Padres como entrenadores sociales
Por Ana Veiga
Durante la adolescencia temprana, los niños enfrentan una serie de desafíos tanto sociales como académicos. En diciembre de 2019 salió a la luz el estudio Coaching parental en adolescentes con estrés por sus pares, de la Universidad de Ilinois, donde se habla de situaciones por las que pueden pasar nuestros hijos adolescentes, como el rechazo de los compañeros, la intimidación y los conflictos con amigos. Estos desafíos pueden afectar la capacidad de los adolescentes para formar relaciones positivas con sus pares, una tarea de desarrollo clave para este grupo de edad.
Los padres pueden actuar como «entrenadores» sociales, ofreciendo apoyo y asesoramiento a los jóvenes mientras navegan estos desafíos, ofreciendo sugerencias específicas para enfrentar los desafíos de frente o alentando la autonomía de los niños, para «resolverlo» por su cuenta. Los investigadores de la Universidad de Illinois están descubriendo que no todos los niños se benefician de los mismos tipos de entrenamiento para padres porque los niños responden al estrés de manera diferente.
Los estudiosos de este informe se basaron en un estudio reciente, publicado en el Journal of Applied Developmental Psychology, en el que se informa sobre la relación entre cómo las madres aconsejan a sus hijos que respondan a escenarios específicos de estrés de pares y cómo estos responden. «Analizamos hasta qué punto las madres están alentando a sus hijos a usar estrategias de afrontamiento activas y comprometidas, tales como la resolución de problemas», explica Kelly Tu, profesora asistente de Desarrollo Humano y Estudios Familiares en la Universidad de Illinois.
Durante las conversaciones entre madres e hijos, los investigadores midieron el nivel de conductancia de la piel (la actividad eléctrica que ocurre en la piel como parte del sistema fisiológico de respuesta al estrés «lucha o huida») de las manos de los jóvenes. «Evaluamos la excitación fisiológica de los jóvenes durante estas discusiones de resolución de problemas para examinar cómo los diferentes niveles de reactividad pueden indicar diferentes necesidades del adolescente«, explica Tu. Por ejemplo, una mayor reactividad puede reflejar los niveles más altos de excitación o ansiedad de los jóvenes al recordar esa experiencia.
«Descubrimos que las sugerencias de confrontación activa de las madres eran más beneficiosas para los jóvenes con baja reactividad. Cuando los padres les dan consejos específicos sobre cómo manejar situaciones desafiantes entre pares, esto parece ser útil «, dice Tu. Sin embargo, el mismo enfoque activo y comprometido mostró un peor resultado en niños que exhiben una mayor excitación, para quienes funcionaron mejor consejos que fomenten la autoconfianza.
«En los niños que exhiben una gran excitación fisiológica relacionada con problemas sociales, el hecho de tener a sus padres diciéndole que afronte el problema solo le genera más estrés. Pero cuando un padre le da a un joven altamente excitado más autonomía sobre cómo lidiar con el estrés estresante, esto parece ser más beneficioso porque los padres les están dando más espacio y tiempo para resolver la situación a su manera», explica Tu. Así que el entrenamiento social debe tener en cuenta la reactividad al estrés de cada adolescente.
No obstante, hay que recordar que la palabra crisis en japonés (kiki) está compuesta por los caracteres ”peligro” y ”oportunidad”.