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Dossier Espacio para el análisis y la reflexión

Educar a los estudiantes para mejorar el mundo y los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Las escuelas socavan la educación democrática cuando promueven la intolerancia o cuando socavan la capacidad de pensamiento crítico o de deliberación abierta, todas las cuales son condiciones esenciales de vida en una democracia.
Fernando ReimersMartes, 16 de abril de 2024
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© MINTBLAK

Los colegios, centros de Formación Profesional y universidades existen para apoyar a sus estudiantes a adquirir conocimientos, habilidades y disposiciones que sirvan para que puedan comprender el mundo, pensar críticamente, resolver problemas, comunicarse eficazmente y desarrollar un sentido de autonomía, propósito, autodirección y bienestar, preparándolos para afrontar las exigencias que enfrentarán durante el transcurso de sus vidas. Sus estudios deberían permitirles contribuir a sus comunidades y mantenerse a sí mismos, lo que para la mayoría de las personas requerirá poder trabajar, satisfaciendo las demandas de la participación económica. En pocas palabras, la educación tiene como objetivo apoyar el florecimiento humano.

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La educación tiene como objetivo apoyar el florecimiento humano

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Cuando los estudiantes comprenden qué objetivos alcanzarán con sus estudios esto anima su esfuerzo, por lo que la buena enseñanza hace que esos objetivos sean visibles. Un plan de estudio bien estructurado es una progresión secuenciada de resultados de aprendizaje, alineados con objetivos claros. Estas metas y objetivos educativos se pueden estructurar en una serie de metas más amplias; de esta manera, las metas y objetivos de aprendizaje específicos (competencias que los estudiantes pueden adquirir) pueden vincularse con metas más amplias, como los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas. Los profesores, directores escolares y administradores también deben tener un sentido claro de propósito profesional que oriente las muchas opciones involucradas en la instrucción de los estudiantes y les ayude a encontrar significado en su trabajo.

Reexaminar los objetivos de la educación en medio de una volatilidad extraordinaria

Los cambios acelerados que está experimentando la humanidad requieren asegurarse de que la educación que reciben los estudiantes les prepara para afrontar dichos cambios. El cambio climático, el más obvio de estos acontecimientos, está teniendo un impacto profundo en todo el mundo. El desarrollo de la inteligencia artificial está transformando con rapidez las industrias y probablemente cambiará los requisitos de participación económica en muchas de ellas, además de producir dislocaciones económicas. La IA también puede tener efectos profundos en la política y en las formas de organización social. Los desafíos a la gobernabilidad democrática en todo el mundo también están impactando la capacidad de los gobiernos para gobernar. En relación con esto, existen crecientes desafíos a la idea de que todas las personas son fundamentalmente iguales y tienen los mismos derechos, lo que resulta en una creciente intolerancia, racismo y odio en todo el mundo, que a menudo conduce a la violencia.

El reciente informe Reimaginar juntos nuestros futuros. Un nuevo contrato social para la educación, elaborado por una comisión internacional convocada por la Unesco, propone que se lleven a cabo diálogos en las comunidades educativas sobre los cambios que serían necesarios para que la educación fuese relevante para afrontar estos desafíos y que estos diálogos estén orientados a avanzar en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En particular, tres desafíos contemporáneos –los desafíos a los derechos humanos, el declive democrático y el cambio climático–, requieren que las comunidades educativas reflexionen sobre los fines que animan su trabajo. Los ODS ofrecen un marco para guiar dicha reflexión.

Desafíos a los derechos humanos

La idea de que todas las personas tienen los mismos derechos ha sido fundamental para los esfuerzos de cooperación internacional para promover el florecimiento humano desde la Segunda Guerra Mundial. Si bien la idea de los derechos humanos universales tiene sus raíces en códigos legales y principios éticos de Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, y en la tradición judeocristiana, así como en la Ilustración, fue el horror del Holocausto perpetrado por los nazis que hizo evidentes las consecuencias extremas del fanatismo, el odio y la deshumanización de algunos grupos. La Declaración Universal de Derechos Humanos adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 sentó las bases de la moderna arquitectura internacional del desarrollo para guiar la cooperación para promover el desarrollo y el florecimiento humano.

