Sergio Silva: "El uso de pantallas en Infantil está aflorando problemas de aprendizaje muy graves"
El profesor lamenta el daño que está haciendo a esta generación de adolescentes la sobreexposición a las pantallas; el director de FP critica el absurdo de tener que dar de alta a los alumnos en prácticas porque "va a ahuyentar a las empresas"; y el político se niega a mejorar la pública a costa de la concertada, ni viceversa. Así es Sergio Silva, tres en uno.
El PP en Cantabria tuvo suerte en las autonómicas pasadas porque el resultado no le hizo rehén de ningún partido para gobernar, no obtuvo mayoría absoluta pero puede elegir entre el PRC de Revilla o Vox para sumar. Y eso se nota en la libertad con la que Silva se distancia de unos y otros. Al PRC le reprocha carecer de modelo educativo y de Vox no les gusta el Pin parental porque supone desconfiar de los profesores… y él lo ha sido hasta hace bien poco.
¿Se han encontrado alguna sorpresa en los cajones? ¿alguna sorpresa agradable o desagradable?
–No, no nos hemos encontrado ninguna sorpresa negativa. Es cierto que hay cosas con las que disentimos en el modo de gestionar, pero nada muy sensible.
¿Por ejemplo…?
–Me refiero a una falta de estrategia en Educación. Siempre hemos dicho que necesitamos un modelo, una hoja de ruta global educativa para Cantabria y eso es lo que más echamos en falta. Encontramos medidas positivas pero aisladas y que no responden a ningún modelo concreto.
¿Quizás porque lo partidos regionalistas no tienen la experiencia ni las estructuras de los grandes partidos?
–Efectivamente. Si hay algo que yo creo es que la Educación necesita tiempo para implementar medidas y para que los efectos de esas medidas se noten. Port eso, hay que tener un modelo para saber qué pasos sabe dar para en seis u ocho años ver los resultados. Eso te lo da el bagaje y una estructura de equipos.
¿Y en positivo?
–En positivo puedo destacar que ha sido una transición normal. Yo vengo del aula, he sido director y conocía a todo el equipo anterior, lo que ha facilitado esa transición.
Dice que viene del aula… ¿Eso le permite negociar con los sindicatos con más autoridad?
–Sobre todo con diálogo. Y digo con diálogo porque soy un convencido de que la Educación en Cantabria es una buena Educación. Los ratios de los indicadores específicos del Ministerio y distintos estudios así lo dicen.
Por tanto, partiendo de que tenemos un buen sistema educativo, lo que hagamos tiene que ser para mejorar, buscando la calidad educativa y esto solo lo podemos hacer entre todos. Yo no haré ninguna una reforma estructural si no es con los docentes.
Así imposible equivocarse, ¿no?
–Es que yo siempre digo que hay dos grandes errores en política educativa.
Primero, tomar las decisiones sin tomar en cuenta las evidencias científicas. Lo que en un despacho puede parecer muy razonable, a veces es refutado por la evidencia científica.
Y segundo, tomar decisiones sin contar con los centros, los equipos directivos y el profesorado. Si no se cuenta con ellos, luego las decisiones no se implementan de verdad y no sirven de nada. Y eso solo se soluciona –y en una Comunidad pequeña como la nuestra es se puede– hablando con todos los sectores.
¿También con los sindicatos?
–Desde luego con los sindicatos. Pero no queremos que las condiciones laborales del profesorado capitalicen las decisiones educativas y estratégicas. Eso es un error y tenemos que buscar el entendimiento para que todos lo comprendan.
Además, lo tenemos que hacer en un escenario con la sensatez de que somos un gobierno en minoría y necesitaremos apoyarnos en otras fuerzas políticas que nos pueden mediatizar, más que las decisiones, sobre todo el tiempo en el que se implementen esas decisiones.
Habla de basarse en “evidencias científicas”. ¿Se ha ideologizado mucho la Educación?
