Elena Betés Novoa: “Hay que lanzar el mensaje de que el éxito personal y profesional no está ligado al éxito escolar”
La educación se ha convertido en su prioridad. Tras haber sido fundadora de Rastreator.com (y su presidenta hasta 2022), Elena Betés, licenciada en Dirección y Administración de empresas por CUNEF y MBA por IESE, además de miembro del Consejo Social de la Universidad Carlos III de Madrid y consejera independiente de Master D, tiene ahora todas sus expectativas y ambiciones depositadas en la plataforma Dide.app, de momento con presencia en ocho países de Europa y Latinoamérica, en los que monitoriza la evolución de más de 20.000 niños de Educación Infantil, Primaria y Secundaria.
¿Cómo le explicaría a alguien que no conoce Dide.org en qué consiste?
–Es una herramienta que permite detectar talentos y dificultades desde edades muy tempranas y de una manera muy sencilla, de forma que en minutos tenemos un perfil personalizado. Hay una conclusión generalizada de que la educación debe ser personalizada, y de que el modo de avanzar en educación es ser capaces de personalizar. Pero esto es muy difícil, por no decir imposible, si no conocemos previamente.
Tenemos que ser conscientes de que les exigimos a los docentes un nivel de implicación altísimo y les damos muy pocos recursos. Dide es esa solución tecnológica que facilita ese conocimiento personalizado de todo el alumnado. Y, además, lo ordena y hace que el docente parta de una base, no de cero. Esto, desde el punto de vista de la docencia, pues nuestro foco han sido fundamentalmente centros educativos y docentes. Ahora con mi entrada me planteo cómo me hubiera gustado a mí tener esta herramienta como madre. Y ese es un paso al que nos queremos lanzar: No vayamos únicamente a centros, demos esta oportunidad. Todos pensamos que conocemos muy bien a nuestros hijos, y los conocemos muy bien en muchas cosas, pero no tenemos una base de conocimiento que nos permita observar lo que tenemos que observar a las edades en que lo tenemos que observar. Teníamos un padre que decía: “Yo leí esta pregunta y me di cuenta de que no me había fijado antes”. Y es verdad “Mi hijo no coordina; cuando va a coger un juguete, mira como hacia otro lado”. Pues todas estas cosas que para un psicólogo o un docente son evidentes y les llevan a observar eso, para un padre no lo son tanto. Por eso creemos que Dide puede jugar también una función en esa área.
¿Cómo es el equipo de Dide.org?
–Muy amplio y muy variado. Tenemos un equipo que dirige, pero tenemos, además, un montón de docentes, los “referentes Dide”, que implantan y contribuyen, con un constante feedback de qué funciona y qué no. Y esta es la clave del éxito de Dide: Que tenemos a docentes y referentes del sector que están usando la herramienta y nos dicen: “Oye, ¿habéis pensado esto?”.
El alma mater pedagógico y psicológico es Nuria Ros, doctora en Psicología, muy pendiente de la evolución, porque, no nos engañemos, estamos en constante evolución. Hay determinados trastornos que no identificábamos como trastornos hace cinco años.
Hay determinados trastornos que no identificábamos como trastornos hace cinco años
"Se detectan potenciales trastornos pero también potenciales talentos.
–Detectamos fortalezas y debilidades. La memoria puede ser una fortaleza, la atención también. Lo que tienes que hacer es conocer al niño en su totalidad. Este aspecto de totalidad es importante porque nosotros, aunque hablamos de detectar potenciales problemas de aprendizaje, analizamos al niño en tres ejes: aprendizaje, el desarrollo social y comportamiento y emociones. A los niños hay que verlos en su totalidad y fluyendo, porque evolucionan muy rápido. En muchos colegios la herramienta se emplea en los cambios de ciclo: “Detectamos esto, estamos trabajando sobre ello, y mira cómo vamos”. La clave es que tú no dices “Tengo este problema con este niño”. Dices: “Este niño tiene este perfil, y estas son sus fortalezas, y por tanto, como tiene una visión espacial estupenda, la manera de abordar esta discalculia va a ser trabajando mucho más en formas tridimensionales. No trabajamos solo la debilidad, sino la debilidad en conjunto con las fortalezas que aporta ese niño.
¿Y esto cómo se consigue?
–En esos cambios de ciclo, en esos comienzos, se lanza ese cuestionario a los padres a principio de curso, en los primeros meses. Eso le da al docente un perfil de su clase, lo que le permite también dinámicas de diversidad: “Este niño respeta muy bien las normas, y este no, voy a sentarlos juntos”. El docente también identifica “Estos son los cinco, seis niños con los que tengo que trabajar más estos aspectos, y voy a trabajarlos y voy a ir observando y a final de curso relleno el cuestionario.
