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¿Cómo afectan los grupos burbuja al estado emocional de los niños tímidos?

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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El problema de los grupos burbuja se está notando ya en las consultas, sobre todo entre padres y madres con hijos en cursos a partir de quinto de primaria y de colegios en los que, anteriormente a la pandemia, no tenían costumbre de mezclar las clases.

 

El curso escolar 2020-2021 arrancó en septiembre con un nuevo concepto estrella: grupos burbuja. En un contexto de pandemia, a través de estos grupos burbuja se pretendía reducir el número de contagios en los colegios al agrupar a los estudiantes en clases con ratios más reducidas y sin contacto directo con los alumnos de otros grupos. Un trimestre y medio después es innegable que la medida ha tenido un impacto positivo en el control de los contagios en el entorno escolar, pero a cambio ha reducido la vida social de los niños y niñas a los 15-20 compañeros de clase. Algunos psicólogos explican que esto está afectando especialmente a menores “tímidos y con dificultades en habilidades sociales o emocionales”, sobre todo cuando han sido separados en la conformación de los grupos burbuja de sus amigos de referencia.

“Los grupos burbuja están afectando sobre todo a los niños y niñas que ya tenían dificultades anteriormente para relacionarse, que contaban con escasos contactos y ahora, por las circunstancias, han sido separados de sus anteriores compañeros y forman parte de grupos burbuja distintos”, señala Sonia Martínez, psicóloga y directora de los Centros Crece Bien, pioneros en la enseñanza y el desarrollo de Habilidades Emocionales, Sociales y de Aprendizaje.

Un hándicap al que se suma el hecho de que éstos menores ya tenían sus grupos establecidos “y es más difícil que se abran a un niño con el que no se relacionaban antes”. Una situación que, curiosamente, es incluso más difícil para un niño que ya estaba en un colegio que para otro que llega nuevo: “Tendemos a formar etiquetas de aquello o aquellos que nos rodean. En este caso, el niño que ya estaba es un niño con el que anteriormente un determinado grupo ha aprendido a no relacionarse. Y si a esto sumamos que ese niño no tiene estrategias necesarias para las relaciones sociales, aumenta el aislamiento”.

El problema de los grupos burbuja, según Martínez, se está notando ya en las consultas, sobre todo entre padres y madres con hijos en cursos a partir de quinto de primaria (“edades en las que los grupos ya están más establecidos y consolidados”) y de colegios en los que, anteriormente a la pandemia, no tenían costumbre de mezclar las clases.  “Estamos atendiendo a padres y madres preocupados porque sus hijos ya no quieren ir al colegio por encontrarse solos al haber sido separados de sus amigos. Muchos de esos niños y niñas, incluso, comienzan a referir problemas de estómago o de sueño, que en muchas ocasiones no dejan de ser síntomas que esconden el miedo a quedarse solos y a sentirse poco apoyados”, explica.

Cómo cambiar la percepción desde casa

Para que este problema de integración en los nuevos grupos burbuja mejore en lo que queda de curso, Sonia Martínez ofrece a las familias una serie de consejos para ayudar a estos niños y niñas a encontrar su sitio en el nuevo contexto:

  1. Ver el cambio como una oportunidad: “A estos niños y niñas les ayudaría mucho que sus padres les ayuden a ver el cambio como una oportunidad para conocer nuevos compañeros y descubrir a nuevas personas”, sostiene la psicóloga. Para ello, un paso previo imprescindible según Martínez es que los padres y madres escuchen a sus hijos e hijas, los comprendan, no minimicen sus preocupaciones y les ayuden a que sean ellos los que las resuelvan.
  2. No pedir el cambio de clase: En relación al punto anterior, desde Centros Crece Bien recomiendan a los progenitores no pedir el cambio de clase su hijo, sino ayudarles a buscar posibles soluciones. “Tienen que apoyar a sus hijos para que puedan manejar sus emociones y para que practiquen formas de hacer nuevos amigos. Así les enseñarán a afrontar las dificultades, a adquirir estrategias y a ser más autónomos e independientes”, aconseja.
  3. Reforzar los avances y marcarse objetivos pequeños: “Los padres deben apoyar la idea de que su hijo es un valiente, de que está aprendiendo continuamente y de que cada día se sentirá mucho mejor. También deben hablarles de lo importante que es la paciencia para consolidar esas nuevas amistades”, afirma Sonia Martínez, que considera “positivo” marcar junto a los menores pequeños objetivos diarios que les ayuden a ver que van resolviendo con éxito pequeñas situaciones: “Así les estaremos haciendo ver que tienen un currículum de éxitos a sus espaldas”.
  4. Recordar historias pasadas de los padres: Los progenitores, según la psicóloga, también pueden ayudar a sus hijos contándoles alguna situación en la que se hayan sentido de una forma parecida y explicándoles cómo la resolvieron.
  5. Cambiar de tema: Existe un problema, y que es muchos menores pueden entrar en un bucle y no pensar en nada más que en sus dificultades para relacionarse. Por eso, para la experta, es importante que padres y madres propicien momentos de desconexión del tema. “Es normal que la familia esté preocupada, pero si sólo le preguntan cada día por si ya ha hecho nuevos amigos, le pueden terminar trasladando una sensación de urgencia por resolverlo que a todas luces es innecesaria y contraproducente”, concluye.

 

 

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