El Sueño de Toledo: un canto al poder de la convivencia desde Puy du Fou

Terminamos la visita al parque temático Puy du Fou, cercano a Toledo, con su plato más fuerte: el espectáculo El Sueño de Toledo resume en hora y veinte minutos 1.500 años de Historia de España, tratando de inculcar sobre todo el valor de la convivencia, que la ha hecho grande. Reúne así todos los recursos educativos posibles, pero su horario –de miércoles a domingo a las 22 horas en mayo, agosto y septiembre; a las 22:30 en junio y julio; 21:30 en marzo, abril, octubre y noviembre– nos invita a disfrutarlo en familia y por eso también tiene entrada aparte de la visita diurna al parque.

Recordemos que en este ya hemos visto sus seis grandes espectáculos: Cetrería de Reyes, A Pluma y Espada (más Desmayarse), Allende la Mar Océana, El Último Cantar, El  Misterio de Sorbaces y De Tal Palo.

Desde su estreno en agosto de 2019, bajo la dirección de Erwan de la Villéon, Puy du Fou consiguió el objetivo de presentar el mayor espectáculo de España, y así se lo reconocieron las asociaciones de parques de atracciones. En 2021, El Sueño de Toledo ganó el premio europeo Parksmania award como mejor nuevo espectáculo de Europa, cuando llevaba menos de 100 representaciones y quienes opinaron entre sus más de 400.000 espectadores lo habían calificado con un 9,7. En 2022, frente a 600 aspirantes, ganó el premio de la Asociación Internacional de Parques y Entretenimiento (IAAPA) a la mejor producción teatral del mundo en parques con asistencia inferior a un millón de espectadores.

Los 150 actores que intervienen en El Sueño de Toledo se multiplican por 10 para dar vida a casi dos mil personajes históricos, con sus correspondientes trajes de época, arrancando con la conversión de los visigodos al catolicismo y terminando con la Guerra Civil, para exaltar siempre las bondades de la unidad y la convivencia, o en su caso lamentar las desgracias de su falta. A la hora de aprestarse a ver este espectáculo, aún más que en los diurnos, conviene tener en cuenta que, dada la gran afluencia, para elegir buenos puestos (y antes que nada para evitar colas y aparcar) es preferible llegar con media hora de antelación (o, en su caso, adquirir la entrada preferente llamada Pase Emoción).

Si los espectáculos diurnos han dado suficientes recursos educativos para todo tipo de materias, desde la Historia a la Literatura, la Biología a la Música y hasta la Religión, El Sueño de Toledo da un repaso a los valores éticos, incluso cuando parece que hay que andar sobre las ascuas del rencor, como en el citado caso de nuestro conflicto civil del siglo XX: los del siglo XIX no aparecen, al estar dominado por la referencia a la lucha contra los franceses y pasar de ahí a dar la bienvenida al ferrocarril a ritmo de pasodoble.

La paradoja de criticar ardorosamente la invasión francesa y en cambio evitar el partidismo guerracivilista la salva Erwan de la Villéon, como vimos al entrevistar al gerente y guionista, afirmando que «nadie es profeta en su país, yo no tendría en mi país la misma libertad que tengo aquí». La última lección suena al compás del tema titulado Luto y vale la pena citarla con la respuesta de la protagonista al narrador cuando este le pregunta por qué no baila: «Mis queridos hermanos se han matado el uno al otro. Cada uno en un bando, hermano contra hermano, mi corazón está desgarrado».  A lo que responde el narrador con su reflexión final antes de despedirse: «Más tarde, algún día, quizás, se reconciliarán sus hijos y de todas las provincias se elevarán himnos de unidad y renacimiento. Entonces podrás volver a sonreír».

Además del mérito de una coreografía que se extiende por casi 4.000 metros cuadrados de decorados, la intervención de los caballos, los efectos lumínicos e ingenieriles necesarios para llenar de agua la arena de un espectáculo enorme y hacer salir de él con toda naturalidad un barco, manteniendo atónita a una grada que ha ido pasando de 5.000 a 7.000 espectadores, requiere entre otras cosas 800 proyectores de luz y lo que no se ve para activarlos: 45 kilómetros de cables, 60 surtidores de agua, 28 videoproyectores y 22 drones. El reto digital llega hasta el extremo de hacer aparecer a la Virgen María en holograma para nombrar a San Ildefonso su capellán, incluyendo visión de la casulla que le regaló y ángeles revoloteando por el cielo.

