Cuentacuentos en clase, una fuente de aprendizaje
Los cuentos son historias atractivas que reflejan comportamientos, emociones y preocupaciones humanas. Suelen ser divertidos y didácticos. Cuando, en lugar de leerlos, los niños los escuchan, resultan aún más impactantes. Recuerda que la tradición oral y la lectura de narraciones que enseñan son complementarias, no excluyentes.
Ventajas de los cuentos infantiles
- Facilitan un aprendizaje basado en las propias reflexiones y emociones.
- Crean un vínculo afectivo intenso, sobre todo cuando se comparten oralmente.
- Potencian la empatía, la escucha activa y el desarrollo individual.
- Favorecen la identificación, por lo que permiten abordar temas complejos e importantes, como el acoso o la indisciplina.
- Estimulan la imaginación, el enfoque creativo y la resolución de problemas.
- Aportan informaciones útiles sobre la realidad y el entorno, cercano o lejano.
- Enseñan valores, como la solidaridad, la igualdad, el respeto, la ecología o la paz.
¿A todos los niños les gustan los cuentos?
La respuesta es sí: a todos ellos. El problema para disfrutarlos suele ser la falta de hábito de lectura. A los alumnos a los que se les da mal o les cansa leer, les resulta difícil disfrutar de estas narraciones que enseñan. Sin embargo, cuando la voz y el lenguaje corporal transmiten estas historias, esos frenos personales desaparecen. Bien contado, un cuento siempre encandila a grandes y pequeños.
Sobre todo, cuando además de la tradición oral aplicas estos tips para elegirlos:
- Tratan sobre los temas y los personajes que les gustan.
- Cuentas con sus opiniones para seleccionar las historias o sus temáticas.
- Generas un ambiente propicio y de entusiasmo hacia la actividad.
- Los dotas de un cierto hábito periódico.
- Eliges narradores de categoría, capaces de enganchar con ellos.
- Tras la lectura o la interpretación, permites que jueguen y se relacionen con los libros correspondientes.
Además de aprender lengua y fomentar el desarrollo personal, los cuentacuentos en clase fomentan la lectura. ¿No te parece un verdadero todo en uno?
En la ciudad de Zaragoza hay una colección de cuentos que lleva trece años triunfando. Es la saga Los Cabezudos, la historia jamás contada, protagonizada por los integrantes de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de la ciudad.
El fervor que despiertan estos personajes populares entre los niños zaragozanos animó a crear estas narraciones, cuyos autores recorren los colegios contándolas. El éxito es absoluto. A los peques les encantan estas sesiones que incluyen cuentacuentos, canciones populares e interacción educativa adaptada a la edad.
En la actualidad, los chavales llevan sus libros a los desfiles oficiales de estos cabezudos para que estos se los firmen en directo. Como ves, la originalidad es un buen recurso para trabajar cuentacuentos en las aulas. ¿Qué te parecen estas iniciativas?
Invitar a los autores
Es una opción más accesible de lo que parece. Contacta con autores locales o con sus editoriales. La mayoría participan encantados en estas sesiones, para fomentar la lectura o firmar algunos de sus libros. Cuando tienen experiencia y saben hacerlo, encantan a los peques. Así que elígelos muy bien.
Contar con cuentacuentos profesionales
Se trata de otra posibilidad interesante, aunque suele ser más cara. Estos especialistas en la comunicación oral emocionan y fascinan a los niños. Son un punto de partida perfecto, como el anterior, para iniciar estas actividades en el aula de forma motivadora.
Profe con clase
Es una buena idea trabajar y practicar para convertirte en un gran contador o contadora de cuentos. Si puedes ser un ejemplo para tus alumnos, esto los entusiasmará y motivará muchísimo. Puedes reservar un rato de clase a la semana —por ejemplo el principio de la sesión de los viernes—, para contarles uno. Verás cómo les encanta.
Recreación grupal de cuentos
También tus alumnos pueden convertirse en creadores y comunicadores de relatos infantiles. Para empezar, lo mejor es crear grupos de tres o cuatro chavales y pedir que escriban entre todos una historia. Después, deberán compartirla oralmente con sus compañeros, asignando roles y papeles. Se puede leer o recrear con un guión, según la experiencia de los participantes.
Representación de una fábula o parábola
Estos subgéneros con moraleja son muy útiles para el trabajo en clase. El ejercicio consiste en elegir una narración famosa y contarla individualmente en clase. Como hay muchas de corta extensión, lo mejor es tratar de recordarla, en vez de leerla. Siempre es válido contar con un guión de ayuda.
Cuento piedra a piedra
Elige una veintena de piedras planas y dibuja en ellas conceptos sencillos: un coche, una manzana, una pelota, un pez… Cada niño cogerá al azar tres piedras e improvisará ante sus compañeros un minicuento de un par de minutos en el que salgan esos elementos.
Trabajar los cuentacuentos en clase es tan importante como los dictados. Toma la iniciativa y apóyate en nuestros contenidos para mejorar tus actividades de Lengua. ¡Cuéntanos tus experiencias!