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Dossier Espacio para el análisis y la reflexión

Denme una práctica y ¿moveré el mundo?

"Las prácticas varían mucho entre distintos países europeos, pero que en casi todos ellos hay una proporción significativa de estudiantes que las hacen".
Antonio CabralesMartes, 3 de octubre de 2023
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© ADOBE STOCK

Una de las cosas que más me sorprendió cuando empecé a dar clases en el Reino Unido es la obsesión de los estudiantes por las prácticas profesionales durante sus estudios. En las conversaciones con los estudiantes de los que era tutor me impresionaba la pasión que ponían en preparar las entrevistas y procesos selectivos. En algunos casos lo hacían más que con los propios exámenes, lo que nos causaba una cierta preocupación como tutores (¿no estarán exagerando?). Luego te decían los salarios de entrada en algunos sectores y la sorpresa ya no era tan fuerte (aunque la preocupación no desaparece). En banca de inversión en Londres, un sector muy habitual para los graduados en economía, los salarios de entrada son de 60.000 libras (70.000€) y en un par de años se alcanzan las 80.000 y 90.000 libras.  Como esto de las prácticas no es algo solamente británico, sino que también afecta a España, veamos qué nos dice la evidencia sobre dos aspectos importantes. Uno es el impacto sobre la empleabilidad de los egresados y el otro, el impacto sobre el aprendizaje.

Para empezar, notemos que las prácticas varían mucho entre países europeos (gráfico A), pero que en casi todos ellos hay una proporción significativa de estudiantes que las hacen.

Dada la amplia variación en la prevalencia de las prácticas y, sobre todo, entre los mercados de trabajo de los diferentes países, vale la pena revisar varios ejemplos diferentes para ver si los efectos dependen mucho del país. En todos los casos un problema de cara al análisis es que no todos los estudiantes hacen prácticas y, por tanto, que debemos controlar el efecto de autoselección en estas prácticas.

Para Alemania, un artículo reciente del Journal of Human Resources  utiliza datos de una encuesta a graduados y, como estrategia para controlar la endogeneidad de la realización de las prácticas, muestra que en muchas universidades y grados las prácticas se vuelven (o dejan de ser) obligatorias en distintos momentos del tiempo.

Si esta entrada y salida de la obligatoriedad es “prácticamente aleatoria” como sugieren (y muestran de diversas formas) los autores, la estimación por variables instrumentales es plausiblemente causal. Como primera etapa de la estimación, se puede ver que la obligatoriedad aumenta de manera bastante importante la probabilidad de hacer las prácticas (del orden de un 56%), con lo cual es un instrumento bastante potente. En la segunda etapa se ve que el aumento en salarios debido a las prácticas es del orden de un 6%. Este aumento es del mismo orden de magnitud que se suele estimar para un año adicional de Educación en diferentes contextos, así que se puede decir que es notable.

Los efectos son más significativos para los estudiantes que eligieron los estudios pensando menos en el mercado de trabajo y para los estudios con menores niveles de inserción laboral (humanidades y ciencias sociales). También observan los autores que parte del efecto sobre los salarios se deriva de una mayor rapidez en encontrar el primer empleo, una menor propensión a estar desempleados y una tendencia mayor al empleo a tiempo completo.

Otro estudio  utiliza una encuesta de egresados y datos escolares de una Grande École francesa, ENSAE, especializada en estadística y administración económica. En este caso, la variable instrumental que utilizan los autores es el año de ingreso en la escuela (de máster) y la edad del estudiante en ese momento. Para que sean instrumentos válidos, es importante que las empresas no las tengan en cuenta al tomar decisiones salariales y de contratación, y que se fijen solo en el lugar de graduación, los estudios y la nota.