El docente no sería capaz de completar todos los cuestionarios porque cada cuestionario son 20-25 minutos, que para unos padres es muy razonable pero tú no le puedes pedir a un docente que haga todo el curso. Pero ese docente en esos casos sí va a ir haciendo ese seguimiento y a ir viéndolo con los padres. La clave de Dide también es colaborativa. El equipo tiene que estar formado por el docente y los padres. Vemos que ahora mismo en muchos casos hay una lucha, lo hablábamos en la radio, a un docente le preguntaban “¿Qué es lo que menos te gusta de tu trabajo?” y decía “Tener que hablar con los padres”. Tenemos que recordar que nuestra ambición es desarrollar el potencial de ese niño, y que los dos tenemos el mismo objetivo. Cuando la gente comparte objetivos, debería ser muy fácil ponerse de acuerdo, y estar alineados. Dide ayuda al docente, porque le da una serie de informes muy fáciles de procesar, con lo que la familia percibe “Este profesor se está preocupando, conoce a mi hijo, porque fíjate, es verdad, mi hijo es así”. Cuando yo veo a mis hijos reflejados en Dide digo “Pues sí”.
Pero a veces también surgirá el “No me estás hablando de mi hijo”.
–Totalmente. El primer gráfico es el perfil personalizado del niño y el segundo “Esto es lo que vemos nosotros (docentes y centro) y esto es lo que ve la familia”. Y ahí se identifican los gaps. Pasan cosas curiosas, como, por ejemplo, padres separados y divorciados que están en desacuerdo sobre cómo avanzar en un aspecto y de repente hacen el Dide y se encuentran que están de acuerdo, que los dos habían observado lo mismo. También se encuentran gaps: “El colegio lo ve así y vosotros lo veis así”. El niño se puede comportar de manera diferente en el colegio y en casa, no pasa nada, es normal, lo que hay que entender es por qué. “¿Por qué este niño que en el colegio está respetando las normas y no tiene ningún problema en casa no responde, y presenta conductas que no son naturales?”
¿Hasta cuándo se acompaña al niño?
–Se empieza con tres años, con el primer Dide, y está planificado para abarcar hasta los 16, cuando termina la Secundaria. Los docentes están sobrepasados en general, pero en Secundaria el reto que tienen es inmenso, hay que ponerles una estatua. En Secundaria tú tienes muchos profesores, no tienes tanta vinculación, y Dide se usa más si un profesor observa algún problema y lanza un Dide e invita a otros profesores a completarlo. Es interesante el entender que Dide es una herramienta en la nube que permite hasta ocho participantes, con lo que en un momento dado puedes decir: “Voy a preguntar al profesor de Educación Física si hay algún tema de psicomotricidad”. Tú preseleccionas los indicadores que quieres como docente. La herramienta es muy versátil. Hay muchas reuniones de docentes de “A ver, con este niño ¿cuál es el problema?”. Lo que agiliza Dide es esa recogida sistemática de información. Permite ponernos a todos muy rápido de acuerdo y empezar a trabajar en cómo podemos resolverlo.
¿Dónde se emplea más Dide: en Infantil, en Primaria, en Secundaria?
–La mayoría de los centros en los que estamos tienen todas las etapas. Además, tenemos bastantes colegios públicos, porque Dide está reconocida en el programa PROA+ del Ministerio como herramienta inclusiva. De hecho creo que somos de las pocas que hay en que el colegio puede usar esos fondos para pagar la herramienta. Tenemos concertados, tenemos privados, fundaciones…
En España tenemos en torno a 30 centros, y esta es la ambición, el por qué entro yo aquí, porque el desarrollo que ha tenido Dide ha sido muy orgánico y muy poquito a poco, de recomendación de docente a docente, y yo creo que tenemos una herramienta muy potente y que deberíamos ser capaces de escalarla.
¿Una herramienta que suple una carencia del sistema educativo actual?
–Tendemos a hablar mucho en genérico. Yo creo que el sistema educativo tiene muchos docentes muy motivados y muchos de ellos agotados, y con razón. La docencia es una profesión vocacional, nadie se ha metido en docencia para hacerse rico. Decimos “No hay una educación personalizada”. En algunos centros sí la hay, depende de la capacidad o del esfuerzo del docente, porque todos saben que conocer al alumno es fundamental. ¿Cuál es el problema? Que cuando a esos docentes les pones capas y capas de requerimientos, burocracia y un montón de cosas, no llegan. ¿Es un problema del sistema? Yo creo que el sistema, las leyes, tratan de definir una educación personalizada. La ambición está ahí, la vocación está ahí, pero hay un momento en que el sistema no llega y ahí es donde se debe dar un salto a la tecnología y decir: “Con gente tan motivada, con gente que tiene claro que lo primero es el niño, ¿cómo puede ser que estemos a años luz de lo que podríamos estar haciendo?”.
