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El tabú de los abusos a menores en el hogar

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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El 70% de los abusos lo realizan personas conocidas por el menor.

 

Por Gema Eizaguirre

En los últimos años el movimiento MeToo ha sacado a la luz casos de agresiones sexuales a actrices, cantantes, periodistas… que han hecho rodar cabezas y arruinado carreras.

Ahora este movimiento llega desde Francia para desenmascarar los abusos sexuales a menores en el entorno familiar. El libro ‘La familia grande’, de Camille Kouchner, revela los abusos que sufrió su hermano gemelo en su hogar. Una realidad que nada más lejos de ser algo puntual es una realidad dura de reconocer y presente en la sociedad española.

Entre el 15 y el 20% de la población española ha sido víctima de abusos sexuales en la infancia. Si bien se denuncian solo entre el 12-15%; de estos la gran mayoría corresponden a abusos perpetrados por familiares o personas conocidas por los niños, señala un informe de Save The Children.

“En la cifra negra de casos que no se denuncian un importante porcentaje corresponderá a supuestos de abusos sexuales intrafamiliares, en los que la revelación se hace más difícil por distintas razones: ambivalencia afectiva en relación con el agresor, miedo a la ruptura familiar, dependencia afectiva/económica, culpa, vergüenza, miedo a la reacción de la familia y del entorno, presiones del agresor y del entorno familiar, dificultad para identificar la experiencia como de abuso sexual”, explica Myriam Cabrera, profesora de Derecho Penal de ICADE Comillas.

En el ideario colectivo está la imagen del depredador sexual que secuestra niños en los parques, y se educa al menor en que no se vaya con desconocidos… “Pero la realidad ‑señala Cabrera‑ es que los que abusan de los menores son conocidos: familiares, progenitores, hermanos, profesores, monitores, amigos de la familia… personas en las que los niños han depositado su confianza”. El 70% de los abusos lo realizan personas conocidas por el menor, según un informe difundido por Moncloa.

Más datos demoledores: “El abuso sexual a menores puede llegar a durar de media cuatro años, lo que demuestra que aún no existen las herramientas necesarias para prevenir y detectar los abusos ni para que el niño o niña pueda denunciarlos, explica Catalina Perazzo, directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de Save The Children,

“Muchas denuncias no se realizan porque está en juego la ruptura familiar, una falta de apoyo del entorno, miedo al qué dirán, además de dependencia económica…  Muchas familias dan por asumida esa realidad en el hogar”, explica Cabrera. “Es hora de visibilizar esta realidad. Se ha puesto el foco en la iglesia, en el ocio, pero no en la familia. Hay que ir al foco dónde está para ver qué hacer”, reclama esta experta en derecho penal. Y desde Moncloa apuntan estas cifras: “El 50% de los delitos sexuales son a menores; y en su mayoría se centran en niñas”.

En estos momentos se está tramitando la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y a la Adolescencia frente a la Violencia que otorgará mayor protección a los menores y, sobre todo servirá para poner en marcha medidas preventivas. Así, entre los puntos que incorpora la ley se encuentran: en el ámbito educativos, la creación de la figura del coordinador de bienestar y protección y el establecimiento de protocolos de actuación. Y en el ámbito penal, se retrasa la prescripción, entre otros, de los delitos sexuales cometidos sobre menores, ya que los plazos de prescripción no empezarán a correr hasta que la víctima cumpla los 30 años (en la actualidad comienzan a contar a partir de que cumple los 18).

Esta ley aborda la prevención en relación con las distintas formas de violencia y teniendo en cuenta los distintos ámbitos que es necesario implicar en la prevención, detección y adecuada respuesta a los casos de violencia contra la infancia: familiar, educativo, sanitario, servicios sociales, ocio y deporte, nuevas tecnologías, centros de protección,…

En el ámbito digital, el abuso a través de las redes, denominado grooming, también ha ido en aumento. Según el informe “Violencia viral” (2019), de Save The Children, realizado mediante una encuesta a nivel estatal a jóvenes de entre 18 y 20 años, el 21,45 % de las personas encuestadas habían sufrido online grooming, y el 15 % una o dos veces.

 

Prevención

Desde Save the Children destacan que la clave está en la prevención. “Es esencial que las familias y profesionales que están en contacto con los niños y las niñas sepan identificar las señales de la violencia sexual que puede sufrir este colectivo. Por ejemplo, contar con profesores y profesoras conscientes de la existencia de la violencia sexual, capaces de prevenirla como la principal herramienta, detectarla e intervenir de forma adecuada protegiendo a la víctima, podrá reducir el impacto que estas situaciones tengan sobre los niños y las niñas. De lo contrario, el daño podría ser irreparable”. Esta organización cuenta con manuales para profesores y profesoras para que puedan detectar y notificar esta violencia. Se pueden descargar desde la web de la organización: www.savethechildren.es

Por este camino parece ir la nueva ley que en los centros educativos destaca la creación de la figura del coordinador de bienestar y protección y el establecimiento de protocolos de actuación. “El educativo es un ámbito especialmente privilegiado para prevenir y detectar los abusos, tanto los que se cometen en el centro, como los cometidos fuera del centro en el ámbito intra o extra familiar. Por eso es importante que toda la comunidad educativa (titulares, directivos, profesores, tutores, orientadores, colaboradores, monitores, niños y adolescentes, familias) reciban una adecuada formación al efecto”, explica Cabrera, quién señala que deben ser protocolos iguales para todas las comunidades autónomas; algo que ahora mismo no sucede.

 

Formación a los menores

Otro punto esencial para prevenir y detectar futuros abusos es la formación de los propios menores. “Trabajar con los menores y darles formación, pero no desde el miedo, sino desde una educación afectiva sexual saludable con su edad”, puntualiza Cabrera, y señala en qué deben formarse: educar en la confianza y en que no “todos los secretos son buenos”, educar en un pensamiento crítico, también frente a personas de autoridad (padres, maestros, entrenadores, sacerdotes…). “Y también formar a formar a las familias en una parentalidad positiva, basada en la confianza con los hijos, que facilite la revelación de posibles casos, generar espacios libres de violencia”.

Una labor compleja que requiere de esfuerzo y también “imaginación”, según Cabrera, para introducirlo no solo a través de los Servicios Sociales, ya que tienen un limitado acceso a familias, sino en la formación previa la parto, en las escuelas de padres… Y reclama para su visibilización, campañas potentes como las que se han realizado sobre la violencia de género.

 

 


Perfil de los niños que sufren abuso sexual

  • Los niños son mayormente abusados entre los 11 o 12 años y su agresor es un conocido con autoridad: entrenador deportivo, profesor, monitor de tiempo libre…
  • Las niñas son abusadas mayormente entre los 7 o 9 años por un agresor del entorno familiar.

 


 

Indicadores que pueden ser consecuencia de abusos

(Fuente: “Informe Ojos que no ven”. Los abusos sexuales a niños y niñas de España y los fallos del sistema. Save the Children).

  • Indicadores físicos: –Dolor, sangrado o secreción genital o anal inexplicable o persistente – Rascados, erosiones, contusiones y hematomas en la zona genital, anal o en senos – Embarazo – Enfermedades de transmisión sexual
  • Indicadores de comportamiento: – Realiza juegos de carácter sexual o muestra conocimientos sexuales sofisticados o inusuales para su edad – Fuerza o coacciona a otros niños o niñas a participar en juegos sexuales – Se viste con varias capas de ropa o duerme vestido – Se encoge defensivamente cuando le tocan – Muestra conductas sexuales hacia los adultos – Tiene trastornos del sueño y/o alimentación.
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