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¿Damos demasiados medicamentos a nuestros hijos?

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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La respuesta a esta pregunta es, por regla general, un rotundo
sí. Los padres acuden a las consultas pediátricas quizá
con mayor asiduidad que sus homólogos europeos. Pero
no sólo eso, son los más decepcionados si salen del médico
sin una o varias recetas bajo el brazo.

Autor: ALEJANDRA RODRÍGUEZ

En países como EEUU, este afán por tener un remedio farmacológico para aspectos
del desarrollo del niño que a veces no tienen nada que ver con la enfermedad se
ha traducido en un abuso de medicamentos como los antidepresivos o la
archiconocida ritalina, un producto formulado para tratar el Trastorno de
Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) que puede tener consecuencias
nefastas si se aplica en casos no indicados.
Cabe recordar que este
medicamento es un estimulante del sistema nervioso central diseñado para
compensar un desequilibrio en el nivel de neurotransmisores cerebrales de los
niños diagnosticados con este síndrome. Si se administra en casos de críos
simplemente inquietos o con otros trastornos de conducta diferentes se pueden
presentar efectos secundarios muy severos como las pesadillas, náuseas, vómitos,
cefaleas, trastornos del crecimiento y problemas con el apetito. Por otra parte,
el hecho de que tenga que administrarse varias veces al día puede favorecer un
comportamiento adictivo, aunque este punto es muy discutido entre los propios
expertos.

ANTIBIÓTICOS

Por otra parte, nuestro país
tiene el dudoso honor de ocupar uno de los primeros puestos en el ranking de
automedicación con antibióticos. Los especialistas han repetido hasta la
saciedad que antes de aplicar este tipo de medicación es necesario saber el
origen de la infección que afecta al paciente, ya que si se trata de un virus
los antibióticos no serán eficaces porque éstos actúan únicamente contra las
bacterias. Por otra parte, es muy frecuente suspender la medicación en cuanto se
observa una mejoría en el paciente, cuando en realidad lo que hay que hacer es
cumplir la pauta recetada por el médico a rajatabla para que el tratamiento
surta efecto.
El mal cumplimiento y el abuso de antibióticos ha traído un
problema muy grave de aparición de resistencias que dificulta notablemente la
lucha contra ciertas bacterias cuando verdaderamente es necesario. A pesar de
que en los últimos tiempos se ha tratado de desarrollar una nueva generación de
antibióticos de amplio espectro, la verdad es que incluso estos potentes
fármacos están dejando de ser útiles en determinados pacientes resistentes y
que, en ocasiones, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Los antibióticos
dañan la flora bacteriana y no es extraño sufrir una molesta gastroenteritis
secundaria a su uso, con los problemas que ello conlleva (peligro de
deshidratación, dolor abdominal, molestias durante varios
días…).

AUTOMEDICACIÓN

Además de los repetidos
avisos en contra de esta práctica, un artículo publicado recientemente en la
revista Atención Primaria ha puesto de manifiesto que los españoles siguen
haciendo oídos sordos a las recomendaciones de los profesionales sanitarios y
son de los ciudadanos del viejo continente que más se autorecetan. Pero no sólo
eso, España es uno de los países en los que es más sencillo adquirir
medicamentos de receta sin enseñar el consabido papelito. «Es sorprendente que
se acabara dispensando el 97% de los medicamentos de prescripción que se
solicitaron sin receta», declaran los autores en sus conclusiones. Un
comportamiento que imitan los más pequeños.

ALIMENTOS

Las estanterías de los
supermercados se han llenado de productos, sobre todo lácteos, destinados
exclusivamente a los niños. Sus mensajes publicitarios hablan de fortalecer el
sistema inmunológico, de protegerlos de enfermedades invernales, de darles
energía extra…
Los progenitores deben saber que en muchas ocasiones se
trata de que adquieran un producto mucho más caro que la versión convencional,
del que no se diferencian en nada nutricionalmente, en la creencia de que están
dando a sus hijos lo mejor.

JUGUETES

Los juegos infantiles deben
fomentar la imaginación, la interactividad con otros niños y con los padres.
Además, deben adaptarse a su edad y nivel de desarrollo. El hecho de que tengan
muchas luces, sean más caros o vengan provistos de muchos dispositivos
adicionales no garantiza que sean mejores para nuestros hijos. Es más, se debe
desconfiar de los divertimentos que prometen aumentar el desarrollo intelectual
porque se sustentan en datos que no están contrastados científicamente. Es
importante jugar con los pequeños, sin más.

MENAJE

Cunas ergonómicas, biberones
anticólicos, chupetes-jeringuilla para administrar medicación, termómetros que
registran la fiebre con sólo pasarlos cerca de la frente del niño, rollos de
tela para que no se desplacen mientras duermen, cochecitos que parecen naves
espaciales, artefactos que mecen al bebé por sí solos… La lista de
dispositivos destinados al confort y bienestar de los más pequeños de la casa es
interminable. Elevan sus precios considerablemente, pero realmente no aportan un
beneficio sustancial para el desarrollo del niño.

ROPA

Es conveniente que los recién nacidos
lleven prendas de algodón 100%. Este material es suave y transpirable, mucho más
cómodo y agradable para la delicada piel del bebé. La ropa debe lavarse con un
detergente neutro para evitar alergias y reacciones dermatológicas, pero no es
imprescindible hacerlo a mano. Quitando estas precauciones, no es necesario que
la ropa de cama, el colchón y todos los tejidos que rodean al crío tengan
tratamiento antiácaros y antibacterias, ni que estén confeccionados con
materiales de última generación.

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