El placer que tú expandas
Aunque enseguida alguien responde que también pensamos con imágenes, la herramienta principal del pensamiento es la palabra. Una palabra cuya función original es librarnos de la subyugante inmediatez propia de nuestra naturaleza y dar espacio a la gramática de la cultura y la conversación transformadora.
Si desconocemos las definiciones e ignoramos los términos y conceptos que damos a nuestras experiencias, difícilmente sabremos ni haremos nada. Son las historias y narraciones que nos contamos las encargadas de legar los valores y conocimientos que configuran nuestras formas de entender la realidad y de pensarla. Por eso necesitamos contar y que nos cuenten. Desde muy pequeños anhelamos lo que Vargas Llosa denomina la verdad de las mentiras: mitos, cuentos, fábulas, leyendas para conocernos y aprender a pensar.
De hecho, la filosofía –según Javier Gomá– es literatura conceptual. La narración y el diálogo teatral, la poesía, son medios generadores que tejen el pensamiento con el hilo de la palabra. Parece lógico admitir que si el desarrollo del lenguaje confluye con la evolución del pensamiento y viceversa, cuanto mejores sean los planes de lectura en la escuela, más inteligentes serán los alumnos que formemos.
Sin embargo, no siempre en los libros de Lengua y literatura abundan modelos textuales que aporten un suficiente enriquecimiento intelectual. Suelen quedar arrinconados los textos literarios en favor de la tipología discursiva a pesar de que cuando hablamos de la formación lingüística de nuestros jóvenes, un folleto de publicidad nunca debería situarse a la altura curricular de un poema de Cernuda o de un cuento de Cortázar. La belleza ha de ser un criterio prioritario para seleccionar las lecturas que se trabajen en el aula y que suponen las primeras experiencias en el terreno literario y la educación estética del alumno.
El acompañamiento aquí del maestro es fundamental. Hay clásicos de la literatura –modernos, en realidad, en casi todo– que pueden ser disfrutados perfectamente en la etapa de Primaria. Lo importante es agavillar un buen conjunto de fragmentos que conecten y enganchen a los alumnos por su calidad e interés. La lectura y comentario en voz alta son imprescindibles. Steiner nos advierte de que sólo así se comprende un texto. Cuando éste además les concierne e incita, los alumnos de manera instintiva aprecian la potencia de las ideas expuestas, el hecho de ponerlos a pensar, a dialogar y a remover por dentro sus sentimientos y creencias.
A veces descartamos actividades porque pensamos que no están al alcance de los niños. Es un error. El placer no está reñido con el esfuerzo de la lectura. Ni tiene por qué rendir un aprovechamiento utilitario. Lo difícil y complejo motiva al alumno que va desentrañando significados y ampliando sus capacidades críticas y cognitivas.
La mejor metodología didáctica es el ejemplo. Dice Emili Teixidor que si nos preocupásemos menos por la lectura de los otros y más y con más rigor por nuestras propias lecturas, seguro que nuestro entusiasmo nos desbordaría y los más cercanos a nosotros advertirían esa plenitud que nos proporcionan los libros”. (Estrategias del deseo o trucos para leer).
En definitiva, primero lee tú y los demás imitarán el placer que tú expandas.