Dide no es una herramienta tecnológicamente compleja, pero está en la nube, es en tiempo real… Muchas veces las soluciones tecnológicas pueden facilitarnos la vida. Y yo veía que en el sector de educación hay un gap muy fuerte hacia eso. ¿Qué ha pasado? Es curioso, porque durante el Covid lo que hemos hecho ha sido meter muchos aplicativos, cada uno a su manera, y tenemos casi “plataformitis”, muchas plataformas que no están conectadas. Realmente no ha habido un esfuerzo de entender cuáles son las actividades, cómo podemos ordenarlas, y hacer esa inversión en desarrollar cosas bien conectadas e integradas. Creo que tenemos que hacer ese esfuerzo de absorber tecnología para empoderar a nuestros docentes.
Que en algunos casos están muy quemados, incluso se plantean dejar las aulas.
–Cuando tú te quemas en un trabajo que no querías o que no es vocacional, te buscas otro. Cuando tú tienes vocación y no consigues realizarte la decepción y frustración es muchísimo mayor. El docente que abandona lo hace con rabia, con pena, y por eso deberíamos darles la posición que se merecen y la tecnología que deberían estar usando.
El docente que abandona lo hace con rabia, con pena, y por eso deberíamos darles las posición que se merecen y la tecnología que deberían estar usando
"¿Qué trayectoria tiene ya Dide?
–Hay embajadores Dide con nueve y 10 años de experiencia. La herramienta ha ido evolucionando y ha mejorando, y yo creo que ahora estamos en el punto en que hay que escalar.
¿En qué se diferencia de otras herramientas de detección de la dislexia, por ejemplo?
–Hay muchas herramientas en que cuando tú tienes sospecha de algo haces ese test para confirmar el diagnóstico. La función de Dide es muchísimo más amplia, es de conocer, y en ese conocimiento en el 85% de los casos vas a ver fortalezas y no vas a ver ningún problema potencial, y aún así verás quién es más fuerte, más débil, qué aspectos se deben trabajar, o cómo se puede hacer la diversidad de la clase. Nosotros estamos un paso antes de esa sospecha. Estamos identificando potenciales áreas de mejora, actuamos con anticipación. Y esa es la clave. Cuando hablamos de no dejar a ningún niño atrás estamos hablando de que ningún niño sienta que se queda atrás. Yo soy disléxica, y en el colegio estuve un año sentada en la esquina; las monjitas entendían que no había aprendido a leer y necesitaba concentrarme más, que si no me distraía. La sensación de “Yo sé que algo no funciona, y estoy aquí sentada, aquí me han dejado, y los demás aprenden una poesía en dos minutos, y yo tardo 15 y además no soy capaz…” Eso, para un niño es bastante difícil de gestionar. Lo que tratamos es de que ese niño no se quede atrás y no perciba que se queda atrás. Es tan importante la percepción como el hecho en sí mismo, porque realmente ese niño no va a empezar a suspender hasta Secundaria, pero él ya empieza a notar que este es más listo que yo, a este le cuesta mucho menos, y a esos niños hay que darles vías de escape y de generación de confianza, vías de “Tú eres muy bueno en esto, eres único en esto”. Y esto vuelve otra vez a la tecnología, a la inteligencia artificial.
Lo que tratamos es de que ese niño no se quede atrás y no perciba que se queda atrás
"¿Usan la inteligencia artificial?
–Estamos empezando, como todo el mundo. Todos tendremos que aprender a usarla. ¿Qué es la clave? La clave es que la singularidad de cada uno va a ser cada vez más importante, porque ¿qué nos expulsa la inteligencia artificial? Un montón de información y de estructura lógica y racional, que es el compendio de todos, con todos los sesgos que podamos tener. La singularidad y promover esa singularidad es la clave, porque estos niños lo que van a trabajar en el futuro es “Yo voy a hacer el 20% y el 80% me lo va a dar una máquina”. El 20% es esa singularidad que tenemos que proteger. Lo que tenemos que hacer es ayudar a ese niño a conocerse, se trata de entre todos conocer al niño y ayudarle a conocerse, a entender que esto es muy bueno suyo y esto tiene que mejorarse. Y aquí interviene el esfuerzo. Tenemos que comunicar que esto te va a costar más que los demás, y tienes que perseverar, mejorar y trabajar más fuerte en Matemáticas, pero mira lo bueno que eres en Arte, vamos a potenciarlo, y hay que encontrar un poco ese equilibrio, potenciar la singularidad pero también ser conscientes de que el esfuerzo y la perseverancia es la clave. Y lanzar el mensaje de que el éxito personal, vital, profesional no está ligado al éxito escolar. Tú puedes ser pésimo en Matemáticas, puedes tener dislexia, y aún así puedes tener una vida plena y maravillosa.
