fbpx

"Los niños tienen derecho a tener unos padres imperfectos"

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
0

Según el docente y filósofo Gregorio Luri, querer educar “hijos felices” puede traer como resultado “adultos esclavos de los demás”. En su libro “Mejor Educados” explora las luces y sombras de la paternidad y sí, concede a los padres la libertad de equivocarse

–Bajo su punto de vista, ¿cuál es el objetivo de educar a un hijo? ¿Y cuál debería ser?
–En una sociedad que ha hecho del pluralismo ideológico un valor fundamental, es imposible responder a estas preguntas con precisión. Las finalidad de la Educación siempre están en sintonía con nuestros valores y nuestros valores hoy son heterogéneos. Esto es lo característico de nuestro tiempo, que ya no hay formas canónicas de educar a un hijo. Dudo incluso que sean capaces de responder a la pregunta “¿Qué es un hijo educado?”. Me atreveré a contestarle que un hijo bien educado es aquel que ha aprendido a amar y a moverse con soltura por la complejidad de la sociedad moderna.
–¿Cómo se educa bien?
–La primera condición para ser un buen padre es no pretender ser un padre perfecto. Es más importante aspirar aprender de los errores que soñar con la excelencia. No existe el ser humano perfecto, así que tampoco existe la familia perfecta. Por otra parte, los hijos nunca han (hemos) aprendido muchas cosas de los consejos de los padres, pero a todos nos han educado sus ejemplos. El ejemplo más educativo es el espontáneo, el que damos cuando no sabemos que lo estamos dando. Ese es el que mejor refleja nuestras verdaderas convicciones y valores; educamos por impregnación.
–¿Qué es lo que nunca se debe hacer al educar a un hijo?
–Permitir que crezca en él la sospecha de que no lo queremos. Nunca debemos olvidar que ser niño significa tener más energía que sentido común para controlarla; por eso, el sentido común en una familia lo han de poner siempre los adultos.
–¿Qué mensaje que pretende transmitir con su libro Mejor Educados?

  • El libro está escrito a partir de las notas tomadas en gran número de charlas con padres de toda España. Me di cuenta de que está apareciendo una nueva paternidad caracterizada por la convicción de que hay una respuesta adecuada para cualquier problema, es decir, de que se puede embridar la vida. En realidad, la urgencia de los problemas a resolver suele ser mayor que nuestro conocimiento sobre ese problema. Por eso es imprescindible la prudencia.

–Suya es la frase: “Los padres que quieran hijos felices tendrán adultos esclavos de los demás”.
–Si hablamos con propiedad, para ser feliz hay que ser autosuficiente y tal cosa no está al alcance de los niños. Sin embargo, con mucha frecuencia –y creyendo que buscamos su felicidad– les proporcionamos una sobreprotección que solo los hace cada vez más dependientes. Los filósofos antiguos decían que solamente es feliz el que no tiene necesidades y, por eso, predicaban la imperturbabilidad del alma y la virtud del ser humano. Nosotros pensamos exactamente lo contrario. Creemos que no podemos ser éticos si no somos felices. Esto es exactamente lo que le pide el monstruo del Doctor Frankenstein a su creador: “Dadme la felicidad y seré virtuoso”. Pero esta vía solo conduce al terapeuta. En la frase que cita, debería haber dicho lo siguiente: “Si se pretende educar hijos felices, se corre el riesgo de educar niños esclavos”. Porque también se puede ser esclavo de uno mismo, como le ocurre al niño caprichoso e incapaz de soportar la frustración.
–¿Qué opina de nuevos modelos de escuelas como la sueca Vittra, donde los espacios y contenidos se adaptan a los niños?
–Buena parte de lo que llamamos innovación pedagógica es un refrito de metodologías que tienen cien años. Estas experiencias no directivas y no lineales de la instrucción suelen ir muy bien para los niños que acceden a la escuela con un vocabulario complejo, conocimientos y métodos de trabajo. Pero no para los más necesitados culturalmente. Estos últimos lo que no reciban en la escuela, no lo recibirán en ningún sitio. La escuela que piden los progres no es exactamente la misma que necesitan los pobres.
–¿Y del método Montessori?
–El método Montessori demuestra que, cuando un grupo de docentes entusiastas disponen de una metodología, entusiasmo y voluntad de no dar ningún caso por perdido, son capaces de hacer milagros. No hay método superior a un maestro entusiasta.
¿Cuál cree que es el mayor problema de la Educación actual?

  • Los problemas a los que se enfrentan los padres actuales son muy heterogéneos. Los padres saben que el futuro ya no es de color de rosa. Pero el problema fundamental me parece que es la hiperresponsabilidad. Desde el momento en que a los niños ya no los trae la cigüeña, sino la agenda familiar, el sentimiento de responsabilidad de los padres hacia el hijo programado se dispara. .

–¿Y el mayor logro?
–No sabría responder al mayor logro de los padres modernos… pero dudo que seamos mejores padres que lo que lo fueron los nuestros. Eso sí, somos más pedantes.

0
Comentarios