Los derechos humanos están siendo atacados, sobre todo en regímenes autoritarios y represivos donde se suprime la disidencia política, la libertad de expresión y la participación cívica y donde los defensores de los derechos humanos, activistas y periodistas son atacados, encarcelados o asesinados. Pero los derechos humanos también están siendo atacados en las democracias establecidas, en las que la creciente discriminación basada en raza, género, religión, etnia y orientación sexual niega a las personas sus derechos fundamentales y su dignidad y donde la idea de una «humanidad compartida» se está erosionando.

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Los derechos humanos están siendo atacados, sobre todo en regímenes autoritarios y represivos

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Este ataque a los derechos humanos también tiene lugar en las escuelas, normalizando la idea de que algunos niños tienen menos derechos que otros y aceptando su segregación en escuelas de baja calidad o su total falta de acceso. Estos desafíos pueden socavar el compromiso de educar a los niños de ciertos grupos (refugiados o migrantes, por ejemplo) o llevar a que las instituciones acepten currículos y prácticas escolares que refuerzan la idea de que algunas personas tienen derechos inherentemente superiores a los de otras.

Las experiencias de los estudiantes en las escuelas pueden incluso violar sus derechos: por ejemplo, cuando los estudiantes son víctimas de la violencia del bullying en las instalaciones escolares. La omisión en el plan de estudios escolar de oportunidades para estudiar acontecimientos históricos que representaron graves violaciones de los derechos humanos, genocidios, esclavitud o racismo contribuye a socavar los derechos humanos.

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Las escuelas pueden incluso violar sus derechos: por ejemplo, cuando son víctimas de la violencia del 'bullying'

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La democracia está bajo ataque en todo el mundo. A partir de 2006, el número de países donde las libertades disminuyeron superó a aquellos donde aumentaron. Esta brecha ha ido aumentando desde entonces. El asalto a la democracia proviene de fuerzas antiguas y nuevas, incluidas la corrupción, la desigualdad, la intolerancia, la polarización y el populismo, cuyo poder se ve aumentado por los rápidos avances de la tecnología de vigilancia, por la pandemia de COVID-19 y por el aumento de los conflictos internacionales.

A partir de 2006, el número de países donde las libertades disminuyeron superó a aquellos donde aumentaron

Estas mismas fuerzas afectan a las escuelas en muchas partes del mundo, limitando el plan de estudios y eliminando oportunidades para que los estudiantes piensen críticamente sobre acontecimientos históricos, como el colapso de la democracia, o se involucren en temas controvertidos. Las escuelas socavan la educación democrática cuando promueven la intolerancia o cuando debilitan la capacidad de pensamiento crítico o de deliberación abierta, todas las cuales son condiciones esenciales de vida en una democracia.

Cambio climático

A través de los impactos multifacéticos de las temperaturas globales, los fenómenos meteorológicos extremos, el aumento de las temperaturas y los patrones de precipitaciones, el cambio climático está transformando la vida en nuestro planeta, afectando la productividad agrícola, la salud, el medio ambiente y la economía.

Estos desafíos están transformando las condiciones físicas del aprendizaje (el calor extremo o las inundaciones limitan las oportunidades de aprender), así como impactando a las familias de maneras que influyen a su vez en las oportunidades de aprender. Por ejemplo, el cambio climático aumenta las vulnerabilidades económicas de las familias y reduce el apoyo que pueden ofrecer para la educación de sus hijos; o fuerza la migración, alterando las trayectorias educativas de los estudiantes.

Alinear los objetivos de las escuelas con los desafíos existenciales

Para abordar estos desafíos, los estudiantes deberán desarrollar habilidades y disposiciones específicas para comprenderlos y enfrentarlos con una adaptación y mitigación efectivas. Abordar el declive democrático requiere más que reconocer las amenazas a la democracia; requiere que los estudiantes adquieran las habilidades necesarias para hacer que la democracia funcione en sus vidas cotidianas. Defender los derechos humanos requiere algo más que simplemente comprenderlos, o incluso abrazarlos; requiere habilidades para relacionarse con otros de maneras que realmente respeten y protejan esos derechos, y habilidades para colaborar con otros para enfrentar los desafíos a esos derechos.