Estos niños lo que van a trabajar en el futuro es "Yo voy a hacer el 20% y el 80% me lo va a dar una máquina". El 20% es esa singularidad que tenemos que proteger
"Y quitarnos el miedo al fracaso.
–Claro. Yo hablo mucho del fracaso. Yo vengo de un mundo de digitalización y se me conoce por haber lanzado Rastreator.com, lo que la gente no sabe es que yo fracasé dos veces antes, con una quiebra, con un montón de cosas… El fracaso y el error son necesarios, hay que identificarlos y hay que trabajar. No se pueden dejar en un armario cerrado pensando que no los vamos a descubrir. Hay que abrir el armario y trabajarlo.
No se trata de patologizar.
–No, por supuesto que no. Nosotros nunca diagnosticamos, no es nuestra ambición. Nosotros no te decimos si este niño es disléxico, lo que decimos es “Detectamos potenciales problemas de aprendizaje en la lectura”, y decírtelo muy pronto. Y esto es muy importante, porque mis padres no sabían que yo tenía dislexia, se detectó con 11 años, y tuve unos años muy duros en el colegio. La dislexia tiene un componente genético, yo he observado mucho a mis hijos, con mi hija detecté que tenía dislexia, fui al logopeda muy pronto, y ahora mismo me dijeron del colegio “¿Pero estás segura de que tiene dislexia?”. El cerebro es plástico, los fracasos son temporales, las deficiencias y debilidades pueden ser temporales si las trabajas, si las controlas. Siempre va a estar ahí, yo siempre voy a ser disléxica, pero cuando tú conoces tus debilidades encuentras soluciones. Cuando tú sabes que tienes un problema de atención y que te viene bien hacer deporte igual vas a correr todas las mañanas. Cuando tú sabes que no tienes una visión espacial, hay ejercicios que puedes hacer. Todo se puede trabajar.
Y en el informe aparecen esas recomendaciones.
–Pautas y recursos. Nosotros decimos “Este es el perfil de este niño y estos son los juegos adecuados para su edad, o estos son los aspectos en los que deberíais insistir, o en este niño la tecnología va a tener un impacto superior, si a los hermanos les dejas una hora, a él déjale media. O este niño tiene capacidades avanzadas. Este niño tiene un potencial de altas capacidades y por lo tanto tenemos que observarlo como tal y vamos a ver cuáles son las áreas de interés y a darle mucha más profundidad en esas áreas para que mantenga su interés en la clase…”
¿A veces hay sorpresas?
–Hay sorpresas porque la ambición de Dide es screening masivo. Los departamentos de orientación, los orientadores, son los grandes héroes ocultos, están supersaturados, y reciben un montón de casos, cada vez más con problemas de comportamiento y temas de psicología, y llegan a donde pueden llegar. El tener un screening masivo permite al departamento de orientación ver los casos que se priorizan. Muchas veces los orientadores nos dicen “Pues fíjate, estos dos niños no los teníamos ni en el radar”. La ambición es que… Alberto Ramírez, fundador de Dide, siempre dice “Yo fui un niño gris, ni para bien, ni para mal, no daba problemas, pero nadie me hacía ni caso”. A ese niño gris ¿qué le interesaba, en qué era bueno, en qué podíamos haberle ayudado a desarrollarse mejor?
También tratamos de detectar bullying, ciberbullying, problemas de alimentación, baja autoestima y bajo ánimo. Tratamos de conocer al niño, pero no somos diagnósticos, somos una primera herramienta ¿Tú crees que le conoces? Yo te voy a dar pautas y una herramienta para conocerle mejor.
Los orientadores son los grandes héroes ocultos
"¿Es su proyecto más personal?
