La lectura compartida se convierte en la aliada de la comprensión lectora

Los problemas de la comprensión lectora no son afectaciones físicas visibles que sean fáciles de detectar, sin embargo, los efectos causan un impacto importante en la vida y desarrollo de la persona. Pero, ¿se puede  reforzar esta comprensión lectora desde casa? Llorenç Andreu, catedrático de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, recuerda la importancia de retomar y potenciar la lectura compartida, “una interacción que se crea entre un niño que está aprendiendo a leer y otra persona que ya lee correctamente, ya sea otro niño mas mayor, un familiar o un maestro”.

Según el último informe PISA 2022 la comprensión lectora de los alumnos españoles cae catorce puntos con respecto a 2012, un problema que se ha ido agravando y acelerando en los años de la COVID-19. Las nuevas tecnologías, la inmediatez y el entretenimiento constante, calan en ese desarrollo lingüístico de niños y adolescentes, al final el gusto por la lectura se tiene que crear mucho antes de que los niños lean. La problemática de todo esto es que un libro no tiene la misma estimulación o requiere el mismo esfuerzo que un móvil.

Perder la competencia lectora afecta, además de a su desarrollo, a la capacidad de expresar emociones. El lenguaje al final es una herramienta que permite regular la emoción y la expresión, y por lo tanto, de manera indirecta, se ve dañado todo el terreno emocional y psicológico.

El gusto por la lectura se debe crear antes de que los niños lean y, el secreto para poder remar a favor de la lectura es que los adultos sean sus referentes. Más de un tercio de los españoles, el 35,2 %, no leen nunca o casi nunca y “los adultos, o la sociedad en general, forman una parcela que nos afecta a todos, por lo que deben predicar con el ejemplo” recuerda Andreu.

La lectura compartida estos últimos años ha ido ganando seguidores. Colegios públicos y bibliotecas han ido apostando por ella implantando la figura de los “expertos nóveles o padrinos de lectura”, niños de cursos superiores que dedican unas horas cada semana a leer con otro que esta en proceso de aprendizaje.

Hay diversas maneras de practicar la lectura compartida, desde la más espontánea al leer antes de dormir, hasta la más estructurada con un libro que incluya instrucciones y preguntas. Como incide Andreu, un lector experto moldea y guía al novel a mejorar su fluidez lingüística. De esta manera, se consiguen efectos contundentes en el desarrollo de la lectura, una lectura pautada y guiada que crea un vínculo que anima a comprender.

Los primeros estudios sobre la lectura compartida son de la década de los años 80, esta corriente empezó a coger fuerza en la década de los 90 en Estados Unidos y a partir de aquí muchos investigadores han tomado como línea de estudio este tipo de lectura. Uno de ellos es Goldstein, en 2016 publicó un programa de intervención lingüística formado por 26 libros llamado Story Friends.

El objetivo de estos programas es ampliar el vocabulario de los pequeños y que, a través de las páginas de los libros, de las ilustraciones, sonidos y componentes interactivos, descubran nuevas palabras. Cada capítulo de estos libros tiene pruebas en forma de actividades, porque según el autor, es clave que en época de alfabetización los pequeños aprendan un amplio abanico de vocabulario. Además de todo lo anterior, las condiciones de las familias y la educación de las mismas, suelen estar relacionadas con la cantidad y calidad de experiencia lingüística de los niños en los hogares. Sino se aplican estas técnicas, la disparidad en la experiencia del lenguaje sería tan grande que no se podría compensar con el tiempo que hay al día en uno o dos años.