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Quiero estudiar en España

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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No es un fenómeno muy común, pero va en aumento: nuestros centros escolares acogen a extranjeros que han venido a estudiar un curso o trimestre por el interés en nuestro idioma
La movilidad se ‘mueve’ hacia etapas preuniversitarias gracias a programas de intercambio y a directores valientes, convencidos de los beneficios de la interculturalidad. El empuje del castellano como lengua internacional, y su ascenso en países como Estados Unidos, se ha convertido en una fortaleza de nuestro sistema educativo para atraer a alumnado de otros países.

¿Se acuerdan de cuando éramos estudiantes y nos enterábamos de que algún conocido se había ido a estudiar COU a EEUU? “Cosas de ricos”, pensábamos. De ministros, de banqueros…
Ahora ya no es exclusivo de las elites. Pero sobre todo, ha cambiado algo en la movilidad estudiantil preuniversitaria: España no sólo envía, sino que recibe. No es difícil encontrar alumnos extranjeros en cualquier insituto público, sobre todo de grandes capitales.
En el IES “Beatriz Galindo”, de Madrid, encontramos a Nicolas Warrant: 17 años. Viene de Bélgica. Lleva cursando 2º de Bachillerato desde octubre y habla español perfectamente. Carlos Romero, director del IES y profesor de Ciencias, observa que el joven le pide libros de la especialidad, cosa que no se les ocurre hacer a los españoles.
Romero, 20 años director (10 en este instituto) es un firme convencido de los beneficios de la movilidad estudiantil: no sólo para los que van y vienen, sino para los que no se mueven. “Aportan más de lo que les aportamos nosotros”, asegura, en referencia a nuestros visitantes.
Normalmente, quienes vienen suelen tener expedientes brillantes y una madurez superior. Por lo que “su ejemplo mejora a nuestros alumnos”. Tras muchos años ‘acogiendo’ a extranjeros, Carlos tiene comprobado que “metes a uno de éstos en clase y estás metiendo madurez, esfuerzo. Elevas el nivel”.
El “Beatriz Galindo”, aparte de tener dos programas de intercambio con un liceo francés y otro italiano (con las incontables dificultades administrativas que conlleva sacarlo adelante), todos los años se deja caer algún estudiante brillante a través del Rotary Club, una asociación internacional que promueve “la paz en el mundo” y para ello, entre sus actividades, promueve el intercambio cultural de jóvenes estudiantes. En España hay unos 5.000 “rotarios”.
Según su web, “el programa de intercambio está pensado para chicos y chicas de 15 a 19 años que demuestren habilidades de liderazgo en el colegio y la comunidad, se adapten con facilidad a nuevas costumbres y entornos distintos, quieran conocer otras culturas, y sean verdaderos representantes de la cultura y las costumbres de su país”. Unos 8.000 jóvenes de todo el mundo vinculados al Rotary viven una experiencia en el extranjero cada año. A España, cada vez vienen más. Nicolas refiere que en centros escolares madrileños son 15 este curso, la mayoría estudiando en institutos públicos de la zona noroeste de la región. El “Beatriz Galindo” ha llegado a tener 10 alumnos de este selecto club internacional en años anteriores.
Nicolas ha llegado a Madrid de la mano del Rotary (al que pertenece su tía), se aloja en una familia voluntaria a la que considera “su familia” y se encuentra cada fin de semana con el resto de jóvenes extranjeros que han llegado a Madrid por la misma vía. Son de diferentes países, aunque la mayoría de EEUU.
“Yo aquí quedo con gente de todo el mundo. Es una ocasión increíble para descubrir y entender otras culturas”, dice el joven, que estudia dos horas de español al día en una academia. Observa que el hecho de llegar y no conocer a nadie, no estar rodeado de gente de de toda la vida, le hace a uno más abierto y dispuesto a conocer y aprender de lo que le rodea.
Eligió España influido por su hermana mayor, que estuvo de Erasmus en Salamanca. “Yo pensaba en España como país caliente, con playa, fiesta y discoteca, pero que no es todo así y tiene una cultura que me gusta”, cuenta.
Junto a Nicolas, aguarda su turno, Francesca Tommei. Esta joven italiana de 17 años forma parte de un grupo de ocho alumnos del Liceo “Virgili” de Roma que ha estudiado de enero a marzo en el “Beatriz Galindo”. Es la segunda remesa de italianos del curso, después de los del primer trimestre. A cambio, otros dos grupos de españoles han estudiado en el “Virgili!. Han tenido que pasar un examen para hacer el intercambio, por lo que los que vienen (y los que van) “son los mejores”, remarca Carlos. La nota obtenida aquí les sirve en su colegio y allí sólo tienen que examinarse de lo que no han estudiado aquí.
Francesca y sus compatriotas viven en una residencia. “Paso la mayor parte del tiempo estudiando en mi habitación”, asegura. Y eso que aquí la exigencia no es tan alta. Según cuenta, “el sistema de aquí te deja más tranquila porque en Italia hay evaluaciones orales de manera imprevisible”. “Además aquí se aprueba con cinco y allí tienes que llegar al seis”. Francesca afirma que “las lenguas son clave en el futuro” y que “cuantas más sepas, mejor”.
El “Beatriz Galindo” despide a los italianos con la llegada de Semana Santa y se prepara para recibir a un grupo de 22 alumnos franceses del Liceo “Paul Louis Courier” de Tours, que estarán aquí un mes. El intercambio implica que un grupo de alumnos madrileños estudiará durante otro mes –ya en septiembre– en el centro de Tours.
La finalidad es que “los alumnos puedan disfrutar de una estancia de un mes, asistiendo a las clases correspondientes a su nivel y practicando otro idioma al tiempo que conviven con la familia de su correspondiente”. Es decir, que las familias que acogen son las mismas que ‘prestan’. “Las actividades de los alumnos consistirán en asistir a las clases, presentándose a los exámenes pertinentes, y respetando y participando en todas las actividades pedagógicas propuestas”. “No van de vacaciones”, recalca Romero.
Todos los alumnos viajan con los seguros y garantías necesarios, además de ser acompañados y tutelados por un responsable del centro de oriegen durante la estancia. Por supuesto, el viaje y la manutención corren a cuenta de las familias. “Al final, los profesores elaborarán un informe del rendimiento y aprovechamiento del alumno, que será tenido en cuenta por los centros educativos de origen para su evaluación global”.
un filón escolar
¿Quién no querría un centro así para sus hijos? “Esto es cosa mía. Lo hago porque veo que es bueno para todos”, relata el director del instituto. Lamentablemente, no encontramos esta movilidad en todos los institutos públicos, aunque cada vez más directores van asumiendo que la movilidad preuniversitaria es clave para aumentar el esfuerzo, la motivación y la madurez de todo el alumnado. Y no tiene que quedar circunscrita a los colegios privados internacionales.
Efectivamente, la presencia de alumnado extranjero siempre ha estado asociada a los centros privados internacionales. Y ahí es donde es más fácil encontrarlo, aunque en estancias prolongadas porque sus familias están afincadas en España, según nos confirman en la institución de colegios internacionales SEK y en el colegio “San Patricio” de Madrid. En sus centros hay alta presencia foránea sobre todo en el Bachillerato Internacional.
“Los alumnos y las familias se dan cuenta de que haciéndolo aquí tienen cubiertas las dos lenguas principales de comunicación el mundo: el inglés porque la enseñanza es en inglés y el español porque el país en el que viven es España”, explica Ana Belén Frías, subdirectora de Aprendizaje y Desarrollo de “SEK-El Castillo”, de Madrid.
En el SEK tienen un buen catalizador del interés internacional en venir a España. Ana Belén Frías nos cuenta cómo del curso pasado a éste en su centro han pasado de tener cuatro irlandeses en
periodo de ‘transition year’ a 14. En Irlanda, el sistema educativo establece un periodo de seis meses de experiencias no académicas (‘transition year’) al terminar la enseñanza obligatoria: pueden ser laborales, de voluntariado, de estancia en el extranjero… En SEK, además de asistir a las clases que se imparten en español, reciben clase de español.
En el “San Patricio” también se han dado cuenta de que España empieza a tener tirón y ha diseñado un programa para su colegio de Toledo, que contará con una residencia internacional para estudiantes de ESO y Bachillerato que quieran cursar un año escolar en nuestro país. “El programa está diseñado, bien para que en un solo curso se obtenga la experiencia del paso por una institución educativa española y se aproveche al máximo la mejora del uso del idioma español, bien para cursar los dos años del Bachillerato Internacional, recibiendo la acreditación oficial del nivel alcanzado en nuestro idioma”, explica Declan Ennis, director técnico de Idiomas del San Patricio.“Tenemos que aprovechar y vender el español como lengua de comunicación. Es la segunda, después del inglés”, destaca Ana Belén Frías.

