Poitiers, cuna de Leonor de Aquitania
Iglesia de Notre-Dame-la-Grande (izq.); el Palacio de los Condes de Poitou-Duques de Aquitania (junto a estas líneas). Fotos: DIEGO FRANCESCH
La visita a la ciudad francesa de Poitiers es un auténtico viaje en el tiempo, ya que desde su fundación por la tribu celta de los pictones hasta la actualidad ha contemplado importantes acontecimientos históricos: desde la batalla que Carlos Martel libró contra los sarracenos en el año 732, al interrogatorio a Juana de Arco por sus visiones o la disolución de los templarios. Además, en época medieval, tiene el privilegio de ser la cuna de Leonor de Aquitania (1122-1204), reina de Francia por su matrimonio con Luis VII y reina de Inglaterra al desposarse después con Enrique Plantagenet, que subió al trono inglés como Enrique II.
Esta boda representó un hecho que cambiaría el curso de la Historia: Aquitania pasó a formar parte de la corona inglesa y se constituyó el Imperio Angevino, que también incluía Inglaterra, Gales, Normandía, Anjou y Maine. Sin embargo, el matrimonio con Enrique estuvo marcado por conflictos e infidelidades y Leonor fue encerrada y tuvo que ser liberada por su hijo, Ricardo Corazón de León. Vivió hasta los 80 años y su influencia fue notable en Inglaterra –como regente cuando su hijo participó en las Cruzadas–, de Francia y también de Castilla –a donde viajó para escoger esposa para Luis VIII–.
Los reyes de Francia e Inglaterra acordaron que el heredero al trono de Francia se casara con una infanta de Castilla. Leonor de Aquitania, ya anciana, se desplazó a Castilla, donde reinaba su hija Leonor Plantagenet, para conocer a sus nietas y decidir cuál sería la futura reina. Aunque debería elegir como prometida del príncipe Luis a la infanta Urraca, hija mayor de los reyes de Castilla, al final escogió a Blanca, su segunda nieta. Con apenas 12 años la infanta se despidió de sus padres y hermanos y emprendió viaje con su abuela a Francia. Poco después, el 22 de mayo de 1200 se celebró la boda de Blanca con el heredero de la corona francesa.
La densa historia de Poitiers se refleja también en su patrimonio artístico: la iglesia de Notre-Dame-la-Grande, una de las joyas del románico francés; el palacio de los Condes de Poitou-Duques de Aquitania; o la iglesia de San Hilario, templo del siglo X y centro de una de las etapas del Camino de Santiago.
Desde el punto de vista gastronómico, las delicias locales con más fama son los macarons de almendra, los quesos de cabra, el aceite de nuez, los chocolates, los vinos, el broyé du Poitou (torta de mantequilla), el tourteau fromager (pastel de queso) y el farci poitevin (pastel de verduras), entre otros productos.
Para los amantes de las compras, Poitiers se caracteriza por la calidad de su artesanía: cerámicas, instrumentos musicales, joyas y sombreros.
Más información:
Oficina de Turismo de Grand Poitiers
45, lugar Charles de Gaulle
86000 Poitiers
Datos prácticos
Cómo llegar:
- En coche. A través de la autopista A10. La N10 también conecta las principales ciudades de Francia.
- En tren. Poitiers está comunicada por el TGV Atlantique y por el LGV, con una estación en el centro de la ciudad y otra en el parque temático Futuroscope (a 10 km).
- En avión. Desde el aeropuerto de Poitiers-Biard, Ryanair ofrece conexiones regulares con Londres, Barcelona y Edimburgo.
Alojamiento:
- Logis Hôtel de l’Europe*** 39 Rue Carnot, 86000. Situado en el centro de Poitiers, el hotel ofrece un ambiente familiar reinterpretando los códigos de la hostelería clásica en una antigua posada del siglo XIX.
Dónde comer:
- The Rooftop, restaurante bistronómico, skybar, terraza y veladas lounge. Bd. de Verdun, 86000. En la imagen superior, sala interior del restaurante y uno de sus platos de temporada: espárragos crujientes, tocino y crema de chalota con pimiento de Espelette.