–En efecto, una de las cosas que más noto como consejero y teniendo en cuenta que llevo 24 años en el aula y que he sido director de un centro educativo durante 8 años, es que hay una excesiva ideologización. Hay decisiones educativas que son buenas en si mismas, pero que luego cuando uno las intenta llevar a la práctica se encuentra con muchas dificultades de carácter político. Se trata de visiones estereotipadas en la Educación más propias de planteamientos partidistas y cortoplacistas. No debemos basarnos en clichés que lo único que hacen es dividir y no permitir el desarrollo.
No queremos que las condiciones laborales del profesorado capitalicen las decisiones educativas y estratégicas
Pasemos de las musas al teatro. En Cantabria en el curso pasado se han identificado 28 casos de acoso. ¿Cómo ve el tema de conflictividad en las aulas ahora desde fuera?
–Toda lo que tiene que ver con la convivencia y la salud mental, no solo de los alumnos sino también de los docentes, está muy condicionado por las redes sociales y por los efectos de la post pandemia. Por eso ahora están aflorando problemas de convivencia, de acoso escolar y de salud mental.
¿Y cómo piensan atajarlo?
–Aquí tenemos un programa piloto llamado “Aula Educativa Terapéutica” y además estamos estudiando como están afectando las redes sociales y el móvil la relación entre niños y adolescentes. Tenemos que empezar a embridar ese asunto porque se nos está yendo de las manos. Y cómo está afectando el uso de pantallas en la educación infantil porque están aflorando problemas de aprendizaje muy graves.
¿Cómo afecta todo esto al profesorado?
–Toda esa deriva les está afectando, van viendo cómo su labor se complica cada vez más. Esta más burocratizada y lo urgente está desplazando lo importante: el resolver problemas de gestión, de convivencia, de carga burocrática no está permitiendo a los centros dedicarse a enseñar y eso está llevando a un alejamiento del propio colectivo docente de su propia vocación.
¿Desdén?
–No diría que desdén, pero si una desafección y eso es muy problemático, porque el principal factor de calidad de un centro es el personal –equipos directivos y docentes– si eso funciona, el sistema funciona.
Y si no funciona, podremos tener las mejores estructuras y presupuestos, pero nunca conseguiremos una buena Educación. Es un tema que me preocupa mucho. Aquí en Cantabria queremos respaldar al profesorado para que no tenga esa sensación de que pierde el control del aula. Una Ley de Autoridad Docente quizás nos ayude.
¿La van a desarrollar?
–Sí, uno de nuestros objetivos es tener lo antes posible una Ley de Autoridad Docente que arrope al profesor en su labor diaria. Que sienta que se encuentra apoyado por una administración, por una legislación y que le dé tranquilidad y sosiego. En Secundaria, especialmente, es muy necesario.
Ya hay nueve Comunidades que tienen esa ley y nosotros intentaremos ponerla en marcha en 2024.
¿No se quedará en palmaditas en la espalda?
–No. También tenemos que trabajar en reducir la carga burocrática. Es fácil de decir, pero difícil de hacer. Tenemos que arbitrar medios en cuanto a recursos económicos y en cuanto a formas de gestión. Para que el profesorado se dedique a enseñar y a hablar de temas educativos, a coordinarse y a debatir asuntos pedagógicos. No a rellenar protocolos, etcétera, etcétera.
Uno de nuestros objetivos es tener lo antes posible una Ley de Autoridad Docente que arrope al profesor en su labor diaria
Hablaba del móvil y la redes. ¿No nos hemos pasado de frenada con tanta transformación digital de las aulas?
–Hay que tener una estrategia digital. Y si hay que tenerla en términos globales, también hay que tenerla en términos educativos. Por ejemplo, no podemos hacer un uso que conlleve a la sobreestimulación de los alumnos, sobre todo en Infantil. Es un problema social, familiar y educativo.