«Me hago un intensivo»
El fenómeno de la inmersión lingüística en España tiene su apogeo en verano.

– La capacidad de las escuelas de idiomas se triplica en las vacaciones estivales respecto al resto del año, según la Federación de Escuelas de Enseñanza del Español como Lengua Extranjera (Fedele). Pero el resto del año se mantienen activas, recibiendo alumnado adulto, mayor de 25 años.

– Fedele agrupa a 85 academias españolas (el 40% en Andalucía), que tienen la acreditación de calidad del Instituto Cervantes. Según cuenta Ana Cózar, su gerente, entre 2000 y 2009 despegó el sector. Con la crisis, se mantuvo, compensando el crecimiento de alumnado asiático la leve caída de los estadounidenses. Y a partir de 2014 ha vuelto a cobrar impulso. Mejor que ellos pocos saben la importancia que está tomando el aprendizaje del español en el mundo.

– En Europa el castellano ya es la segunda lengua extranjera que se estudia en los colegios, después del inglés (en Reino Unido, la primera). Así que eso se nota en el volumen de negocio de las escuelas y en el interés de los estudiantes. “Hace una década”, cuenta Cózar, “la intención de venir a España era la de divertirse y de paso, aprender español. Ahora el objetivo es aprender bien español porque lo necesitan para sacarse títulos y acreditar el nivel en sus países de origen”. De hecho, cada vez más son los que se presentan a los exámenes del DELE (Diploma de Español como Lengua Extranjera) tras su estancia en España.

– Por este cauce nos visitan al año unos 45.000 extranjeros. Su estancia media es de tres semanas, aunque hay cursos desde una semana hasta un año. El 40% tiene entre 18 y 25 años. El 13%, menos de 18. Ana Cózar puntualiza que esto son cifras de 2013 y que se estima que las de 2014 habrán sido mucho mejores.
Las perspectivas son buenas. La Federación tiene comprobado que el 10% del alumnado repite o viene recomendado por alguien que ya estudió aquí.
Además, la satisfacción manifestada por los estudiantes roza el sobresaliente.

– El 70% viene a cursos intensivos de 20 horas semanales con actividades de ocio organizadas por la tarde. Luego hay cursos específicos de español para los negocios, para azafatas; programas combinados para estudiar cocina, flamenco, arte…

– La procedencia mayoritaria delos estudiantes extranjeros es Alemania. Le sigue EEUU y a continuación Italia, Reino Unido, Francia, Holanda, Suiza, China, Canadá, Brasil, Dinamarca y Rusia. Los rusos y los chinos son los que han aumentado más rápidamente.

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