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Informe McKinsey 2024: Aprender de los sistemas educativos que consiguen mejoras

¿Cómo comprender el funcionamiento de los sistemas educativos a nivel mundial para reactivar su mejora y recuperarse de las pérdidas de aprendizaje de la pandemia? McKinsey, consultora de instituciones y organizaciones, ha llevado a cabo una investigación sobre sistemas escolares, analizando datos globales y entrevistando a más de 200 líderes de sistemas educativos y académicos.
Vicente AlcañizMartes, 27 de febrero de 2024
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© ADOBE STOCK

El informe McKinsey pone énfasis en que hoy es más importante que nunca mejorar la calidad y la equidad de los sistemas educativos en todo el mundo. Se señala que más jóvenes que nunca están en la escuela, pero muchos no adquieren las habilidades básicas. Siete de cada diez estudiantes en países de ingresos bajos y medios viven en “pobreza de aprendizaje”, incapaces de leer un texto sencillo al final de la Primaria. En la década anterior a la pandemia de COVID-19, el desempeño del alumnado en la mayoría de los sistemas escolares a nivel mundial se estancó o disminuyó. La pandemia ha exacerbado esta situación. Las pérdidas de aprendizaje chocan con una necesidad cada vez mayor de habilidades de orden superior.

Los autores del informe señalan que en muchos sistemas educativos los cambios bien intencionados fracasan y los sistemas estancados tienden a quedarse estancados en algunos “modos de fracaso”, como los siguientes:

  • Múltiples y contradictorias direcciones. Los objetivos son numerosos, difíciles de medir y hay falta de coherencia.
  • Discontinuidad del liderazgo. Los ciclos electorales rápidos y los mandatos cortos pueden llevar a una confusión de prioridades. Esto se intensifica cuando los esfuerzos de reforma están vinculados a estructuras políticas, en lugar de arraigados en las instituciones.
  • Rechazo a reformas por las comunidades y los educadores que sienten que no fueron tenidos en cuenta. Es posible que las políticas de arriba hacia abajo no funcionen una vez lleguen al aula.
  • Coordinación y ritmo de cambio insuficientes. Se dedica demasiado tiempo a desarrollar estrategias y no el suficiente a crear una hoja de ruta de puesta en marcha con presupuestos, cronogramas y responsabilidades alineadas.
  • Capacidad de puesta en práctica limitada. La falta de capacidad analítica y de gestión de programas puede socavar los esfuerzos de reformas.
  • Ángulos muertos. Los líderes de todos los niveles operan sin datos suficientes, perdiendo oportunidades clave para crear transparencia e intervenir.
  • No moverse, quedarse quieto. Los líderes pueden poner a prueba nuevas ideas, pero sin un plan sobre cómo medir el impacto y llevarlas a escala.

Sin embargo, el estancamiento no es inevitable. Los autores del informe analizaron los sistemas educativos que habían logrado mejoras sostenidas, consistentes y significativas en los resultados del alumnado medidos por evaluaciones internacionales, así como los sistemas de bajos ingresos con evidencia emergente de mejoras en las evaluaciones regionales. Ninguno de los sistemas exitosos que identifican es perfecto y, en algunos, el nivel absoluto de logro aún es bajo, pero consideran que cada uno tiene lecciones significativas que impartir en diferentes etapas del camino de mejora educativa.

El análisis del informe sugiere que los sistemas educativos exitosos utilizan estrategias para crear un círculo virtuoso, permitiendo ganancias significativas a largo plazo en el aprendizaje. En concreto, se indica que los sistemas escolares exitosos:

  1. Se anclan en la evidencia. Se basan ​​en investigaciones claras sobre qué mejora los resultados, centrándose en los docentes y el contenido que imparten. Eligen estrategias respaldadas por evidencia, relevantes para su punto de partida, y priorizan el aprendizaje fundamental, particularmente con recursos limitados. Utilizan la tecnología como una herramienta, no como un fin en sí misma. Se centran en las intervenciones más cercanas a los estudiantes y trabajan hacia afuera, comenzando con el aula (qué y cómo se enseña), luego con la escuela (qué apoyos existen para alumnado y profesorado) y finalmente alineando los apoyos del sistema (gestión del desempeño, infraestructura, financiación) hasta lo que se necesita en el aula. Ponen como ejemplo a Singapur, que invierte mucho en la contratación, el desarrollo y la retención de docentes. Los candidatos a maestros provienen del 30% superior de su clase que se gradúa y deben demostrar conocimiento del contenido básico. Una vez en el sistema, los maestros completan 100 horas de desarrollo profesional anualmente y reciben capacitación y sesiones colaborativas semanales con maestros expertos y experimentados. El desarrollo profesional es práctico y personalizado, se ofrece en módulos digeribles y se imparte en las aulas. También se señala como ejemplo a Polonia, y sus reformas de principios de la década de 2000 que rediseñaron el currículo, basándose en investigaciones sobre aprendizaje y comprensión, para priorizar el pensamiento y el razonamiento. Los docentes participaron en el rediseño para informar qué estrategias podrían conducir a una mejor adopción. Expertos trabajaron con los docentes para desarrollar sus habilidades en torno al nuevo plan de estudios. El viaje no es perfectamente lineal y existen múltiples caminos para mejorar cada sistema. Además, en muchos sistemas, el desempeño general puede enmascarar desigualdades dentro de la nación o región y puede haber escuelas que tienen resultados muy bajos y otras excelentes. Esto puede requerir que los líderes consideren una variedad de enfoques para impulsar mejoras basadas en los puntos de partida de las escuelas.
  2. Construyen una alianza duradera para el cambio. Definen una visión y eligen un conjunto limitado de prioridades coherentes, sostenidas y basadas en evidencia, reuniendo a las partes en torno a ellas para garantizar que todos, desde los líderes del sistema hasta los directores y los docentes, estén de acuerdo. La verdadera transformación puede tardar una década, pero pocos líderes disponen de tanto tiempo. Los sistemas exitosos invierten en funcionarios públicos que sobreviven a los líderes políticos y construyen una gran reserva de talento. Se aísla la educación de la política al distanciar el trabajo de las estructuras políticas, permitiendo un mayor ecosistema de expertos que puedan apoyar el desarrollo y la implementación de políticas. Ponen como ejemplo, el que, en Noruega, la continuidad de la política educativa se vio facilitada por la estabilidad de los altos funcionarios de las instituciones educativas que proporcionaron un conjunto común de investigaciones basadas en evidencia en las que se confió como base factual para las políticas educativas.

