Internet: ¿arma o herramienta?
ANA VEIGA
¿Una duda? Pregúntale a Google. También a sus colegas telefónicos Siri o Alexa. O a Wikipedia, los desconocidos de los foros o los ‘amigos’ online. ¿Ya lo haces? Seguramente, tu hijo también.
La explosión tecnológica mundial es innegable. El uso de las redes sociales ha ido en paralelo al de Internet, con un incremento de más del 20% entre 2016 y 2017, como indica el informe Digital in 2017: Gobal Overview. Y este cambio se percibe también en los niños, que incluso prefieren preguntar a Google antes que al profesor o a sus padres.
En España, el 30% de los niños tiene móvil a los 10 años; y el 70% a los 12, según un informe del Hospital Sant Joan de Déu. Y según datos publicados en la web Por un uso Love de la tecnología, uno de cada tres menores pasa de media tres horas diarias conectado a Internet.
Los adultos no nos quedamos atrás en el abuso de las pantallas. Miramos el móvil más de 150 veces al día, según los datos del estudio How many times do you check your mobile phone per day? de Oracle Marketing Cloud. En medio de todos estos datos, cabe plantearse qué ventajas e inconvenientes ofrecen las nuevas reglas del juego para educar a nuestros hijos.
El Doctor Google
Basta con escribir ‘mi hijo’ en Google para que el propio buscador nos revele los peores miedos de los padres. “Mi hijo no obedece”, “mi hijo no come”, “mi hijo no quiere estudiar”… Pero por supuesto hay más.
Consultamos en Internet todo, desde problemas de conducta a consejos prácticos, recetas sanas o incluso cuestiones de salud. Por ejemplo, casi el 12% de los padres estadounidenses reconoce que, antes de llevar a su hijo a la consulta del médico, navega por la Red –como indica la Academia Americana de Pediatría (AAP)-. Además, la mayoría termina en webs como Wikipedia, mientras que solo el 16% se decide por páginas reconocidas como los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
Un estudio hecho por Birmingham Science City en el Reino Unido encuestó a más de 500 niños entre 6 y 15 años. De ellos, el 54% dijo preferir preguntarle sus dudas a Google antes que a sus padres; frente a eso, solo un 3% le pregunta a sus profesores y uno de cada 10 dice que jamás hablaría con su docente si tiene dudas. Las cifras muestran la confianza de los niños en el buscador: El 91% lo usa, el 47% afirmó consultarlo por lo menos 5 veces al día y el 18% dijo buscar en Google 10 veces o más diariamente.
En el lado de los padres, la situación es similar. Hay una inclinación creciente entre los padres –especialmente entre los más jóvenes- a preguntarle a Google antes que al médico. Esta tendencia es tal que llegó a generar un término nuevo: cibercondria, que es la mezcla explosiva entre el acceso a información online y la hipocondría, es decir, sentirse identificado con descripciones ambiguas sobre enfermedades y ponerse siempre en la peor posibilidad.
Quien sabe bien de lo que hablamos es Amalia Arce, pediatra y autora del blog Diario de una mamá pediatra. “En mi web comento específicamente que no atiendo a consultas, precisamente porque no es el medio adecuado para hacerlo ya que no he tenido oportunidad de ver a los niños ni explorarlos”. Como madre y pediatra, quiere alertar a los otros padres de los riesgos de confiar ciegamente en la información de Internet. “Estamos en un momento en el que los padres están cada vez más informados. Tener información es diferente de tener conocimiento; la información debe ser cotejada por un profesional sanitario, que además verá al niño, podrá explorar y analizar sus antecedentes… y tendrá en cuenta otras variables diferentes a las que puede ofrecer un buscador”.
Red de madres
No todo son peros. Internet tiene muchas ventajas, como el nuevo universo que ha creado para las madres, construido a base de intercambios de información entre mujeres en la misma situación.
Para ver cómo de fuerte es esta red, se elaboró el estudio La verdad sobre las madres inteligentes. Se entrevistaron a 6.800 madres de diferentes países para saber cómo se relacionaban con Internet y si influía en la Educación de sus hijos. «Nuestra investigación descubrió un grupo global de madres inteligentes que están tomando el control de la tecnología, armándose con la información, y cada vez más cómodas con la integración de esferas como la familia, el trabajo y ellas mismas», explican en el informe.
De hecho, el 88% de estas madres dicen que quieren compartir las ideas o consejos que les parecen interesantes; y el 37% dicen que quiere compartirlo con el máximo de padres y madres. Es quizá una necesidad de compartir y vivir conjuntamente la crianza así como nutrirse de la sabiduría de otras mujeres en su situación. A esta red, el estudio le llama Mom Economy (Economía de Madres), del que la gran mayoría quiere participar como sujetos activos e incluso influencers. En lo que la mayoría (65%) están de acuerdo es que no existe la figura de la supermadre, que parece haberse desterrado.
Esta es precisamente una de las ideas que defiende el Club de las MalasMadres, que es además un ejemplo de la Mom Economy en España y ya cuenta con 350.000 madres seguidoras en redes sociales.
Su eslogan es No soy Superwoman, ni quiero serlo. Laura Baena, fundadora del Club, explica en su web que “El Club de las Malasmadres es una comunidad emocional 3.0 de madres con mucho sueño, poco tiempo, alergia a la ñoñería, con ganas de cambiar el mundo o al menos de morir en el intento”.
Por otro lado, la infancia actual debe capear con los peligros derivados del mundo interconectado, como el contacto con desconocidos o el acceso a webs no apropiadas a su edad. De hecho, un artículo llamado “La influencia de los padres en la adquisición de habilidades críticas en Internet” habla de una encuesta Primaria de la Universidad CEU San Pablo hecha a 765 familias con hijos en Educación Infantil. En ella, afirman que los estilos parentales más restrictivos no favorecen que los niños adquieran las habilidades críticas necesarias para hacer un uso responsable de Internet. Es decir, demasiadas normas y restricciones no permiten que los menores desarrollan un pensamiento crítico propio.
En cambio, proponen a los padres que se conviertan en tutores no invasivos mientras sus hijos exploran Internet libremente por las webs que estén adaptadas a su nivel madurativo.
La clave, señalan los expertos, es el papel mediador de los padres en la Educación de sus hijos y, especialmente, el empoderamiento de los menores en la adquisición de habilidades críticas. Por eso, es importante dar oportunidades a los menores para que crezcan, tomen decisiones y adquieran competencias.