Estamos viendo muchos retrasos en la adquisición del lenguaje y en lectoescritura derivados de la sobrexposición a las pantallas en edades tempranas. Nos lo vienen diciendo las asociaciones pediátricas desde hace años, pero lo tenemos ya aquí. Y eso exige que los centros educativos no contribuyan a la sobreexposición a las pantallas y a que se haga a las familias partícipes de este problema. Debemos tomar decisiones respecto al uso de las pantallas dentro de el sistema educativo.
Nosotros este curso ya hemos decidido que con carácter general no se van a enviar dispositivos digitales desde primer ciclo de Primaria hasta abajo ¿Por qué? Porque entendemos que así abrimos el debate y también así comenzamos a ser parte de la solución del problema.
¿Y con los adolescentes qué hacemos?
–En relación al resto de etapas el uso del móvil es un problema. Hemos enviado una instrucción directa a los centros educativos para que regulen el uso del móvil en el tiempo escolar y en los recreos con la indicación de que los regulen de acuerdo con sus normas de organización interna, pero invitándoles a que los centros sean espacios libres de móviles. Y no solo por los alumnos sino también por el personal docente que solo lo usará en los despachos para cuestiones excepcionales. Esta medida ha tenido una buena acogida.
A mayores intentaremos implementar una estrategia a nivel nacional de la mano de la Agencia de Protección de Datos dentro del Pacto de Estado ‘Protegiendo a la infancia y adolescencia en el entorno digital’. Debemos bajar el tiempo de uso de pantallas, no solo en el aula sino también en los recreos que son momentos muy educativos que tenemos que recuperar.
El último PISA reveló que la comprensión lectora era peor leyendo en pantallas que en papel…
–Es una de las derivadas. Ni siquiera llegamos a calibrar los problemas que nos está trayendo la digitalización porque no ha habido tiempo. Sí sabemos, porque en Infantil es más gráfico, que los trastornos en la adquisición del lenguaje vienen motivados por la sobreexposición a pantallas. En aulas de tres años donde antes era normal que todos tuviesen el lenguaje, ahora cada vez es más raro. También sabemos que la psicomotricidad fina se está retrasando por el uso de las pantallas.
Por no hablar de la pérdida de resistencia a la frustración o de paciencia.
A los psiquiatras y psicólogos se le están llenando las consultas de adictos a juegos de azar y online, a la pornografía…
–La sobreexposición, además de ser mala en si misma por ser una sobreestimulación, llega en el peor momento, cuando tenemos ese desarrollo neuronal en marcha, esa plasticidad del cerebro y esa personalidad de los niños conformándose.
Si un adolescente adquiere su formación afectivo-sexual por lo que ve en vídeos en internet va a quedar marcado el resto de su desarrollo. Y eso tiene un montón de consecuencias negativas a futuro. Lo mismo que con la banalización del uso de la violencia. Parece que todo es normal, que son videojuegos, emoticonos, gifs violentos… peor eso va forjando la personalidad de esos niños y luego trae muchos problemas.
¿Podrán hacer algo? Lo digo porque hay presiones, la industria es voraz…
–Es un problema que trasciende al centro educativo. Es un problema social. Yo creo que aquí las familias tienen mucho que aprender. Tienen que tener en cuenta que las redes sociales, por mucho de que las llamemos sociales, no sirven para socializar. Sustituyen el contacto humano por la frialdad de una pantalla y tenemos que volver un poco a eso, a lo que forja nuestra personalidad que es el contacto con otras personas, con otros iguales.
Yo creo que la industria en sus distintos ámbitos –de gestión, de videojuegos…– debe entender que, si son un problema para el aprendizaje, corren el riesgo de ser percibidas como algo negativo.
Te pongo un ejemplo claro. Se habla de las redes sociales como redes que sirven para socializar, cuando lo que estamos percibiendo los educadores es justo lo contrario. Esas redes sociales sirven para evitar la socialización y aislarse.
La sobreexposición a las pantallas, además de ser mala en si misma por ser una sobreestimulación, llega en el peor momento, cuando tenemos ese desarrollo neuronal en marcha
En estos últimos años se han impulsado mucho las STEM. ¿Hemos desatendido las humanidades?
