Diabetes en la escuela: una responsabilidad compartida
La Diabetes Mellitus tipo 1 es el trastorno endocrino-metabólico más frecuente en la infancia. © ANA
Actualmente, en España, aproximadamente 30.000 niños menores de 12 años tienen Diabetes Mellitus tipo 1 (DM1). Estos menores tienen derecho a desarrollar su labor académica en un entorno seguro, que permita la aplicación de tratamientos óptimos para el control de la glucemia en sangre, y que faciliten la participación y la integración de actividades escolares y extraescolares, regido por la igualdad de oportunidades. Sin embargo, se ha constatado que los alumnos con enfermedades crónicas se enfrentan a más dificultades durante la trayectoria escolar que el resto del alumnado.
Los alumnos con enfermedades crónicas se enfrentan a más dificultades durante la trayectoria escolar que el resto del alumnado
Durante la escolaridad obligatoria, los niños/as pasan más de un tercio de la jornada en la escuela. La notable incidencia en aumento de alumnos escolarizados con enfermedades crónicas, sobre con DM1, pone de manifiesto la importancia de la formación e información de los docentes por parte de los profesionales de la salud, para el desarrollo de habilidades, actitudes y conocimientos ante el manejo de la enfermedad y las situaciones de riesgo que pueden darse en el ámbito educativos.
La Diabetes Mellitus tipo 1 es la segunda enfermedad crónica con mayor incidencia y el trastorno endocrino-metabólico más frecuente en la infancia, con mayor impacto social y sanitario. La enfermedad puede desarrollarse a cualquier edad, incluidos recién nacidos; sin embargo, el período más habitual es de los cinco a los nueve años, seguido de la etapa de los diez a los catorce años. A menudo cursa rápidamente y con alto riesgo vital si no se diagnostica pronto. Es muy probable pues que el profesorado se encuentre en algún momento de su vida profesional con algún alumno con DM1.
Es muy probable que el profesorado se encuentre en algún momento de su vida profesional con algún alumno con DM1
El niño con diabetes está sometido a una toma de decisiones a diaria. Según la edad y el desarrollo personal, es capaz de tomar muchas de estas decisiones, como, por ejemplo, cómo y cuándo hacer controles de glucemia, administrarse las dosis de insulina necesarias y controlar los requisitos alimenticios y de actividad física por el manejo del nivel de glucosa.
La diabetes puede influir de forma directa en el estado de ánimo, por la difícil asimilación del duelo ante la enfermedad. La falta de apoyo puede provocar una mala aceptación y aparición de conflictos como ansiedad, bajo rendimiento escolar o absentismo, pasividad o tristeza.
¿Son los docentes responsables de hacerse cargo de los niños con enfermedades crónicas? Ante esta controversia, diferentes colectivos, tanto docentes como sanitarios, reclaman la presencia de la figura del «Enfermero/a escolar».
Durante el primer semestre del 2023 se ha llevado a cabo una investigación en 15 centros educativos públicos y privados del municipio de Terrassa (Barcelona). El objetivo ha sido realizar una aproximación a la situación actual en la que se encuentran los centros educativos frente a esta enfermedad. En él, han participaron 127 profesores/as y diferentes cargos en activo durante el periodo de recogida de datos y análisis.
La mayoría de las escuelas participantes aseguraron que los estudiantes con diabetes cuentan con las mismas oportunidades académicas y de ocio, afirmando que la enfermedad modifica los hábitos y rutinas diarias, pero no las actividades dentro la escuela.
Sin embargo, los datos obtenidos revelan la dificultad del profesorado para propiciar un entorno seguro y adaptado a las necesidades del niño con DM1 en estado agudo, generando posibles vulnerabilidad e ineficiencia en el tratamiento de la enfermedad durante el periodo escolar. Esto se evidencia con el hecho de que de los encuestados optarían por medidas más conservadoras, como llamar al servició de emergencias médicas o padres, antes de iniciar el abordaje desde la escuela frente las necesidades y emergencia diabetológicas.
Además, la falta de conocimiento y habilidades tienen un impacto directo tanto en los alumnos como en docentes manifestado con inseguridades, según afirman los encuestados que han vivido de primera mano la atención con infantes con DM1. En la gran mayoría de los casos no se habían ofrecido los recursos necesarios para intentar realizar un buen abordaje; más de la mitad de los encuestados no habían recibido ninguna formación, y tan solo a un tercio se les había facilitado por parte del sistema sanitario. Mientras, un 34,6% aseguran contar con los recursos materiales e institucionales necesarios en las escuelas.
Sobre la competencia y responsabilidad del manejo de los alumnos con diabetes en el centro educativo, en un 70% no se considera que esta sea una labor profesional del docente. Este aspecto es un tema de conflicto y debate actualmente, ya que existe un vacío legal en lo que concierne a este punto, dado que únicamente hay guías y protocolos de recomendaciones a seguir, no siendo estrictamente obligatorio. No obstante, la no actuación ante cualquier necesidad puede tener sanciones legales, civiles o penales.
Finalmente, se llega a la conclusión de la necesidad de introducir una persona experta y de apoyo, como la figura emergente del enfermero/a escolar. Aspecto reclamado desde hace ya unos años por entidades y asociaciones de padres y personal sanitario, con el fin de mejorar la atención en sanidad y educación de los niños/as y adolescentes diabéticos.
- Miriam Guzmán es alumna del colegio «Santa Teresa de Jesús» de Terrassa