Además, se invierte en una comunicación auténtica y bidireccional con familias, educadores y comunidades para diseñar mejores políticas y generar una aceptación más profunda. Los sistemas exitosos recopilan activamente los aportes de diversas partes desde el principio y durante la implementación para diseñar y perfeccionar políticas que resonarán y funcionarán en el aula. En la práctica, esto incluye realizar encuestas periódicas a padres, estudiantes y educadores para mantener el pulso; y garantizar que cada miembro del gabinete ejecutivo visite una amplia gama de escuelas al menos dos veces al mes.

  1. Crean estructuras y coordinación sostenida. Crean equipos con las estructuras organizativas y las habilidades individuales adecuadas para ejecutar los planes a lo largo del tiempo. Ponen como ejemplo a Londres que nombró asesores que fueron enviados a las escuelas que tenían más dificultades para ofrecer capacitación sobre el terreno y trajeron recomendaciones inmediatas al departamento central para que los recursos pudieran desplegarse rápidamente. Sudáfrica creó cuadernos de alfabetización gratuitos, los adaptó a los idiomas nativos y distribuyó copias a 6,5 ​​millones de estudiantes en 20.000 escuelas. Un equipo supervisó todo el proceso, desde el desarrollo hasta la impresión y la entrega de los cuadernos. Además de excelentes educadores, los sistemas escolares necesitan excelentes administradores e implementadores de proyectos para traducir la estrategia en implementación en cada aula en todo el sistema. Los sistemas exitosos garantizan una capacidad de implementación dentro del equipo central, en el nivel intermedio y en todas las escuelas. Esto implica establecer roles y responsabilidades claras para tomar decisiones y aprobar inversiones, así como crear un despliegue de agentes en el campo para hacer que los cambios se hagan realidad. Ponen como ejemplo el liderazgo de Jaime Saavedra en Perú, cuando el ministerio contrató especialistas experimentados dentro y fuera del gobierno, con el objetivo específico de mejorar la gestión y el ritmo del cambio. Al mismo tiempo, Perú también reformó el proceso de selección de sus 15.000 directores de escuelas para garantizar talento de alto impacto en las escuelas. También se pone como ejemplo, el que, en Ceará, Brasil, las 150 escuelas de mayor desempeño se vincularon a las 150 escuelas de menor desempeño. Si la escuela de menor rendimiento mejoraba, ambas escuelas eran reconocidas y recibían recursos adicionales. Esta combinación de escuelas exitosas y con dificultades también ha funcionado en Londres y Shanghai. En Shanghai, los subdirectores escolares de escuelas exitosas sólo pueden ser promovidos a directores si primero lideran el cambio de una escuela en dificultades.
  2. Se conducen y se adaptan con datos. Evalúan rigurosamente y utilizan datos de forma transparente para construir una cultura compartida de mejora continua. A medida que implementan métodos probados, también crean espacio para la innovación y evalúan lo que innovan, lo que retroalimenta la base de evidencia de lo que funciona. Hacen pública información importante para generar impulso y utilizan datos para impulsar mejoras en todos los niveles. Ponen como ejemplo a Estonia, donde los datos sobre los resultados de los estudiantes están vinculados con datos sociales más amplios. El gobierno mantiene un sistema de datos centralizado para todos los servicios públicos con una identificación única para cada ciudadano.

Como conclusión, el informe considera que el trabajo lento y constante de puesta en funcionamiento, en su conjunto, de estas cuatro estrategias identificadas, distingue la mejora de los sistemas educativos. Las autoridades educativas de los diferentes países y regiones pueden (y deben) aprender de estas enseñanzas en el camino de la mejora educativa, evitando el estancamiento y las pérdidas de aprendizaje.

Vicente Alcañiz es inspector de Educación.

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