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El retraso escolar esconde a veces un niño disléxico

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Tras el concepto de retraso escolar se esconden muchos
alumnos con dislexia u otras dificultades de apredizaje
no diagnosticados a tiempo. Son los famosos «vagos»
que sufren un auténtico calvario cuando saben que sus
padres y profesores piensan que no quieren aprender.
Sus dificultades en lectoescritura son ya un síntoma.

Autor: SILVIA SABATÉS

La dislexia no es una enfermedad, por lo tanto no es algo que haya que curar. La
dislexia es una inhabilidad lecto-escritora y a veces también una inhabilidad en
la asignatura de matemáticas, por lo tanto es algo que se puede corregir y que
aparece en el niño cuando comienza a aprender la abstracción del símbolo o
letras y números. ¿Por qué?

Porque es algo que tiene que ver con la forma
de aprender del ser humano. Hay personas que aprendemos con el sonido de las
palabras y otras mediante imágenes. Estas últimas, son las que tienen más
posibilidades de desarrollar dificultades de este tipo.

La habilidad para
aprender mediante imágenes la desarrollan más o menos como a los cinco años, por
lo que es muy importante a esas edades enseñar los símbolos o la abstracción de
las letras de forma visual, auditiva y gráfica, asegurándonos de que el niño
relaciona bien el sonido de esa letra con su imagen y todas las posibles grafías
de la misma.

Cualquier sistema que se aleje de estos principios
ocasionaran el fácil desarrollo de una dislexia.

Algo parecido ocurre con
las Matemáticas porque el dígito no deja de ser un símbolo. Este símbolo
abstracto hay que relacionarlo con algo concreto, algo que los niños puedan ver
y tocar. Ellos aprenden mejor así, es decir, ellos aprenden desde sus
habilidades, no desde sus inhabilidades.

SABER ENTENDERLOS

Los disléxicos unas veces
son capaces de hacer las cosas bien por la mañana y lo mismo por la tarde
hacerlo mal. Con presión y prisa funcionan mal aunque sepan las respuestas.
Desconciertan mucho a padres y educadores, por eso se piensa muchas veces que
son vagos, también se dice que son inmaduros.

Pero la realidad es que en
la mayoría de los casos son niños que trabajan seis veces más y rinden seis
veces menos. ¡Cuántos son los padres que dicen; «se sabía la lección al dedillo
y llegó la hora del examen y le suspendieron, no supo qué contestar». La pelota
del problema se la pasan los maestros a los padres y los padres al
niño.

La vuelta del colegio es una tortura con los deberes y la casa se
convierte en un infierno. Si no entendemos lo que le pasa a nuestro hijo con el
tiempo acudiremos al especialista (psicólogos, logopedas, psicopedagogos, etc.).
Cuando se llega al especialista es ya porque los padres están hartos, cansados,
y, sobre todo, con mucho miedo e incertidumbre hacia el futuro escolar y laboral
de nuestro hijo.

Hoy por hoy sólo se puede saber si una persona es
disléxica por sus síntomas, y se puede afirmar que estos síntomas varían mucho
de una persona a otra, sobre todo en intensidad. Además algunos síntomas
desaparecen o son intermitentes y otros se mantienen. Un menor no tiene porque
tener todos los síntomas, pero siempre que tenga una dificultad lecto-escritora
o se detecten complicaciones con los números sería bueno atender al niño porque
conforme aumenten los contenidos escolares aumentan las
dificultades.

OBSERVAR
HÁBITOS

Los niños viven la situación con muchos miedos no
expresados, sienten una cierta desventaja frente al resto en el colegio, no se
sienten comprendidos y, todo ello, genera introversión, frustración, enfado,
absoluto desinterés por todo, que con la edad puede derivar en rebeldía y
violencia.

Para corregir la dislexia hay que actuar desde varios frentes
y con la colaboración de diversos especialistas. Pero en casa la función
primordial es de los padres. Pasar tiempo con ellos y que se sientan
comprendidos es primordial. Hay que observar sus hábitos y costumbres en casa
porque esa será la mejor pista para poder hacer las cosas
bien.

SÍNTOMAS ANTES DE LA
LECTO-ESCRITURA

– Torpeza psicomotriz fina como :
abrocharse cordones de zapatos, colorear… y gruesa como: bajar escaleras,
volteretas…
– Dificultad para los juegos de pelota
– Parece que no
escuchan, están en su mundo
– A veces falta de equilibrio
– A veces
dificultad en pronunciar determinados fonemas
– Otitis serosa de
repetición
– Distorsionan el sentido del tiempo, les cuesta aprenderse los
días de la semana, meses del año, ayer, hoy, mañana…

CARACTERÍSTICAS

– Su lectura es
entrecortada, silábica, imaginativa (se inventan palabras) se pierde de línea y
sigue con el dedo.
– A veces tienen falta de comprensión lectora, por lo
general en voz baja se enteran mejor que en voz alta.
– Dificultad para
comprender los problemas de matemáticas o aprenderse las tablas de multiplicar.
Despistes de llevadas, comienzo de las operaciones por el lado izquierdo.

Mala ortografía.
– En la mayoría de los casos su letra es irregular y en
ocasiones ilegible.
– Cometen omisiones, sustituciones e inversiones de
letras o palabras.
– El copiado de la pizarra se les dificulta.
– Agarran
mal el útil de escritura, sobre todo al principio.
– Posturas inusuales al
leer y escribir, se acercan demasiado o tumban su cuerpo con exceso de
movimiento en la silla.
– Dolores de cabeza, de estomago y a veces
nauseas.
– Son lentos en la ejecución de los deberes, convirtiéndose en una
lucha diaria y necesitan que alguien esté con ellos.
– Confusión de derecha e
izquierda.
– Mala orientación en el papel y en el giro de las letras y
números.
– Lateralidad cruzada.
– Tienen falta de atención selectiva, es
decir sólo cuando estudian o hacen los deberes les cuesta concentrase, son
dispersos.
– Muy imaginativos, creativos y sensibles.
– Autoestima
baja.
– Terrores nocturnos, miedos.
– A veces eneuresis (pis).
– A
veces se hacen los payasos de clase.

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