Música, mejora en la nota
Si a tu hijo le apetece asistir a clases de Música, no dudes en inscribirle. Esta actividad, además de divertir y relajar a los niños, influye positivamente en su desarrollo sensorial, comunicativo y motriz. También aumenta su agilidad mental y contribuye a mejorar sus notas en el colegio ¿Conoces alguna otra actividad extraescolar más entretenida y que reporte más beneficios?
Los antiguos griegos tenían el convencimiento de que la música era un arte de origen divino y algunos filósofos como Platón y Aristóteles le atribuían el poder mágico de influir en la conducta humana. Hoy sabemos que esta capacidad no es divina ni mágica, pero existe, es real. Prueba de ello son los extraordinarios datos del proyecto de aprendizaje musical Amure, que se llevó a cabo en la Comunidad Valenciana el curso pasado: más de tres cuartas partes de los alumnos que recibieron dos horas semanales de clases de Música, durante el horario de comedor, mejoraron sus notas en el colegio; dicho de otro modo, la música es la actividad ideal para sacar mayor provecho a las horas lectivas y luchar contra el fracaso escolar.
Aumenta la inteligencia
“Efectivamente, el estudio de la música asociado a un instrumento es una tarea que emplea y ejercita muchas partes del cerebro, que han de actuar de forma coordinada. Gracias a ella se produce un aumento de la capacidad cognitiva, que hace al alumno más ágil mentalmente y esto, a su vez, favorece su rendimiento escolar. Además, el pequeño se habitúa a ser responsable y a desarrollar un trabajo ordenado y encaminado para un fin concreto, dos dones fundamentales para ser un buen estudiante”, explica Manuel Bocos, profesor de piano y jefe de estudios de la Escuela de Música Cedam, de Madrid. Diversos estudios realizados en la Universidad de Ohio (Estados Unidos) concluyen que los niños que eligen la música como extraescolar rinden más en los estudios por dos motivos: porque se habitúan a mantener el “tempo” de cada nota y al hacerlo generan ondas cerebrales que favorecen la concentración. Y porque las relaciones rítmicas son numéricas; cada nota tiene un tiempo y éste hay que sumarlo a otro y así sucesivamente hasta crear compases. Todos son conceptos matemáticos con los que los alumnos de música se van familiarizando sin darse cuenta.
En Harvard, un equipo de profesores comprobó que los niños que estudiaban más horas de Música a la semana mejoraban su expresión verbal. Esto se debía a que aumentaba su interés por la lectura, pero curiosamente, no sólo de las partituras, sino también de los libros. Al hilo de esta investigación, cabe resaltar que las clases de iniciación a la música resultan perfectas para ayudar a los más pequeños a pronunciar mejor e incrementar su vocabulario. “Y no hay que olvidar que la música provoca la evocación de recuerdos e imágenes, lo que potencia la memoria”, apunta Judith García, responsable del Departamento Pedagógico de Alventus, una empresa dedicada a gestionar las actividades extraescolares con colegios.
Pero la música no sólo impulsa el desarrollo intelectual de los alumnos, también potencia sus habilidades no cognitivas, como la comunicación, la expresión de los sentimientos y la confianza en uno mismo. Según la psicóloga educativa Judith García: “A través de la música los niños pueden expresarse y mostrar a los demás lo que les gusta y lo que son capaces de hacer”. Los niños que escogen la música como actividad extraescolar también se habitúan antes a trabajar en equipo, se vuelven más empáticos (la música estimula el sistema límbico), se muestran más tranquilos, presentan menos problemas de timidez (superan el miedo escénico), tienen un mayor control corporal y, tal y como explica Patricia Sésar, directora y profesora de violín y piano de la Academia de Música Labayru, de Bilbao: “Los alumnos de Música son niños muy constantes, pacientes y disciplinados, porque se habitúan a intentar las cosas una y otra vez, son capaces de enfrentarse a la frustración con entereza hasta que alcanzan su objetivo”.
Todos los niños están capacitados para estudiar música, aunque tengan muy mal oído. “Incluso los que sufren problemas de psicomotricidad o alguna deficiencia deberían intentarlo. El objetivo en estos casos no es que lleguen a ser profesionales, pero sí conseguir mejoras a nivel motriz, auditivo y de concentración, lograr un mayor desarrollo cerebral, meta que es avalada por infinidad de estudios”, aconseja Patricia Sésar.
Claves para acertar en la elección de un instrumento musical
Lo primero que hay que tener en cuenta son las aptitudes y el gusto personal del estudiante. También es básico reparar en su complexión, porque mientras los instrumentos de cuerda se fabrican en distintas escalas, un piano tiene un único tamaño, por lo que a un niño muy pequeño le costará más hacerse con éste que con un violín, por ejemplo, por una mera cuestión física. En cualquier caso, antes de tomar la decisión es muy recomendable asistir a una escuela musical que organice una jornada de puertas abiertas, para que el niño pueda ver y tocar diversos instrumentos, apreciar diferentes sonidos, observar cómo se manejan otros alumnos… Y de todas formas, si pasado un tiempo prudencial vemos que el pequeño no se encuentra cómodo con el instrumento que ha elegido, siempre puede probar otro.