Las formas que nos rodean
Apreciar cómo los niños van descubriendo el mundo a través del dibujo es algo maravilloso. En un principio todo lo representarán de manera abstracta. Los niños y niñas transmiten sus emociones en las líneas y manchas que dibujan a diario en el papel y las pizarras. Parece que no pueden dibujar, algunas personas lo interpretan como un signo de torpeza, pero en realidad están analizando los estímulos que reciben y liberando expresivamente lo que sienten. Son pequeños ‘grandes artistas’.
Después, gradualmente, serán capaces de dibujar formas extrayendo información de los objetos que ven a diario. Y cuando comienzan a identificar el aspecto de dichos objetos, más o menos alrededor de los tres años, los adultos podemos guiarles en su aprendizaje. Una de las cosas que necesita un niño para desarrollar sus habilidades es apreciar la forma y asimilarla. Nosotros podemos ayudarle a conocer las figuras geométricas planas, es decir, podemos educarle para ‘mirar’, no solo ‘ver’.
En geometría, a estas figuras las llamamos polígonos. Veamos primero los básicos siguientes:
-círculo y circunferencia
-triángulo
El círculo es la parte interior de una circunferencia, es decir, la porción de superficie que queda dentro de la línea formada por puntos equidistantes a un punto central. Un triángulo es un polígono de tres lados que puede ser rectilíneo, curvilíneo o mixtilíneo, dependiendo de si sus lados son rectos, curvos o una mezcla de los dos.
A continuación, vamos a descubrir dónde están estas formas. Haremos un ejercicio muy interesante que puede servir tanto a los padres en casa como a los profesores en la escuela. Comencemos con algo que comemos a diario. Tenemos una cesta con varias frutas. ¿Qué formas podemos ver en estas piezas? Míralas y observa que no es difícil descubrirlas. Entonces, acompaña al niño para que lo vea como tú y enséñale a estar atento. Si son pequeños, los niños quieren siempre tocar y se mostrarán entusiasmados con las piezas de fruta. Incluso querrán morderla. Intentemos decirles que luego lo harán para que no se ensucien las manos, porque podrían manchar el papel donde están dibujando.
Cuando hayáis observado las frutas lo suficiente, haz un dibujo a mano alzada para que lo intente copiar. No te preocupes por la perfección del trazo, puedes dibujar de manera esquemática. Lógicamente será difícil en un comienzo, pero pronto verás que es capaz de definir las formas. Es mejor que comience con un lápiz o barrita de color.
Continuemos con más figuras. Un cuadrado es un cuadrilátero convexo que tiene todos sus lados iguales. Se le llama convexo porque todos los ángulos interiores son menores de 180 grados. Además, es un paralelogramo porque tiene dos lados opuestos iguales y paralelos dos a dos. El rectángulo es como el cuadrado, un cuadrilátero convexo y un paralelogramo, pero tiene dos lados adyacentes desiguales. Y el hexágono nace al dividir una circunferencia en seis partes. Es un polígono cóncavo que puede dibujarse a partir de un lado dado y que puede formar parte de estructuras modulares.
-cuadrado
-rectángulo
-hexágono
Para que aprenda qué es un rectángulo, escoge una caja de plástico transparente o traslúcido e invita al niño o niña a dibujarla, con tapa o sin ella. Aquí podrá ver las aristas y vértices interiores de la forma poliédrica, o sea, una porción de espacio geométrico que está limitada por polígonos. Para que lo entienda mejor puedes meter dentro una pelotita y decirle que la dibuje también. Además, como hay muchos tipos de cajas, puedes escoger una cuadrada y entonces dibujarías un cubo, mostrándole sus lados cuadrados.
También entenderá poco a poco que la perspectiva hace posible reflejar la altura, anchura y largura en un espacio de dos dimensiones. Y en ese proceso, cuando ya no solo garabatea, sino que comienza a incluir detalles en sus dibujos, puede llegar a representar la tridimensionalidad. Algunos niños son capaces de hacerlo desde edad muy temprana, alrededor de los cuatro años.
Seguidamente, coge un lápiz y muestra al niño su forma. Para ello puedes incluso cortarlo con un cúter. «¿Qué ves en el lápiz?» pregúntale, «mira ¡es un hexágono! Y tiene ¿cuántos lados? 1, 2, 3, 4, 5 ¡y 6! Eso es… seis lados». Haz que lo palpe para contar sus caras y así notar que es un prisma hexagonal. Hazle ver que el hexágono se repite a lo largo de todo el lápiz formando un poliedro. Lo que ya percibió de bebé tocando todo y gateando por la casa, ahora puede comenzar a plasmarlo en un papel.
Si sois padres, estos son solo algunos ejemplos de lo que podéis emplear en casa. Y si eres tutor o tutora puedes desarrollar tus propias ideas en el aula a partir de los ejercicios que planteo. Podría ser muy divertido que cada niño llevara a clase un juguete de casa, algo especial que quisiera dibujar. No hay duda de que los niños precisan de nuestra ayuda para comprender el mundo y aprecian los momentos que compartimos con ellos.