–Parece que innovar es bueno solo por el hecho de innovar. Yo creo que las cosas tradicionales y las cosas que vienen funcionando a lo largo de los siglos también hay que ponerlas en valor y porque no sean nuevas no significa que no sean buenas.
El arte, las humanidades, el pensamiento crítico, la capacidad de leer e interpretar críticamente ¿Cómo vamos a perder eso que es precisamente lo que nos distingue de la Inteligencia Artificial?
Ese sentimiento, esa afección, ese espíritu crítico… ¿Cómo vamos a ser capaces de disfrutar de una obra musical si no es como personas? ¿o apreciar el valor de un buen libro o de un buen cuadro? Eso es cultura, formación de la personalidad… Educación. No lo debemos desatender a pesar de la fascinación que despierta todo lo tecnológico y lo novedoso…
Desde luego que es fascinante. ¿Qué le diría a los que han sido compañeros suyos hasta hace poco y que andan preocupados por ChatGPT, Bard…?
–Es una preocupación real hoy en día. Lo primero es que no podemos permanecer ajenos a lo que pasa en la sociedad en cuanto a avances tecnológicos. Hay realidades que mediatizan nuestra manera de relacionarnos. No hay que intentar poner puertas al campo ni estar permanentemente prohibiendo o abstrayéndonos de esa realidad.
A partir de ahí, yo creo que la educación tiene un componente relacional de cara a cara muy importante e insustituible. La educación es una labor colectiva que exige la relación humana. La Inteligencia Artificial habrá que utilizarla en aquello que es útil y eso exige una formación, pero no hay que verla como un enemigo sino como un aliado y saber que su uso debe ser el adecuado.
Otro de los desafíos es mantener el clima escolar. Hay mucho profesor quemado sobre todo en Secundaria… ¿Algún consejo?
–Les diría que la Educación es una tarea colectiva y que se aprende mucho de los que tienen experiencia en Educación… Es cierto que hay una cierta desafección a la vocación docente porque ha cambiado la estructura social, los perfiles y eso también tiene su reflejo en la profesión docente. Uno de los indicadores que mejor funcionan como factor de calidad es la observación de otros profesores. Cuando otros profesores entran al aula, ven lo que uno hace y se establece un proceso de mejora. No desde la fiscalización, sino como elemento de ayuda para mejorar.
Por otra parte, no podemos concebir lo que hacemos en un centro, en un aula como algo aislado de lo que se hace en las familias. Ese tipo de pensamientos de “yo vengo a enseñar mi materia y que el alumno venga educado de casa” parte justo de lo contrario de lo que estoy diciendo. La educación es una tarea colectiva.
Cuando hay un caso de acoso o de violencia, siempre se buscan responsables entre el profesorado o el equipo directivo… ¿no le parece un poco hipócrita?
–Pues sí, pero esto ocurre porque se hacen planteamientos simplistas, maniqueos, de buenos y malos… Y si en Educación tenemos algo claro es que hay pocas verdades absolutas y que la culpa –ni le acierto– nunca es de uno. Siempre hay grises.
Estoy seguro que propuestas como el Pin parental –con el cual no estoy de acuerdo– quedarían muy matizada si esas familias y esos colectivos participaran de la vida de los centros
Pasemos a la contienda política. Vox ha solicitado recientemente el Pin parental y el concierto de Bachillerato. ¿Cómo piensan abordarlas?
–En Cantabria ya hay conciertos en Bachillerato, en concreto, tenemos tres que son útiles y necesarios. No tenemos ningún problema en establecer conciertos cuando la realidad social lo exija.
¿Se puede decir que el consejero intentará buscar la fórmula para que ninguna familia en 4º de la ESO tenga que llevarse a su hijo del centro concertado por motivos económicos?
–Sí, sí se puede decir y lo he dicho algunas veces. Nosotros queremos ayudar a las familias ahí donde haya problemas y queremos que todos los centros ofrezcan servicios similares –si no iguales– independientemente de la naturaleza jurídica de la titularidad del centro. Ese es el planteamiento, es un planteamiento honesto.