Una cuestión importante en este estudio es que las prácticas se hacen antes de elegir la rama de estudios y, por tanto, pueden afectar a los estudios que escogen. Hacer prácticas parece aumentar la probabilidad de elegir finanzas en lugar de economía, pero si las prácticas son variadas, y escogen tanto en empresas financieras como económicas, esto reduce la probabilidad de elegir finanzas. Los retornos monetarios de las prácticas (no remuneradas) no están claros en este caso. Tampoco hay retornos significativos en satisfacción (incluida la no pecuniaria). Este artículo enfatiza que los retornos de las prácticas no remuneradas no son obvios y, por tanto, la legislación que las prohíbe (en tanto que no remuneradas) puede tener sentido.

En el caso de España, tenemos un artículo bien interesante que utiliza los datos de la encuesta de inserción laboral de egresados del INE. En este caso, la estrategia de identificación se basa en controlar efectos fijos de titulación y comunidad autónoma, y datos observables de los estudiantes. Los resultados son comparables al caso alemán, porque mejora el tiempo para acceder al primer empleo de forma significativa y la adecuación al sector de actividad, y lo hace, parcialmente, como resultado de que algunos estudiantes se quedan en la empresa de prácticas.

Hay otras evidencias, pero la española y la alemana pueden dar cuenta de por qué los estudiantes están tan preocupados por conseguir las prácticas. La francesa nos pone una nota de precaución. Si las prácticas son “gratis” o “más baratas” que el empleo, no es siempre obvio que se gane tanto en términos laborales.

Si las prácticas son "gratis" o "más baratas" que el empleo, no es siempre obvio que se gane tanto en términos laborales

Pero volvamos a nuestra “preocupación” como tutores. ¿Es racional o estábamos, también, reaccionando excesivamente?

Aquí las cosas son más complicadas. La literatura más antigua, con métodos menos sofisticados, parece encontrar una correlación entre notas y desarrollar las prácticas, pero es difícil conseguir una identificación clara de causalidad. Un intento interesante es el trabajo de Thanos Mergoupis,  quien utiliza como instrumento el deseo indicado en la solicitud de admisión de hacer prácticas. No es un instrumento perfecto, porque, aunque es algo que no impacta directamente en las notas, podría incorporar efectos inobservables que las mejoran (o empeoran).

Este artículo no encuentra efecto de las prácticas en las notas medias, pero sí en la probabilidad de conseguir en las dos categorías de notas más alta en el Reino Unido (First y Upper Second, más o menos equivalente a nuestros sobresaliente y notable). La razón por la que los dos resultados son posibles es que empuja a algunos estudiantes marginales de las categorías más bajas (Lower Second) a las siguientes (Upper Second). Es de notar que las empresas británicas no se fijan mucho en el aprobado, pero sí en la categoría, y muchas no contratan por debajo de Upper Second (notable).

El estudio The academic value of internships: Benefits across disciplines and student backgrounds  presenta similares resultados, aunque con dificultades parecidas de identificación causal, y muestra mejoras en los resultados académicos, particularmente para los estudiantes con peores resultados previos a las prácticas. Sospecho que los problemas de selección son incluso mayores que para el estudio anterior, así que simplemente puede ser que los estudiantes más motivados de entre los menos académicamente aptos son los que optan más por las prácticas.

En todo caso, yo diría que, de momento, no hay causa grave de preocupación. Lógicamente necesitamos más investigación, pero no parece que las prácticas hagan mucho daño. Tampoco que sean la panacea para mejorar la integración laboral de los egresados. Por tanto, mi recomendación de política es que diseñemos nuestros estudios teniendo en cuenta las competencias profesionales de los estudiantes, y que no nos fiemos de que otros (las empresas) hagan el trabajo por nosotros.

¡A trabajar! 

Este artículo forma parte del informe anual Indicadores comentados sobre el estado del sistema educativo español, es el octavo informe anual con el que la Fundación Ramón Areces y la Fundación Europea Sociedad y Educación recogen y ofrecen, desde 2015, una selección de datos descriptivos sobre la situación y evolución del sistema educativo español. Este instrumento de consulta al servicio del sector educativo analiza abundante información procedente de fuentes estadísticas y estudios nacionales e internacionales para ordenarla, clasificarla y organizarla empleando, siempre que es posible, una perspectiva comparada y actualizada a 2022.

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