–Clarísimamente. Rastreator.com se vende y en ese momento decido que quiero dedicarme a las cosas que importan y me surgen dos sectores fundamentales: la salud y la educación, en los que yo entiendo que se producen las mayores injusticias, y en las que la tecnología puede ayudar a dar una mayor equidad. Analizo los dos y me doy cuenta de que en salud la tecnología ya está muy incorporada: Estamos secuenciando el genoma a una velocidad de vértigo… Esto va a hacer que se vayan democratizando estos avances tecnológicos de una manera bastante rápida, la inteligencia artificial está ayudando un montón, vamos a mejorar la detección… y me doy cuenta de que en educación nadie se ha parado a pensar en cómo puede impactar. Con la inteligencia artificial estamos empezando a hacer pinitos, porque nosotros ahora mismo tenemos 3.500 recursos que se van coordinando con esos perfiles personalizados. ¿Qué es lo que estamos tratando con la IA? Agrupar esos perfiles, porque, no nos engañemos, el que tiene dislexia igual tiene algún problema de visión psicoespacial… En base a una base de datos muy única estamos tratando de segmentar esos perfiles, por un lado, y estamos tratando de que esas pautas avancen y vayamos a una personalización muy superior.
¿A qué cree que se debe este ritmo más bajo en la incorporación de la tecnología al aula?
–En el mundo de la sanidad hay grandes farmacéuticas, grandes inversores en tecnología. Yo creo que los médicos también al principio tenían una resistencia “Si una máquina va a detectar cáncer, ¿para qué sirvo yo?” Pero el médico es fundamental, da igual cuántas máquinas tenga. El docente tiene que tener la misma certeza. Tenemos que ser muy conscientes de que somos humanos, y que aunque la tecnología evoluciona de manera exponencial, nosotros no, y la socialización es fundamental, y la función del docente es la clave.
¿Qué se podría hacer para fomentar las vocaciones STEM entre las niñas?
–Creo que hay un aspecto que empieza desde pequeños, que las Matemáticas parece que tienden a costar más a las niñas. El otro día oía una conferencia donde decían: “Es que no entienden el para qué” En cuanto a las niñas les explicas para qué puede servir van mucho más lejos. Ahora esto está cambiando. Hay empresas que están viniendo con nuevas tecnologías y en que las matemáticas las empiezan con el para qué, no con una derivada para calcular el área, sino planteándote un problema de la vida real y cómo se resuelve y el concepto matemático que hay detrás. Yo creo que cuando evolucionemos la metodología en esa línea probablemente tengamos más vocaciones. Y hay otro aspecto muy relacionado con el gaming… Había muy pocos juegos que atrajeran a las niñas, y creo que esto también está cambiando. Esto es una inversión a largo plazo. En educación se invierte hoy y se recoge dentro de 10 años, y creo que tenemos que tener esa paciencia. Creo que se están haciendo cosas muy bien, ahora mismo hay muchísimas fundaciones que están potenciando estas primeras vocaciones y vamos a ver muchas más mujeres en tecnología pronto.
¿Cómo se definiría a sí misma?
–Como una idealista que quiere revolucionar la educación y tener un impacto país. Tengo una fuerte empatía: ¿en qué situación está el docente? ¿en qué situación están los padres? ¿qué pasa con los niños? Y creo que eso hace que detecte problemas que me gusta resolver. Soy capaz de unir los puntos y de ver que la tecnología nos puede ayudar a resolver. Llego, escucho y digo “¿Cuál es el problema? ¿Cómo podemos adaptar la herramienta? ¿Qué es lo que no funciona?” Y vamos avanzando juntos.
Si soy experta en algo es en crear categorías que no existen. Cuando empezamos a comparar seguros e hipotecas éramos cinco, bajábamos a la calle con una hoja y preguntábamos: “¿Usted sabe que existe una herramienta que permite comparar seguros?” Y decían “No”. “¿Si existiera la usaría?” “Sí”. El tema es: “¿Usted sabe que existe un cuestionario que puede hacer para conocer mejor a su hijo y que le va a ayudar con pautas?” “No” “¿Si supiera que existe lo usaría?” “Sí” Ese es el punto. Mi fortaleza es detectar cuándo hay una necesidad, poner una resolución tecnológica y decir “Esto existe”. El problema cuando creas una categoría de la nada es que no existe. Incluso cuando vamos a colegios la gente nos pregunta “¿Esto exactamente qué es?” Y es porque estamos creando algo que no tiene un territorio. Lo bueno es que una vez que lo has creado ese es tu territorio. ¿Cuál es la ambición en 10 años? Que la gente diga “Conoce a tu hijo. Haz un Dide” “Conoce al alumno. Haz un Dide”. Que sea como muy natural, porque es muy fácil.
¿Cuál es la ambición en 10 años? Que la gente diga "Conoce a tu hijo. Haz un Dide" "Conoce al alumno. Haz un Dide
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