La banda sonora del espectáculo, compuesta por el suizo Nathan Stornetta –con la colaboración de la coral London Voices y de 14 solistas, destacando para los instrumentos de viento el venezolano Pedro Eustache–, se compone de una treintena de temas breves y épicos -solo pasan de los cuatro minutos el de la Boda (del rey moro) en Tulaytula, la Guerra por la Libertad (la de Independencia) y el Final. Con toda seguridad, sin embargo, el tema más pegadizo y cuyos acordes se repiten en otros espectáculos del parque es el Regreso de América.

El trabajo de compositores y solistas se completementó con el del ingeniero de sonido Samuel Briand y su equipo, para –además de encargar la locución a los mejores profesionales de doblaje disponibles– llenar el espacio de forma natural con una «configuración inmersiva del sonido» para la que la empresa L-Acoustics se volcó instalando 25 altavoces (subwoofers) K2 de 56 kilos (con un nivel máximo de presión sonora –SPL– de 147 decibelios, cada uno bastaría para que 20.000 personas siguieran un espectáculo), 9 Kara de 26 kilos (142 decibelios de SPL máximo) y 10 KS28 de 79 kilos (143 dB).

Para despedir el reportaje, entrevistamos a Antonio José Grande García, responsable artístico del equipo que realiza El Sueño de Toledo, en el que trabajó como actor bailarín desde que se estrenó en 2019, al tiempo que estudiaba Arte Dramático en Valencia.

¿El Sueño de Toledo transmite, además de arte, una visión cultural positiva?
–El resultado es muy bueno, y detrás del espectáculo hay mucho trabajo, si no funciona lo de atrás no funciona el espectáculo.

¿Se busca atraer al público infantil?
–Hay quien piensa que este espectáculo es para un público más adulto, pero yo pienso que no hay edad: incluso a los más pequeños, quizá sin entender de qué va, les estás inculcando la historia y están alucinando con un espectáculo a lo grande que cualquier edad disfruta.

Sin desvelar proyectos, ¿en qué se quiere innovar?
–En la formación de los actores, porque nunca se para de crecer, cualquier actor que entra, con interés y capacidad, puede tener formación en casi todo, incluso en cosas que nunca se ha planteado. El parque y el espectáculo no tiene límites. El Sueño de Toledo tiene cada año novedades, escenas que se modifican, por ejemplo este año se ha renovado completamente la de los años 20.

¿El buen gusto vende?
–Por supuesto, aquí se mira por hacerlo lo mejor posible, no vale cualquier cosa, todo está muy premeditado, hay detrás un gran equipo artístico, técnico, de infraestructuras, muy grande, y son años y años para conformar cualquier espectáculo, todo se estudia mucho y no se hace de cualquier manera. El nombre de Puy du Fou está muy alto como para hacer algo deprisa y corriendo, aunque siempre hay cosas que necesitan pulirse con el tiempo.

¿Qué distingue a este espectáculo de un teatro o un circo?
–Me quedo con que aquí en cualquier espectáculo están todas las disciplinas: teatro, danza, acrobacia, aquí está todo junto, es un espectáculo 360º en el que se juntan todas las disciplinas del arte en uno solo. Como actor es más enriquecedor poder hacer todo eso.

Comparado con Francia, allí tienen tradición y voluntarios, ¿aquí los habrá o se hacen cosas colaborando con la ciudad?
–Siempre intentamos captar al público de fuera, también al que no puede permitirse venir. Hemos hecho alguna presentación y desfile en Sevilla y Madrid, nos hemos movido con caballos, vestuarios, etc., es una forma de salir del núcleo de Toledo porque todavía hay mucha gente que no lo conoce.

¿Con cuántos actores cuenta?
–En escena son 150 y este año tenemos una grada de 7.000 personas prácticamente llena sobre todo los fines de semana. Pero no solo cuenta el equipo de actores, sino el equipo técnico hace que funcione toda la maquinaria y es un equipo inmenso.

¿El reto entonces es llenarla los días de diario?
–Sí, aunque esos días vienen muchos colegios, hay mucha afluencia y es de agradecer, invito a que la gente pueda venir más.

¿Qué atrae más a los colegios?
–Venir a aprender la Historia de España a través de los espectáculos. A muchos pequeños les cuesta estudiar o asimilar la Historia y venir a un parque en que te cuentan Historia y lo estás viendo… Luego van a clase contándolo todo muy diferente a cuando das las lecciones. Es una forma de aprendizaje.

¿Con qué escena se queda más la gente?
–Con la llegada de Colón, el barco que aparece, es lo que más resuena.

Ahí quizá es particularmente relevante el equipo técnico, aunque no se lleven los aplausos.
–Efectivamente.

¿Qué motiva más en el trabajo?
–El aplauso de la gente es una buena parte de la razón por la que haces y amas este trabajo. Eso también vale para los técnicos, que siempre están en el espectáculo, aunque no se les vea.