Escolarización en Infantil y tasa de idoneidad en obligatoria
La publicación de indicadores educativos, ese estadístico y a veces frío diagnóstico del estado de la cuestión, no deja de ser una referencia destacada para el análisis; sobre todo, si se trata de advertir contradicciones. Una de estas tiene que ver con la tasa de escolarización en la Educación Infantil y la de idoneidad de la edad del alumnado en la educación obligatoria.
Así, el sistema educativo español supera los porcentajes de la Unión Europea (UE 25), considerados los datos del curso 2020-2021 que publica el Panorama de la Educación de la OCDE, del año 2023. Es significativo el porcentaje de escolarización en el primer ciclo de la Educación Infantil: lo está el 24,7% de los niños y niñas menores de 2 años (11,8% en la UE 25) y el 56,2% en la edad de dos años (37,3% en la UE 25). Considerado el segundo ciclo de la Educación Infantil, las tasas son asimismo mayores en nuestro país que la media de la UE 25: 94,2% en 3 años (80,3% en la UE 25), 96,5% en 4 años (91,6% en la UE 25) y 97,3% en 5 años (94,7% en la UE 25).
Este alto índice de escolarización en la Educación Infantil, de sobra referido como factor de compensación educativa desde los primeros años de la infancia, no guarda correspondencia, sin embargo, con otro indicador relevante: la tasa de idoneidad de la edad del alumnado a lo largo de la educación obligatoria. Esto es, el porcentaje de alumnado que se escolariza en el curso que le corresponde por su edad, sin haber tenido, por ello, repeticiones de curso. Esa tasa de idoneidad, según recoge el Sistema Estatal de Indicadores de la Educación, 2023, es del 95% a los 8 años y desciende progresivamente según se avanza en la edad: 91% a los 10 años, 87% a los 12 años, 79% a los 14 años y 75% a los 15 edad. En definitiva, cumplida esta última edad, el 25% del alumnado ha repetido algún curso.
La contradicción, por ello, resulta evidente, ya que la alta tasa de escolarización en la Educación Infantil, destacable en el sistema educativo español, parece no conllevar efectos compensadores que disminuyan las posteriores repeticiones de curso, en un alto porcentaje, a lo largo de la educación obligatoria. Suele subrayarse la importancia del “tránsito” y su influencia en los procesos de enseñanza y de aprendizaje y en los logros educativos del alumnado, entre la Educación Primaria y la Educación Secundaria Obligatoria. Pero igualmente significativos y necesarios resultan el análisis y la coordinación al concluir la Educación Infantil e iniciarse la Educación Obligatoria, toda vez que las interacciones educativas, los métodos de trabajo, la organización del aula y las prácticas docentes cambian significativamente del último curso de la Educación Infantil al primero de la Educación Primaria. Y la contradicción entre los dos indicadores expuestos debe llevar a reflexiones que la expliquen y ayuden a aminorar la incoherencia.