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La sutileza, arma contra las malas compañías

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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A los quince años, si un
adolescente es obligado
a elegir, se queda con
sus amigos antes que
con sus padres.

Autor: PABLO ROVIRA

De los cuatro grandes agentes socializadores en la vida de un adolescente,
escuela, familia, televisión y amigos, éste último quizás sea al que menos
atención presten los padres. O, al menos, sobre el que menos información recaban
para realizar su tarea educativa. «No me gusta ese amigo para ti» es la peor
manera para cuidar las amistades de tu hijo porque «a los quince años, si un
adolescente es obligado a elegir, se queda con sus amigos antes que con sus
padres», señala Mar Sánchez Marchori, pedagoga terapéuta y directora de MSM
Pedagogía Creativa.
En secundaria, la amistad es el máximo indicador de
adaptación personal del joven, le da seguridad. Por eso, no puede verse como un
riesgo, ya que forma parte de la educación del adolescente. «A esas edades, el
niño cambia el nucleo familiar por el social, que son sus amigos y, con el
tiempo, vuelve otra vez a la familia». Por eso, comenta Mar Sánchez, «el padre
tiene que aceptar que el niño crezca con independencia».
Esto no quiere decir
que se desvincule de las amistades de sus hijos. Lo único es que toda actitud al
respecto debe contar con un alto grado de sutileza, «el joven no puede ser
consciente de un control». Así, los padres pueden favorecer ciertas amistades
que consideran saludable, aunque no de un modo directo: «tan malo es decir este
chico no me gusta como idealizar a un amigo, porque el hijo puede ver en él una
prolongación de sus padres».
Por ejemplo, es importante que el adolescente
goce de intimidad cuando vengan sus amigos a casa. «Pueden tener un espacio para
ellos como es la habitación del niño, y si queremos entrar, llamamos a la
puerta», señala esta pedagoga valenciana.

OCIO SEGURO
Otra de estas actitudes
inteligentes de los padres es favorecer el «ocio seguro». Un ejemplo claro se da
en la Nochevieja, una fecha que está cercana. Es normal que el adolescente
quiera salir con sus amigos, en cambio, si los impedimentos paternos para esa
noche son muy altos, quizás opte por otro tipo de Nochevieja como ir a una casa
rural, donde los riesgos aumentan por la carretera y la lejanía. «Es un ejemplo,
pero es bueno que los padres se aseguren de que en lugares seguros, el hijo lo
pase bien».
Además, Mar Sánchez aconseja a los padres mirar más allá de los
signos. El pelo largo, el piercing, la ropa, son en ocasiones pequeñas rebeldías
propias de la edad que desaparecen con el tiempo, pero eso no quita para que
detrás de esos signos externos, esté un amigo que pueda ser beneficioso para el
hijo. «Hay que conocer a sus amigos y sus valores». Es este tema de los valores
algo importante, porque es mejor sustituir frases como «ese chico no me gusta»,
por «tal actitud no me gusta», para que el joven sea consciente de sus propias
amistades.
Es normal buscar las amistades por compatibilidad. No obstante,
«en estas edades, el adolescente también pasa una etapa de frecuentar a gente
diferente a él, hasta que se forma más su propia personalidad». Es más adelante,
en Bachillerato, donde se concretan las amistades duraderas que acompañan toda
la vida. Porque la amistad no debe ser vista como un riesgo, sino, por el
contrario, puede influir positivamente en la madurez de un adolescente.

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