Lo que ocurre es que eso siempre sirve para usar el argumento político de “estamos atacando a la red pública” y es ahí donde no estoy de acuerdo. Siendo una comunidad pequeña a veces se generan debates interesados que restan tranquilidad a la comunidad educativa. Otra de las frases que digo mucho es que todo lo que hagamos tiene que ir encaminado a aportar estabilidad, tranquilidad. Porque lo que no sea estabilidad o tranquilidad –y no digo que no haya debate político– normalmente perjudica la Educación.
¿Mantendrán el equilibrio publica-concertada?
–En Cantabria tenemos una estructura educativa que responde a equilibrios que no se han forjado ni en uno ni en dos ni en 10 años. Responden a una evolución histórica, social y educativa. Mi preocupación como consejero es que esos equilibrios, que básicamente son 70% pública – 30% concertada, no se rompan. Manteniendo esos equilibrios, se pueden mejorar ambas redes sin necesidad de enfrentarlas.
Yo soy consejero de Educación de Cantabria, no de un sector de Cantabria o de unas familias u otras. Lo que hay que hacer es tener el suficiente conocimiento para saber que se puede mejorar una red sin hacerlo a costa de la otra.
¿Y el Pin?
–Sobre el Pin parental u otras iniciativas para controlar lo que se hace en los centros, diría que la Educación tiene que partir de una necesaria confianza de las familias en el profesorado.
Una vez que las familias tenemos ese derecho reconocido en el artículo 27 de escoger el centro al que queremos llevar a nuestros hijos para darles la formación moral adecuada, a partir de ahí hay que confiar en los centros y en los docentes. Porque lo contrario a eso es la nada.
Es decir, si yo a mis hijos les dejo más de la mitad de su día en un centro no puedo desconfiar de lo que hace ese centro. Al contrario, lo que debo hacer es participar en ese centro, formar parte del Consejo Escolar, pero no fiscalizar. Estoy seguro que propuestas como el Pin parental –con el cual no estoy de acuerdo– quedarían muy matizada si esas familias y esos colectivos participaran de la vida de los centros.
Vamos a terminar con un tema que es la Formación Profesional. El asunto que más preocupa es la obligatoriedad de la Seguridad Social ¿Qué le diría al Ministerio?
–Pues le diría lo que ya le he dicho por carta a la ministra de Educación. Que si lo que persigue es buscar algún beneficio en cuanto a que se compute un tiempo de cotización a la Seguridad Social, se puede hacer de muchas maneras sin la necesidad de meternos en este autentico lío en el que se nos va a meter en el peor de los momentos. Porque además de las complicaciones económicas y de gestión que tiene, es un riesgo totalmente inoportuno para que conseguir que cada vez más empresas se acerquen a la Formación Profesional. Y las estamos ahuyentando. ¿Cómo es posible que adoptemos medidas que lo que hacen es dificultar ese acercamiento de las empresas?
¿Qué solución hay?
–Que igual que hubo una moratoria del 1 de octubre del 23 al 1 de enero del 2024 que haya ahora otra que nos sirva para calibrar bien y buscar otra medida legal que permita tener en cuenta ese tipo de cotización. Ya se ha hecho con las trabajadoras que han sido madres o para contabilizar tiempos cuando había la prestación militar… ¿Por qué no se puede hacer con los alumnos de Formación Profesional? Es un error estratégico y llega en el peor momento. El plan de modernización de la Formación Profesional del Gobierno de España no calza en absoluto con esta medida.
¿Tiene algún proyecto o programa que le gustaría contar?
–Es que no somos muy de medidas estrella…
Bueno, una de las cosas que tenemos es un Plan Director de la Inclusión para Cantabria que nos permita vertebrar a nivel regional una estructura de orientación y atención a la diversidad. Y también nos comprometemos a reducir la ratio en Primaria dentro de esta legislatura a 20 alumnos por aula.