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Algunos a los que no supe enseñar

Julián Palazón
Doctor en Ciencias de la Educación
22 de diciembre de 2023
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Este año, como ya había ocurrido antes, hubo algunos a los que no supe enseñar. Algunos niños adquirieron menos palabras que las que yo esperaba y otros siguieron silabeando al leer. Hubo unos pocos, con déficits cognitivos y lingüísticos muy severos, a los que no pude alfabetizar. La puerta que da acceso a la cultura, a reflejar nuestros pensamientos en un trozo de papel, siguió cerrada para ellos. Importa poco que otros muchos sí avanzaran, sí subieran algunos escalones. Uno se acuerda más de aquellos que se le escaparon, que se quedaron atrás.

Hubo un tiempo en el que creí que, en base a estudio y conocimiento, llegarían los milagros. En los estudios experimentales, en los metaanálisis, en los manuales de referencia, en los tutoriales de las revistas especializadas estaban las recetas que uno debía aplicar para que estos ocurrieran. De esta manera, los que no hablaban emitirían sus primeras palabras, los que contaban con los dedos podrían hacer cálculo mental, los que apenas leían accederían a los textos más complejos. Como cualquier otra ingenuidad, la vida se encargó de atropellarla sin ninguna contemplación. Los años de estudio te ayudan, pero te hacen también más consciente de tu propia ignorancia, de tus fuerzas limitadas para cerrar algunas brechas lingüísticas y académicas que, cuando los niños caen en tus manos, son ya inmensas.

En la universidad tuve también estudiantes que se me escaparon. No supe hacerles ver que aprender, comprender, hacer suyos los conocimientos de mis asignaturas, era mucho mejor que limitarse a aprobarlas. Pasaron por ellas sin entender que alfabetizar a los niños que están en riesgo, enseñar vocabulario a los que vienen de contextos pobres o atender a aquellos que no son capaces de comunicarse con otros es una de las cosas más hermosas y dignas que yo he encontrado en la vida. Estudiaron, aprobaron, cumplieron, pero no vieron todo eso. Se fueron sin ver que el conocimiento técnico, la investigación, lo que sabemos, tiene sentido al servicio de un mundo mejor, menos desigual, más justo.

Volveremos a intentarlo el año que viene. Conviene seguir creyendo que podemos ir más lejos, hacerlo mejor. Es posible que no terminar de aceptar las derrotas sea una de las cosas más importantes, más indispensables, para aquellos a los que nos gusta enseñar.

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