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que
hace mal, porque no lo hace por fastidiarnos.

Dar ejemplo, confiar en
nuestro hijo, actuar y huir de los discursos y reconocer los errores propios
también enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia

0
Comentarios

  1. Luis Manteiga Pousa
    15 de marzo de 2023 22:53

    Si los niños pueden hacer lo que les de la gana sin ningún castigo penal, o casi ¿que autoridad les queda a los padres y profesores?. Y al resto de la población. La gran mayoría de los niños son «normales» pero algunos salen atravesados y la Ley debe contemplar estos casos.