Efectos de la tecnología sobre la capacidad de concentración
Según el estudio Cigna 360-Vitality, el 26% de la población española tiene problemas para concentrarse debido al estrés. El entorno actual, altamente digitalizado, ha puesto de manifiesto una preocupación creciente sobre la capacidad de la población para mantener un enfoque sostenido en tareas que requieren concentración profunda como el estudio, el trabajo o la resolución de problemas complejos.
La denominada ‘sociedad de la distracción’, donde hay que hacer frente a constantes estímulos y demandas de atención, puede tener un efecto negativo sobre la capacidad de mantener el foco. Las notificaciones constantes y la sobrecarga de información suponen una distracción frecuente en el día a día e interfieren con la realización de tareas.
Cuantos más elementos distractores haya mientras se hace una tarea (redes sociales, correos, llamadas o televisión), menos tiempo se dedica a lo que realmente es importante y más cuesta mantener la concentración. Esto se debe a que la sobreexposición a estímulos digitales puede afectar a la plasticidad cerebral y la habilidad para mantener la atención a largo plazo. Además, puede provocar cambios en el estado de ánimo, generando irritabilidad y frustración.
Hay que tener en cuenta que la tecnología en sí misma no necesariamente reduce la capacidad de concentración; sin embargo, su uso inapropiado o excesivo puede contribuir a la disminución de la atención en las tareas que se realizan. A esto se suma que la necesidad de estar conectados constantemente produce una disminución de la capacidad por estar presentes.
"Agotamiento mental, bajada de la productividad, aumento de los niveles de estrés y ansiedad, fatiga visual/física y falta de sueño reparador son algunas de las principales consecuencias que causa la falta de concentración por el uso constante de la tecnología.
- Menos productividad, más agotamiento mental.
- Los niveles de estrés y ansiedad se disparan.
- Entre el online y el offline
La presencia continua de notificaciones, mensajes y contenido online puede interrumpir la concentración, aumentar las dificultades para mantener el foco en una única tarea y generar una necesidad constante de revisar los dispositivos o incluso utilizarlos mientras se hacen otras actividades.
Según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), los trabajadores pierden un alto número de horas de trabajo debido al uso del teléfono móvil y, además, muestra cómo el uso abusivo de Internet y dispositivos electrónicos puede reducir la productividad laboral.
Estar constantemente conectado a Internet o usando un dispositivo electrónico puede contribuir a elevar los niveles de ansiedad y estrés. Y es que, se ha normalizado que, cuando una persona experimenta estrés, busque distracción a través de la tecnología. Sin embargo, esta práctica conlleva una disminución simultánea en la concentración y el rendimiento al cambiar de tarea constantemente, lo que suele resultar en un aumento adicional del estrés al no lograr ser productivo.
Según datos de Unicef, se han observado peores niveles de bienestar emocional, integración social y satisfacción con la vida entre las personas que hacen un mal uso de Internet. Ante esta situación, practicar la desconexión digital puede reducir los niveles de ansiedad y estrés. Un enfoque consciente en el equilibrio entre el tiempo online y offline contribuye a un bienestar emocional y mental, mejorando así la capacidad de concentración.