El verano nos brinda excelentes oportunidades para hablar (más) con nuestros hijos
El verano se convierte en una época ideal para hablar (más) con nuestros hijos. En la temporada estival, para empezar, muchos padres e hijos que durante el curso no comen juntos, porque unos están en el trabajo y los otros, en el comedor del colegio, comparten la mayor parte de las comidas. Hacerlo con tiempo para la charla reposada, para conocer mejor las inquietudes y preocupaciones, sin que los adultos traten de imponer sus puntos de vista, puede ser enormemente beneficioso.
Dejar de lado el móvil en esas pausas y en otras y aprovechar todas las ocasiones que el verano nos brinda para la conversación con los más próximos tiene beneficios palpables. La propia OCDE reconoce, por ejemplo, que el rendimiento en ciencias de los alumnos mejora mucho más si los hijos comen con los padres y si hablan a menudo que si los padres les ayudan con sus deberes escolares.
Pero este «pasar tiempo simplemente charlando con los niños» de la OCDE tiene incontables beneficios no solo en el rendimiento académico. Así lo destaca Ana María Aguirre Ocaña, profesora del Grado de Pedagogía de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR): «Establecer una comunicación y un diálogo entre todos los miembros de la familia es esencial para tener una buena autoestima y un buen proceso de desarrollo como persona. La comunicación es una premisa de ser una persona como ser social por naturaleza. Las familias que tienden a comunicarse y a hablar de todas las cuestiones que se plantean a lo largo del día o de sus vidas, hace que sean personas más reflexivas, menos impulsivas, están habituadas a tomar decisiones y a establecer soluciones propicias generalmente. Aquellas familias que no permiten el diálogo o la comunicación pueden ocasionar que el adolescente sea más inseguro, impulsivo o reacio a ser sociable».
Aquellas familias que no permiten el diálogo o la comunicación pueden ocasionar que el adolescente sea más inseguro, impulsivo o reacio a ser sociable
"Claro que, para eso, el móvil no debería estar sobre la mesa: «El primer consejo es querer entablar conversación y diálogo, y efectivamente, que no haya elementos disuasorios para que se produzca. Por ejemplo, si queremos que haya una buena comunicación, hay que prestar atención y establecer una escucha activa, y para ello, es mejor que no haya ni móviles ni tablet. Tenemos que acostumbramos a que la efectividad de una conversación es estando en modo de escucha activa, es estando en un lugar donde medie la serenidad y la necesidad de exponer o transmitir ideas, pensamientos y sentimientos».
«El verano es un tiempo fabuloso para estar en familia. Es importante compartir momentos y espacios de reflexión sobre temas de interés. Además, se pueden realizar juegos de mesa, de playa, de camping, ir a pasear o a hacer pequeñas excursiones por los alrededores de la estancia donde se esté en vacaciones. Siempre es una buena ocasión para sentirse más cercano entre todos y disponer de más tiempo para establecer una relación donde se exprese el cariño y se desarrolle una comunicación sincera», considera la profesora.
Durante las vacaciones, cualquier momento es propicio: «Se pueden realizar buenas conversaciones sobre temas que les motiven, donde todos los miembros de la familia se sientan libres para comunicarse y se sientan escuchados. Podría ser a la hora de comer, por la tarde si hay sobremesa y luego ya durante los paseos. Es importante que haya una oportunidad de establecer esos espacios de diálogo y de reflexión que ayudan a entenderse más y a conocerse más en la familia». «La comunicación tiene que ser clara y guardando respeto y teniendo empatía», apunta.
Así, con los más pequeños «Es necesario ofrecer respuestas a preguntas que pueden ser sencillas en principio, pero que a lo mejor para ellos son algo muy importante». En cuanto a los adolescentes y jóvenes, «hay que propiciarles espacios de diálogo sobre su futuro, por ejemplo, o sobre algún tema distendido». «En definitiva, es bueno reflexionar y extraer conclusiones», concluye.
