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La risa, la mejor y más barata de las medicinas

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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La risa es la mejor y más barata de las medicinas y combate,
cuando menos, el mal humor. Los niños lo descubren
de forma espontánea pocas semanas después
del nacimiento. Esa primera sonrisa despierta en nosotros
ternura y los mejores sentimientos. Durante toda
la infancia, la risa le acompañará y llenará nuestro
hogar de uno de los sonidos más bellos.

Autor: CARMEN HERRERA GARCÍA

El sentido del humor es necesario en la vida familiar tanto como la disciplina,
la educación o los valores. Las relaciones entre padres e hijos que permiten y
dedican tiempo a las diversiones, el buen humor y la risa son más sanas, menos
tensas y más cordiales.

– El sentido del
humor es un sentido eminentemente humano.

Nos permite ver los
problemas en su dimensión correcta, ni sobrestimados ni subestimados. Saber
reírnos de nuestros errores y asperezas facilita reconducir situaciones que, de
otro modo, aumentarían las tensiones y los conflictos.

– A los niños les encanta reír, les gustan las bromas, las
expresiones de buen humor y la alegría.
A los padres nos es
fácil hacerles reír cuando son bebés, pero a medida que crecen y empezamos a
sentir la responsabilidad de su educación podemos, poco a poco, alejarnos de las
expresiones diarias de alegría con que nos dirigíamos a ellos cuando eran
pequeños. Nos ponemos perfeccionistas y, llevados por la tensión y el estrés,
pasamos la mayor parte del tiempo corrigiendo de forma reactiva o haciendo
énfasis en los errores, los conflictos y las dificultades que, por otro lado,
son características de seres en continuo aprendizaje. Y nos olvidamos de pasar
tiempo con ellos divirtiéndonos. Dejamos de lado la alegría y el buen humor que
tanto nos pueden ayudar en su educación. Y dejamos, por ende, de ser modelos de
personas alegres y divertidas, dignas de ser imitadas por nuestro alto sentido
del humor. Conviene recordar que los niños aprenden, sobre todo, por imitación,
y cuanto más dignos de crédito son los modelos a imitar, más duradero será el
aprendizaje.

– Seamos conscientes de que la
alegría y el buen humor también se educan.
A los niños les
encanta reír y les encantan las bromas. Las familias que logran pasar tiempo
divirtiéndose juntas crean vínculos de relación más estrechos y duraderos. Es
conveniente, por tanto, pasar tiempo juntos en actividades lúdicas a menudo.
Recuerdo una niña de siete años que, tras un paseo invernal por la playa con su
papá y sus hermanos en el que jugaron y corrieron todo el tiempo, al regresar a
casa hizo un dibujo que lograba transmitir con enorme fuerza los intensos
momentos de diversión que acababa de vivir.


Los padres podemos enseñar a nuestros hijos a no sobredimensionar los problemas
a través del buen humor y la alegría.
En cierta ocasión, tras
un largo viaje, un paquete de cacao en polvo se abrió dentro de nuestra maleta
de ropa manchándolo todo. En el momento en que lo vimos podíamos habernos
quejado y lamentado por la ropa, etc. En vez de eso, empezamos a reír y a ver el
lado divertido del asunto, comentando que tendríamos que meter los pantalones en
el vaso de leche para aprovechar el cacao, o que tal vez la mejor idea sería
«vaciar la leche directamente en la maleta y tener un montón de leche
chocolateada». Nuestros hijos aún recuerdan el incidente con risas y, en su
momento, lo comentaron con los amigos como algo tremendamente divertido. A lo
largo del día tenemos muchas oportunidades de vivir nuestra relación con los
niños de forma alegre y divertida, pero hemos de ser capaces de reconocerlos y
de vivirlos sin miedo a que las normas o la disciplina se vean afectadas. Un
padre divertido y alegre es tan o más digno de crédito que aquel padre huraño y
culpabilizador. De hecho, a nosotros mismos nos es mucho más grato compartir
nuestro tiempo con personas de trato alegre y cordial que con aquellas que
siempre se quejan o protestan por todo.


Pero lo que hemos de evitar es reírnos de los niños.

Si nos
reímos de sus errores, podemos menoscabar su autoestima dado que se encuentran
todavía en una etapa inmadura en la que necesitan afianzar la confianza en sí
mismos. Frente a un error deberemos primero saber qué opina nuestro hijo de lo
sucedido y después podremos ayudarle a ver el lado divertido del asunto puesto
que ya conocemos sus sentimientos.

– Es
recomendable comprobar el humor que ven nuestros hijos en
televisión.

A menudo se utiliza un humor que daña a los demás
para hacer reír. Es necesario que sepan que no podemos reírnos a costa del dolor
producido a otros.

© solohijos.com

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