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Los estudiantes deberán deberán desarrollar habilidades y disposiciones específicas

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Para ayudar a los estudiantes a desarrollar tales conocimientos, habilidades y disposiciones es necesario pensar de forma sistémica en la totalidad de la experiencia educativa: cómo se agrupan los estudiantes con otros estudiantes en las escuelas y aulas, el plan de estudios y cómo se traduce en pedagogías, cómo los profesores enseñan y colaboran, y cómo las escuelas colaboran con comunidades y organizaciones fuera de la escuela. Desarrollar una estrategia institucional es el primer paso para alinear estos diversos procesos al servicio de preparar a los estudiantes para enfrentar esos desafíos existenciales. Una estrategia de este tipo podría dejar clara la relación entre los desafíos y los resultados de aprendizaje específicos, y luego las condiciones específicas (incluidos el currículo, la pedagogía y las actividades extracurriculares) que llevarían a los estudiantes a obtener ese aprendizaje. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible ofrecen un marco que permite orientar esta estrategia institucional.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible
© KIKE FAJARDO

La adopción de los ODS en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015 representó un salto cualitativo en la formulación de un pacto de desarrollo para estimular la cooperación y la coherencia entre los esfuerzos de desarrollo. En comparación con sus predecesores, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los diecisiete ODS y las 169 metas eran más ambiciosos, amplios y desafiantes, y reflejaban una visión multidimensional del desarrollo.

El ODS 4 “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” no sólo es más ambicioso, sino que representa un orden de aspiraciones diferente a las dos aspiraciones educativas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que incluían un objetivo educativo (educación primaria universal), y eliminar la disparidad de género en la educación primaria y secundaria, como objetivo dentro del objetivo de promover la igualdad de género.

Las siete metas y los tres medios de implementación del ODS 4 abarcan educación primaria y secundaria universal y equitativa de calidad, educación de la primera infancia, acceso igualitario a la educación técnica y superior para todas las mujeres y hombres, aumento del número de jóvenes preparados para el empleo, eliminación de disparidades de género en la educación y la eliminación de barreras basadas en la discapacidad, la condición indígena y la vulnerabilidad, la alfabetización y capacidades matemáticas de adultos, conocimientos y habilidades para promover el desarrollo sostenible, incluidos los derechos humanos, la igualdad de género, la paz y la no violencia, la ciudadanía global. Los objetivos de implementación incluyen la accesibilidad a las instalaciones educativas, el aumento de las becas de educación superior para los países en desarrollo y el aumento de la oferta de docentes calificados. Además, el ODS 4 es un medio para alcanzar los otros dieciséis ODS.

El primer logro del ODS 4 fue elevar el nivel de las aspiraciones para el desarrollo educativo, acercándolas más a las aspiraciones que llevaron a la inclusión del derecho a la educación en la Declaración Universal de Derechos Humanos, estableciendo la aspiración de que la educación debe preparar a las personas a defender los derechos humanos y un orden mundial que contribuya a promover esos derechos para todos.

El reciente informe Reimaginando Juntos Nuestros Futuros. Un Nuevo Contrato Social para la Educación, elaborado por la comisión sobre los futuros de la educación de la cual formé parte, propone que para responder a los desafíos de nuestro tiempo es esencial reimaginar la educación, para responder a los desafíos que menciono y para avanzar en alcanzar la visión que ofrecen los ODS.

Esto requiere reimaginar el currículo, la pedagogía, la concepción del profesor y su formación, la organización escolar y la creación de vínculos entre escuelas y otras instituciones educativas, como redes escolares, universidades y otras. Todo esto supone un nuevo perfil del profesor, uno con la capacidad de colaborar con los demás de forma efectiva, con la capacidad de animar formas de aprendizaje que cultiven el sentido de propósito, la responsabilidad y la agencia de los estudiantes, además del aprendizaje y comprensión profundos de las diversas áreas de conocimiento. Construir este perfil requiere repensar la formación inicial y continua de los profesores.

