Rocío Ramos Paúl: "Los adolescentes de hoy son más sensibles; no hay que demonizarlos"

Durante nueve temporadas, de 2006 a 2014, se convirtió en Supernanny, la niñera más famosa de España. Enseñaba a los padres, en cada programa y con ejemplos reales, a educar a sus hijos para corregir los problemas de conducta, las pataletas y los berrinches con diálogo, negociación y normas. Ella es Rocío Ramos Paúl, especialista en Psicología General Sanitaria y técnica educadora de menores, y el pasado miércoles participó en los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC) con la conferencia Convivir con la adolescencia hoy.

Aunque el título puede dar a entender que la adolescencia de hoy es diferente a la de generaciones pasadas, a juicio de Rocío Ramos “sigue siendo la misma, sin miedo a los límites, las normas, la responsabilidad o la comunicación”. Lo que sí ha cambiado, dice, es “la realidad a la que se enfrentan los chavales”, lo que deriva en “una mala gestión de sus emociones” y que con frecuencia se manifiesta en episodios de enfados, ánimo bajo, euforia y, sobre todo, ira. “Lo estamos viendo todos los días”, reconoce. Y es que “a ningún adolescente le gusta que le digan que no, y siempre se han enfadado, es lo esperable, porque lo quieren todo y ya, así ha sido siempre”.

Ramos Paul recomienda a los padres hacer frente a esta complicada etapa de sus hijos mediante la denominada comunicación por contrato: “Si los adolescentes cumplen con su responsabilidad, obtienen unos derechos que no son gratuitos, como pueden ser llegar tarde excepcionalmente, la paga, salir más lejos o más tiempo de juego”. A su juicio, en la adolescencia “funciona mejor la parte que tiene que ver con el refuerzo, con centrarse en lo que ha hecho bien tu hijo, y no ser tan rígido”. “Por eso muchas veces les pido a los padres que me digan cinco cosas buenas de sus hijos, porque las tienen, aunque los padres dentro de su enfado no las vean”, explica.

Para Supernanny, “tenemos una generación de chavales que son mucho más sensibles, más capaces de hablar en grupo, de contar cómo se sienten, y eso es bueno”, explica. “No todo es malo en los adolescentes, que a veces los demonizamos”, lamenta. El problema radica, en su opinión, en que los adultos “no les estamos dando las respuestas que necesitan; hay muchas cosas como la salud mental que nos han desbordado y a las que no hemos sabido dar respuesta porque nos empeñamos en mantener unos esquemas que daban resultado el siglo pasado”. Y eso, recuerda, “es responsabilidad de los adultos”.

Cierto es, añade, “que hay otros muchos factores” que entran en juego en la convivencia, en el día a día de las familias con los hijos adolescentes de hoy, como pueden ser “el estilo sobreprotector de los padres, que les ha generado en muchos casos déficit en la frustración”. La pandemia, “que les ha obligado a enfrentarse a un mundo con muchos cambios, que exige unas habilidades que no han sabido desarrollar”. O las nuevas tecnologías que “de alguna manera están influyendo en la mala gestión de los chavales y las consecuencias es lo que vemos, agresividad, ansiedad y depresión, los tres grandes problemas de los adolescentes cuando no gestionan bien sus emociones”.

Por todo ello, Rocío Ramos Paul recuerda que la adolescencia es «una etapa que, dependiendo del proceso evolutivo y de desarrollo de cada persona, puede comenzar en torno a los 12 años, aunque para mí la edad más complicada a nivel de comunicación es de 14 a 16 años, que es cuando más gritos pegan, más portazos y menos se comunican, pero uno es un mundo”, dice. Eso sí, “siempre mando deberes a los padres”, concluye.