«En las comidas familiares es muy necesario establecer espacios para tener confianza a la hora de expresarse. Si hay una buena comunicación se conocen mejor así mismos y se puede facilitar el que se ayuden en un momento dado, o que se encuentren soluciones a algo que se presente en la realidad actual. También se establecen hábitos o se conocen las virtudes de cada uno. Se escuchan las opiniones de todos los miembros y están preparando a los niños y adolescentes a conversar, a trasmitir ideas, opiniones o sentimientos y a sentirse familia. Hay que valorar sobre todo el momento de distensión comunicativo y el pasar tiempo juntos», reflexiona la experta.
¿Mesa de adultos y mesa de niños? Ana María Aguirre Ocaña sostiene: «Hay que tener en cuenta las situaciones en las que se reúne la familia extensa. Si hay un ambiente más distendido, por ejemplo, una fiesta de cumpleaños, ahí sería bueno el estar todos juntos para interaccionar todos y conocerse más, y si es una reunión familiar por ejemplo en un restaurante, se puede estar en la misma mesa, pero estando juntos los primos, de manera que se facilite un diálogo de ponerse al día los adultos y los primos. Hay que tener en cuenta que las conversaciones son diferentes según las edades. En realidad, para mí lo importante es que prime la facilidad de establecer una comunicación en un espacio de encuentro familiar y, por lo tanto, a lo mejor, podría haber una alternancia en la posición de todos».
¿Y esos hermanos que a veces es mejor separar porque no se llevan bien? «Para que los hermanos se lleven bien es necesario haber promovido desde pequeños la igualdad, la solidaridad, los encuentros cotidianos con emociones saludables. Aun así, puede que se den momentos de desencuentro entre los hermanos, pero es importante inculcar valores de respeto, de empatía, enseñarles a que se puede ser asertivo sin perjudicar los sentimientos, acciones o pensamientos de uno de los miembros. Se pueden planificar espacios de juego compartido o de diálogo que beneficie el expresarse sin enfados que perturben la paz familiar. En ocasiones, también se puede practicar la paciencia y establecer normas de convivencia».
Primos, hermanos… ¿y la pareja? «El verano es un tiempo de más serenidad, de aprovechar más los momentos que brinda el día para mantener conversaciones afectivas, emocionales, pero también para hablar de temas más profundos con la pareja. Hay que facilitar espacios para fortalecer la relación y la colaboración en la crianza de los hijos/as, pero también fortalecer a la pareja con un vínculo íntimo de ambos. Es importante proporcionar la visión de ser una pareja feliz».
«Te quiero»: ¿cuándo? ¿cómo? ¿dónde? ¿por qué? «En la familia es fundamental el decir “te quiero” en todos los momentos. Los niños aprenden a ser cariñosos, fomenta la autoestima en ellos, pero también beneficia a los adolescentes y a los adultos, porque se sienten queridos de verdad con las palabras, sienten que tienen a alguien ahí independientemente de las circunstancias. Se transfiere un apego seguro que permite ser más consecuentes con las acciones que se realizan, o desarrollar valores o disponer de ayuda en momentos clave del desarrollo de la persona. En definitiva, crecen en un ambiente emocionalmente saludable y donde encuentran apoyo en su vida diaria».
La importancia de un “te quiero” para el desarrollo emocional de los niños
Las palabras con contenido emocional positivo activan la zona del cerebro que está involucrada en la toma de decisiones, en el desarrollo del autoconcepto y la autoestima. Cuanto más escuchen los niños estas expresiones, más se consolidarán las redes neuronales de la misma.
La editorial Rubio propone este verano una herramienta que también contribuye a este proceso de desarrollo emocional: el cuaderno Mejora tus competencias. Para comprender tus emociones mejor , con el que los niños potenciarán su autoestima, reconocerán su identidad personal, aumentarán la motivación por conseguir sus metas, desarrollarán su inteligencia emocional y fomentarán su tolerancia a la frustración.
Diseñado para ayudarlos a identificar y comprender sus emociones de manera divertida y didáctica, les brinda la oportunidad de expresar sus sentimientos de una forma segura y guiada, de reflexionar sobre su mundo emocional y fortalecer su lenguaje. De esta forma, aprenderán a crear vínculos afectivos sólidos.