La Iniciativa Global de Innovación Educativa que dirijo en la Universidad de Harvard tiene el propósito de estudiar este tipo de innovaciones, programas y políticas que apoyan a los profesores y a las escuelas a ofrecer una educación integral, y las publicaciones que presentan nuestros estudios describen y explican cuáles son las lecciones que podemos extraer de estos países. Por ejemplo, el libro Enseñanza y Aprendizaje en el Siglo XXI analiza una serie de reformas educativas recientes, incluidas en Singapur, para aumentar la ambición de las metas educativas y para desarrollar en los profesores la capacidad de educar de acuerdo con dichas metas. Igualmente, el libro Preparar a los Maestros para Educar Integralmente a los Estudiantes analiza siete programas de alta efectividad en diversos países del mundo, incluido en Singapur, para desarrollar las capacidades de educar integralmente a los estudiantes. En el reciente libro Educación Global para Mejorar el Mundo explico de qué forma pueden utilizarse los ODS para desarrollar un currículo más relevante.

En síntesis, es esencial que los estudiantes y los profesores entiendan para qué aprenden y para qué enseñan. Hacer visible la relación entre estas metas y la mejora de las comunidades de las que forman parte hará la educación más relevante y más motivadora, cultivando de esta forma capacidades fundamentales para tener propósito en la vida, agencia, eficacia y bienestar.

Sobre el autor

Fernando Reimers es Profesor de la Práctica de la Educación Internacional y Director de la Iniciativa de Innovación Educativa Global en la Universidad de Harvard, así como miembro electo de la Academia Nacional de Educación de los Estados Unidos y de la Academia Internacional de Educación.

Es un experto en el campo de la Educación Global, su investigación y docencia se centran en comprender cómo educar a los niños y jóvenes para que puedan prosperar en el siglo XXI. Fue miembro de la Comisión sobre el Futuro de la Educación de la UNESCO, que escribió el informe Reimaginar nuestro futuro juntos Un nuevo contrato social para la educación. Fue también miembro del comité asesor de la Cumbre de Educación de la ONU que se realizó en el año 2022. Ha desarrollado un currículo alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas que se utiliza en muchas escuelas de todo el mundo.

Durante la pandemia de COVID-19, dirigió numerosos estudios comparativos que examinaron las consecuencias educativas de la pandemia e identificaron opciones para mantener las oportunidades educativas y reconstruir mejor.

Dirige la Iniciativa de Innovación en Educación Global, un consorcio de investigación y práctica educativa que articula instituciones en 20 países y cuyo propósito es avanzar el conocimiento sobre como transformar la educación para hacerla mas relevante a las demandas del siglo XXI. Ha escrito o editado 50 libros y más de 100 artículos y capítulos. También es autor de varios libros para niños centrados en los valores inclusivos.

Como parte de su compromiso con el avance de las oportunidades educativas, es miembro de múltiples juntas y comités asesores en Harvard, particularmente enfocado en promover la misión global de la Universidad y mejorar la efectividad de los programas de la universidad para abordar el cambio climático. También es miembro de las juntas directivas de una variedad de organizaciones educativas enfocadas en la mejora de la educación y la promoción de la paz, la inclusión y la sostenibilidad. Se ha desempeñado como profesor en Harvard desde 1998.

Anteriormente, trabajó en la Universidad Central de Venezuela, el Instituto de Desarrollo Internacional de Harvard y el Banco Mundial.

El Profesor Reimers ha desarrollado pedagogías para enseñar los ODS en la Universidad de Harvard, en las que sus estudiantes de postgrado asesoran a gobiernos en diversas partes del mundo utilizando como referente los ODS.

  • Learning Education Policy to Make the World Better, volumes 1 and 2

Estos dos volúmenes recientes ilustran el resultado de ese trabajo, en el que los equipos de estudiantes del profesor Reimers elaboraron análisis de políticas educativas orientadas a reducir la desigualdad social y a mitigar el impacto educativo del cambio climático.

En este libro, el Profesor Reimers describe este método para enseñar, de forma aplicada, los ODS, y varios de sus estudiantes comparten sus reflexiones sobre el ODS4, tras haber participado en los proyectos descritos en los libros anteriores.

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