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Oliva presenta batalla al absentismo escolar… y la gana

Para atajar el absentismo escolar, el Ayuntamiento de Oliva ha puesto en marcha hace unos meses el programa 'Juntos por una escuela asistida'. Su concejala de Juventud y Bienestar Social, Ana Mascarell, nos cuenta más sobre esta iniciativa.
Javier PerisMartes, 21 de mayo de 2024
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Ana Mascarell, concejala de Juventud y Bienestar Social en el Ayuntamiento de Oliva.

Ana Mascarell Alemany es concejala de Juventud y Bienestar Social del Ayuntamiento de Oliva. Sólo lleva un año en el cargo pero es educadora social y antes ya trabajaba en los Servicios Sociales de Oliva. En los últimos meses ha impulsado el programa piloto ‘Juntos por una escuela asistida’, con el que se pretende atajar el absentismo y el abandono escolar en los centros escolares de esta población de la Safor.

¿En Oliva hay mucho absentismo escolar?
–Oliva es un municipio relativamente grande, con cerca de 26.000 habitantes. No tengo datos de otras poblaciones para hacer una comparación, pero consideramos que sí, que son cifras elevadas que merecían una respuesta adecuada. Sobre todo los casos graves de absentismo, porque los leves se pueden reconducir con menos dificultad.

¿Es un fenómeno que tiene que ver con las circunstancias socioeconómicas de las familias?

–No siempre. Es verdad que influyen las circunstancias socioeconómicas, pero también puede responder a un factor cultural. A veces nos encontramos con familias con rentas suficientes, con hijos bien cuidados, red de apoyo…, pero cuando estos llegan a determinada edad los progenitores consideran que ya no es necesario continuar con la educación, no le dan la importancia necesaria a que lleguen al menos a completar la ESO.

En el programa intervienen profesionales muy variados.
–Ya teníamos una ley y unos protocolos sobre absentismo, que desde 2021 ponían más el foco en los centros escolares. Por su parte, la Policía tiene la obligación de interesarse por los menores que encuentran en la calle en horario escolar. A partir de aquí cada municipio ha adaptado sus procedimientos a las características locales. En Oliva hemos añadido una educadora social que se dedica exclusivamente a este asunto. Obviamente también existe el trabajo en red con las escuelas, con la Policía y con el Gabinete Psicopedagógico municipal. Precisamente con este Gabinete abordamos otro aspecto relacionado, el de los alumnos expulsados, que muchas veces coinciden con los absentistas. Trabajamos para que los alumnos que han sido expulsados del centro no se lo tomen como unas vacaciones en casa; intentamos que durante esa semana hablen con la psicóloga, realicen alguna actividad, y desde Juventud se les proponen otras alternativas.

60
familias

están adscritas este curso al programa contra el abandono escolar‘Juntos por una escuela asistida’

¿Cuántos casos están monitorizados actualmente?
–Hay unas 60 familias en este programa ejecutado por SIENA Educación. Hablamos de familias y no de alumnos, porque las actuaciones van dirigidas especialmente a ellas. Aproximadamente en la mitad de los casos el trabajo resulta muy fructífero. El resto presenta más dificultades; el mero hecho de contactar con ellos ya resulta complicado. Los colegios nos dicen que con este seguimiento los casos leves están prácticamente desapareciendo o mejorando mucho, y también se ha mejorado el porcentaje de éxito en los graves.

¿Cómo es la colaboración de los centros escolares?
–Los colegios, en general, tienen los medios suficientes, o los justos para intervenir satisfactoriamente en estos procedimientos. Y lo hacen a pesar de que cada vez son más las problemáticas a las que tienen que hacer frente, y con ratios de más alumnos por aula. Para ayudarles en estas labores tenemos la vieja lucha de integrar en las escuelas a los educadores sociales. En todo caso, el objetivo es que los problemas se detecten cuanto antes; muchas veces para cuando llegan a Servicios Sociales ya es demasiado tarde.

Ana Mascarell: "

Muchas veces para cuando los problemas llegan a Servicios Sociales ya es demasiado tarde

"

¿Cuál es el aspecto de este programa del que se siente más satisfecha?
–Destacaría que estamos consiguiendo que todas las partes, colegios y Servicios Sociales, trabajemos a una; sin esa colaboración no se puede alcanzar el éxito. También participa la Concejalía de Educación, cuyas Comisiones de Absentismo se quedaban casi siempre en palabras, mientras que ahora se pueden decidir actuaciones concretas cada semana. En cuanto a los colegios, es verdad que al principio eran un poco reacios; ahora, en cambio, se muestran agradecidos porque el programa funciona.

También es concejala de Juventud. ¿Cómo son los jóvenes de ahora en su relación con la escuela?
–No me gusta generalizar, pero creo que se está perdiendo la cultura del esfuerzo. Antes podía haber en el aula cuatro o cinco alumnos de los llamados rebeldes, pero la gran mayoría entendía que la ESO había que aprobarla, que era importante para sus vidas. Ahora observo que existe una tendencia a culpar a otros del fracaso: «el profesor me tiene manía», por ejemplo. No culpo a los jóvenes; esto es más responsabilidad de las familias, de la educación que se les da desde casa. Creo que hemos pasado de una época donde los progenitores eran muy autoritarios a una época con muchos casos de familias sobreprotectoras. Se trata de buscar un equilibro, un estilo educativo democrático donde se combine el afecto con las normas y una comunicación positiva.

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